
Algunas tendencias de comunicación política
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Las nuevas tecnologías han transformado la forma en que los ciudadanos adquieren la información política, discuten en el ámbito político y participan en las actividades políticas.
Trascienden mucho en la sociedad actual las actuaciones individuales y la capacidad de maniobrar de cada político, en particular en el valor que el electorado le otorga a una u otra propuesta; y sucede porque la política va individualizándose.
Las variaciones que se están escenificando en los partidos, en los modelos gubernamentales y en las actuaciones de los propios políticos redefinen las realidades y paradigmas, de manera que en vez de hablarse de democracia representativa, se cambia a participativa; de abordar la política desde escenarios locales y nacionales se trata desde la perspectiva global, no se les denomina electores, sino ciudadanos; los líderes dejan de ser evaluados por el carisma y se les valora su gestión, entre otras destacadas diferencias.
Es por esto que la estrategia de comunicación política en la web es un capítulo más de ese gran Plan Comunicacional que se supone el candidato y su equipo tienen; no es un renglón apartado, sino completamente integrado a las acciones del momento.
El cómo se comunican los candidatos con los ciudadanos se complementa con las nuevas tecnologías: correos electrónicos, blogs temáticos, páginas webs, medios sociales virtuales (y sus correspondientes podcast, reels, lives, etc.) forman la base de la política 2.0, la cual avanza convirtiéndose en la edición 3.0. La 1.0 consistió en la lectura, navegación y consulta de diferentes páginas con información, así como en la concepción de contenidos online a partir de los offline; la 2.0 en la producción de productos informativos y de intercambio exclusivamente para la red, y la 3.0 en la incursión de los ciudadanos en la creación y difusión de mensajes.
Ya a la ciudadanía que se le ha convocado a unas votaciones internas de un partido a través de alguna plataforma virtual. Pero más allá, cada vez se ve con mayor claridad que el lugar de encuentro entre los ciudadanos y ciudadanas en materia electoral será su computadora o dispositivo móvil conectado a internet. Pero los augurios no se quedan ahí.
La denominada «política 2.0», que no es más que ejercer esta actividad pública en la red, posibilita el surgimiento de candidatos y representantes políticos apartidistas, los cuales tienen su espacio en internet, sus miles de seguidores y propuestas socializadas. Sucede por varias razones: el descreimiento ciudadano en los partidos, el bajo costo de difusión que suponen los contenidos virtuales, la demanda de participación y debate constante por parte de los usuarios, entre otras.
Competir significa crear e innovar. Los políticos tienen que perfilar sus mensajes con mayor profesionalidad y compartirlos con sus públicos con efectividad, mediante técnicas que los «vendan», haciéndole sentir al actual y futuro votante cierta cercanía y afinidad.
Actualmente, eso sucede gracias a la posibilidad de micro dirigir los mensajes a pequeños segmentos electorales, es decir, los candidatos pueden comunicarse de un modo que sólo reciben sus contenidos los objetivos previstos. Es así como abordan temas controversiales (y que pudieran ponerle entre la espada y la pared por mostrarse de acuerdo con alguno) sólo con aquellos interesados en conocer su opinión al respecto.
Ya en pasadas elecciones de otros países se vio que en la campaña electoral se hablaron los temas polémicos sólo en un 1% en la televisión; mientras que más de un 25% de la publicidad directa enviada por los candidatos y partidos sí los consideraron. Se trata de distintos votantes que reciben mensajes diferentes al mismo tiempo.
El contacto con los votantes sobre la base de las relaciones preexistentes y las redes sociales es especialmente valioso para la política electoral como complemento a los programas de campo organizados.
Es eso lo que pudiera llamarse «nuevo activismo digital» en sustitución del voluntariado tradicional. Por eso, ya cualquier simpatizante puede hacer sus propios anuncios políticos según el público al cual los va a dirigir (generalmente familiares y amigos), adecuando el mensaje al conocimiento que posee de cada uno de ellos y creando sus comunidades virtuales. Hacer que los activistas produzcan contenidos para la campaña y documenten lo que va sucediendo son grandes oportunidades que tienen los partidos y candidatos hoy en día.