Andar caminos trazados por unos es difícil. Andar los desconocidos por todos, aún más. En los primeros, los tramos angostos, las pendientes y los valles son advertidos por quienes los han recorrido. Los segundos, al ser vírgenes, no están marcados por las estrías de las cargas ni las huellas del viajero. Para los primeros necesitaríamos…
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