Lecciones aprendidas
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El politólogo francés Maurice Duverger definió los partidos como «una comunidad de estructura particular, caracterizada principalmente por las relaciones internas entre los miembros de la comunidad»; Giovanni Sartori, lo ve como cualquier grupo… identificado con una etiqueta oficial que se presenta a las elecciones… y puede sacar libres o no candidatos a cargos públicos». Las elecciones internas o externas son momentos decisivos de la vida del partido, porque amplía su espacio electoral y moviliza su maquinaria en busca del voto.
En las elecciones de este año 2024, los partidos tendrán que probar si la madurez democrática de ellos y sus actores es similar a la alcanzada en los ordenamientos jurídicos electorales. Y ese discernimiento logrado lo demostraran, cuando acepten los resultados electorales aun cuando fueran desfavorables. Y es que la inmadurez política es una de las debilidades que deja crisis interna y lleva la organización a la división.
Los partidos políticos deben trabajar la madurez política para aceptar, sin crear caos y desconcierto cuando pierdan los procesos electorales. De cara a los comicios de febrero, muchos perdedores no aceptaron los resultados internos finales y otros los acogieron y hasta se sometieron ante las reservas de sus posiciones con disciplinada partidaria.
El aceptar la decisión de su dirigencia y la base muestran madurez, pues son capaces de someterse –interna o externa– a los resultados electorales aun cuando fueran adversos. La existencia de los partidos políticos está vinculada al momento en el que el sistema político alcanzó la madurez que permite a sus actores participar en la toma de decisiones.
Le costó lágrimas, sangre, muertes, acérrimas enemistades, encierros, persecuciones y varias divisiones, pero todo parece indicar que las amargas lecciones que da la vida fueron asimiladas por los ex miembros del Partido Revolucionario Dominicano, después de fundar el Partido Revolucionario Moderno, tras un largo y tortuoso divorcio –por incompatibilidad de caracteres– con Miguel Vargas Maldonado.
Los conocedores de las luchas fratricidas y en especial la oposición política, quedó con la «cara larga», pues el actual momento era idílico para esperar un resultado divisorio en el PRM, el proceso de primarias y encuestas para elegir candidaturas en los distintos niveles de elección, dio al traste con las aspiraciones de repetir en sus cargos a varios legisladores y alcaldes, sin embargo, no se escuchó el grito de guerra de los desfavorecidos. Es preciso traer a colación el refrán «mejor arriba con presión, que abajo con depresión», esto encaja en el actual momento, aunque en el pasado no fue una limitante autodestructiva para el partido blanco del jacho prendido.
Martín Ediberto Nolasco Vargas (Valverde); Milcíades Franjul (Peravia); Melania Salvador (Bahoruco); Lenin Valdez López (Monte Plata) y Ramón Antonio Pimentel (Montecristi); Faride Raful (Distrito Nacional) y este último, Eduardo Estrella (Santiago), aunque no pertenece al PRM es uno de sus aliados. Actuales senadores que, en lugar de sublevarse como era la costumbre, asimilaron el golpe con filosofía y –a algunos– les asignaron funciones dentro de las campañas electorales municipales, presidenciales y congresuales.
Esta misma situación se vivió en todos los niveles de elección, incluida la presidencia, pasado el proceso interno, se observa la reducción de críticas ácidas del Dr. Guido Gómez Mazara y del Ing. Ramón Alburquerque, ambos con actitudes bélicas de mayor intensidad que la ofrecida por los partidos de oposición. Hoy están integrados y trabajando por la continuidad de su partido en el poder.
También, decenas de alcaldes y regidores que saltaron de otros partidos perdieron en los torneos internos y no levantaron el hacha de guerra, tales son los casos de Manuel Jiménez (Santo Domingo Este), José Montás (San Cristóbal) y José Andújar (Santo Domingo Oeste), entre otros, integrados activamente.
Desconozco si la alta dirigencia del PRM ha regado en sus filas escopolamina (burundanga, droga que adormece a la víctima dejándola a su merced), si es la capacidad gerencial, de concertación del presidente Abinader o la madurez que llegó para evitar los trances llamando la militancia al saqueo y a movilizaciones, que lo único que hizo fue causarle daño en el pasado, sacando el partido del poder e impidiendo que llegue al mismo. Lecciones aprendidas, llegó la madurez.