
La creación del poder
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La campaña permite a partidos y candidatos llevar mensajes que motiven a los electores a votar por ellos. Sin embargo, con la llegada de la década de los años ochenta en América Latina cambió, no sólo en las estructuras económicas y políticas, sino que llegó a la campaña política electoral la revolución tecnológica que instituyó una sociedad sustentada en la información, comunicación y el conocimiento.
Estos cambios tecnológicos estimulados en la sociedad, provocaron cuestionamientos que afectaron la autonomía y equilibrio de las elecciones en el desarrollo de las campañas, condición que es distinta en la práctica, reproducción, aprobación y vigilancia del poder público, pues trajo consigo la sociedad de la información y el conocimiento, tal como lo planteó Manuel Castells (1997), afirmando que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes de la productividad y poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este período histórico.
Esta sociedad de la información se identifica por el conocimiento y los esfuerzos por convertir la información en conocimiento como plantea Ortiz Chaparro, 1995. Hoy en día, la creación del poder está profundamente vinculada a la distribución, manipulación de la información y el conocimiento como parte importante de las actividades cotidianas de los candidatos y partidos en la realización de sus campañas, para la cual necesitan además de los recursos económicos y tranquilidad para lograr el bienestar, de un equipo de profesionales y especialistas que realicen una amplia estrategia y gestión de comunicación política electoral.
Una campaña política electoral no se origina ni se monta sola, requiere de un equipo de hombres y mujeres profesionales especializados en sus áreas que trabajen junto al candidato para lograr el éxito final, conquistar la nominación o puesto de elección que aspira.
En este proceso de búsqueda de una aspiración los políticos -de esta generación- tienen claro que deben contar con un equipo de comunicación y estratega político electoral que trabajen junto al postulante y sepan cuál es el trabajo a desarrollar. Estos integrantes deberán tener conocimiento y experiencia sobre la política y su rol como responsables de la comunicación; y aunque existen diversos modelos de organigramas sobre la conformación del equipo de campaña, tanto en Europa, Estados Unidos y América Latina, están de acuerdo en establecer la existencia de áreas fundamentales para que funcione bien este equipo de comunicación; dependiendo -evidentemente- de la magnitud de la candidatura, este deberá hacerse acompañar de asesores políticos especializados en encuestas y sondeos, director de programa y asesores legales.
En tal sentido, el equipo está integrado por comunicadores, publicistas, diseñadores gráficos, mercadólogos, cientistas sociales, psicólogos, politólogos, manager media, etc. Todos juntos conjugarán sus conocimientos para elaborar un Plan Estratégico de comunicación y campaña, fundado en el marketing político que lleve al candidato a lograr el poder. Junto a este grupo, también trabajan militantes y simpatizantes del partido en asuntos relativos a las tácticas y estrategia de la campaña.
Aunque no existe una ordenanza estándar que establezca lo que debe ser la estructura y funcionamiento del equipo de comunicación de campaña; sí existen las acciones a desarrollar para lograr ganar las elecciones, como son profesionales que creen y ejecuten la estrategia, trabajen al lado del candidato en las actividades diarias, administran los presupuestos, capacidad de organización y habilidades relacionales, capaz de mantener la cabeza fría para juzgar y enfrentar situaciones que acontezcan y no temer en la toma de decisiones operativas para poder dirigir la campaña.
Finalmente, esta composición del equipo está integrado por expertos variados y heterogéneas, especialistas que manejan el comportamiento humano, conozcan la realidad psicosocial, el mercado, medios masivos de comunicación y estrategia de comunicación. Porque las campañas son auténticas batallas entre candidatos, partidos, movimientos y proyectos políticos y grupos de poder por ocupar los espacios de representación pública.