
Por una campaña electoral programática, austera y pacífica
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Cuando los partidos políticos aprueban y presentan las candidaturas, dejan libres las puertas para que la ciudadanía se envuelve de forma activa en la campaña electoral, proceso que siempre está antecedido por los conflictos internos generados por las aspiraciones de sus dirigentes, miembros y simpatizantes.
De ahí que se hace necesario el compromiso de las fuerzas políticas, para desarrollar una campaña electoral programática, austera y pacífica que contribuya a dignificar la política y fortalecer nuestro sistema democrático y de partidos.
Las campañas electorales constituyen desafíos para las candidaturas y partidos, en aspectos que envuelven no sólo a esas organizaciones, sino, también a la ciudadanía, la cual es necesario entenderla en estos tiempos heterogéneos y espinosos al momento de iniciar el torneo que marca el tono de las promociones que hacen los oferentes o aspirantes a obtener el favor del electorado.
Estos aspirantes, en sus eslóganes tratan de transmitir un mensaje diferente al elector que, no siempre, representa solucionar las necesidades del pueblo; sin embargo, constantemente sectores de la sociedad, organizaciones sociales y ciudadanos conscientes, piden a los partidos políticos y candidatos superar el clientelismo y que en sus propuestas predomine, como base fundamental de sus campañas, el respeto a la dignidad de la persona, el debate de las ideas y programas de gobierno.
El programa de trabajo debe ser conocido y ordenado por los candidatos y políticos, en base a lo que la gente ambiciona, para poder incluir soluciones que respondan a esas necesidades, un reto que enfrentan y que deben superar en lo inmediato.
Los partidos, agrupaciones y movimientos políticos tienen la responsabilidad de propiciar un certamen en el que predomine un ambiente que favorezca al debate de ideas y la discusión de los temas fundamentales que le preocupan al país y no los ataques y agravios particulares; Se hace urgente que nuestros políticos ofrezcan en sus propuestas acciones inspiradas en el fortalecimiento de la democracia, la mesura, el respeto a los derechos humanos y al civismo.
Concentrar la cruzada en la figura del candidato, convierte la campaña electoral en una lucha de imagen, sin que exista una propuesta, pues «el candidato» es la única oferta. Quien -en la mayoría de los casos- es exhibido como el «salvador o Dios» sin el cual resulta imposible la solución de los problemas nacionales y haciendo énfasis en su propaganda y en la descalificación del adversario, a quien se le atribuye propiciar la crisis y problemas nacionales.
Es necesario, que los candidatos tengan claro que una elección se gana, además de la suma de sectores de la sociedad que aprueben una propuesta o se identifican con un candidato, se debe tener claro un programa de trabajo que responda a las necesidades fundamentales del pueblo, una campaña que proporcione ideas y un argumento que permita al candidato obtener la mayor cantidad posible de votos para poder ganar la elección.
Asimismo, deben gestionar los mecanismos que eficienticen los altos gastos de campaña, reducir su acostumbrado derroche de recursos económicos, el uso de las propiedades del Estado y eliminar las prácticas clientelistas que corrompen al ser humano y menoscaba la calidad del sistema político dominicano.
Una campaña basada en el fortalecimiento de las instituciones democráticas, que garantice la libertad y el respeto a los derechos básicos de la ciudadanía, la institucionalidad y comprometerse a promover en dirigentes, militancia y simpatizantes la no-violencia, evitar la agresividad en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea verbal o física y mensajes violentos, deshonrosos, irreverentes o antojadizos, a fin de propiciar un clima de entendimiento, el diálogo e integración de las personas en el proceso democrático.
Finalmente, entiendo que la campaña electoral para cualquier elección, debe efectuarse en un ambiente de paz, que propicie el debate de ideas y discusiones con fundamentos y no, únicamente, que promueva las imágenes de candidatos que agreden, ensucian calles, paredes, árboles, contenes sin más propuesta que no sea la imagen o su foto. La celebración de la contienda electoral, debe transformarse en la base para la concertación entre los distintos agentes, a fin de alcanzar el desarrollo integral de la nación y el sistema de partidos.