
2023, el año de Miguel Vargas
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Este 2023 será un año determinante para la República Dominicana. El desafío que el crimen ha plantado al Estado, a cuyo gobierno le ha quedado grande, el reto de una economía global con proyecciones nada halagüeñas y el desplome estrepitoso del sistema educativo nacional, obligan a los ciudadanos a aprovechar este año preelectoral para medir con precisión la opción opositora que ganará su favor en 2024.
En un hecho inaudito en la historia republicana, este es el único gobierno en que todos los sectores han tenido un pronunciado deterioro que abarca un retroceso importante en cada ámbito. Para muestra una cifra: por primera vez desde la administración de Hipólito Mejía, los dominicanos pagamos más por concepto de interés de la deuda pública (3% del PIB), que lo que se invierte como gasto de capital por parte (1.6% del PIB).
La situación en que dejará al país la gestión de Luis Abinader obligará a los votantes a escoger un sucesor que tenga el suficiente carácter, arrojo, determinación y, sobre todo, visión de futuro y una altísima capacidad de trabajo para reconstruir la nación y colocarla nuevamente en la ruta del desarrollo en que lo dejaron los gobiernos de Danilo y Leonel.
Ahora que Miguel Vargas anunció al país que presentará candidatura presidencial para el año 2024, reproduzco aquí algunas de las reflexiones que hice sobre esa posibilidad hace unos meses, en el espacio que amablemente me concede País Político:
Al hacer un repaso por las opciones alternativas al gobernante de turno, aunque cada uno de ellos tiene valores importantes que ofrecerle al electorado dominicano (Abel Martinez, eficiencia y audacia; Francisco Dominguez Brito, transparencia e innovación; Leonel Fernandez, experiencia y visión; Margarita Cedeño, sensibilidad y vocación de servicio) el único líder político dominicano que reúne todas las cualidades necesarias para sacar al país de la calamitosa situación en que se encuentra es Miguel Vargas Maldonado”.
«No voy a repetir aquí que el presidente del Partido Revolucionario Dominicano ha sido el mejor ministro de Relaciones Exteriores de nuestra historia, ni tampoco elogiaré su fructífera gestión al frente del Ministerio de Obras Públicas. Tan solo me limitaré a expresar que Miguel Vargas tiene el extraño mérito de haber sido el mejor funcionario de un pésimo gobierno (el de Hipólito Mejía) y el mejor ministro de una excelente administración (la de Danilo Medina)».
«Muy pocas veces un hombre exitoso en el sector privado repite la hazaña en el manejo del Estado. Por el contrario, la historia está repleta de casos en los que el empresario próspero que decide entrar en la actividad política fracasa como gobernante o funcionario. Vargas Maldonado es el único político dominicano con una fructífera obra tanto en lo público, como en lo privado».
«Sin embargo, ni la eficiencia demostrada como funcionario público, ni su éxito en el sector de la construcción, ni su característica prudencia me conducen a pensar en él como el presidente que este país necesita para salir del atolladero en que lo tiene metido la actual administración. Las cualidades que me llevan a identificarle como la alternativa para el 2024 son: resiliencia y templanza».
«Como prueba de su templanza, ha preferido enfocarse en trabajar por las ideas en las que cree y en ejercer la política de manera propositiva, a tal punto que, hasta el día de hoy, no se conoce una sola declaración suya que pueda interpretarse como hiriente u ofensiva».
«Lo más admirable de este extraordinario ser humano es que, en vez de lamentar los daños ocasionados por los dardos envenenados que a menudo le lanzan o de victimizarse por la intensa y extensa campaña de descrédito que busca desfigurar su imagen pública (no sin cierto éxito), persevera en el objetivo de ver cristalizada su visión de país convirtiendo cada adversidad que enfrenta en un peldaño más hacia la cima. Con esa actitud pone de manifiesto que es un hombre resiliente, que no se amilana ante nada, ni nadie».
Vistas todas las virtudes que adornan a Miguel Vargas, pienso que el 2023 entraña un gran desafío para él: convencer a la mayoría de los dominicanos que sus manos son las más firmes y seguras para conducir el barco de la nación.
El reto de articular una mayoría ciudadana para darle un rumbo correcto al país, tiene una primera parada que Miguel Vargas debe hacer primero: su validación por otros cuatro años como presidente del Partido Revolucionario Dominicano. Sus logros al frente del PRD, quizás ameriten una nueva reflexión, sin embargo debo decir que los perredeístas de buena voluntad y que aspiran a un partido comprometido con los ideales de Peña Gómez, sabemos que Miguel representa la única vía para realizarlos.
Personalmente, en mi última convención votaré por Miguel para presidente del PRD por otros cuatro años y en 2024 depositaré en la urna mi confianza en Vargas Maldonado para que sea el jefe del Estado dominicano hasta 2028, por lo menos.