
Retos del liderazgo | Danilo Medina (1)
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Pocos presidentes logran salir políticamente ilesos del Palacio Nacional al concluir su gestión. La dinámica que prevalece desde el tiranicidio de mayo de 1961 ha producido un liderazgo renuente a disfrutar de un retiro digno. Incluso cuando estos mandatarios están en pleno ejercicio de sus funciones, ni siquiera toman tiempo de ocio para salir de vacaciones, derecho que legalmente les asiste como a cualquier otro servidor de la administración pública. El presidente dominicano se retira cuando la vida termina.
Aún fuera del ejercicio del desempeño presidencial, los expresidentes siguen gravitando en la política. Danilo Medina, entre los tres exgobernantes dominicanos activos, es el que menos tiempo tiene con esa condición. Fue desalojado del Palacio por el triunfo del Cambio, en el 2020, cuando Luis Abinader le sucedió en el cargo. Medina es un político agudo, que en el 2012 logró su objetivo de ganar la Presidencia, con el apoyo prácticamente incondicional de Leonel Fernández, su compañero de turno y líder indiscutible del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y además Presidente de la República.
Desde ese momento y de manera sistemática, Medina se dedicó –junto a su círculo político cercano, unos con menos sentido de la historia que otros– en torpedear o reducir el liderazgo que encarnaba Leonel, a un punto que incidió de manera directa en la escogencia de su delfín en las cuestionadas primarias internas de octubre del 2019, provocando la renuncia irrevocable del político que mantuvo al PLD en la Presidencia durante tres períodos constitucionales, y jugó un papel fundamental en mantenerlo en el poder por otros dos mandatos.
Danilo Medina, sin duda todavía un político con la cuota de poder que conserva un expresidente de la República con poco tiempo fuera del ejercicio y, presidente de uno de los tres partidos mayoritarios de gran arraigo, volvió al ruedo hace poco con las denominadas «visitas sorpresas» que le retribuyeron un envidiable capital político, pero mientras era Presidente. Ahora sorprende la discrecionalidad y el impacto que provocan estos recorridos de Danilo, reuniones en la que predomina un contacto cara a cara con productores agrícolas de todas las regiones del país.
No se puede obviar el implacable impacto que han provocado los casos judiciales contra algunos de sus hermanos y ex funcionarios de alto perfil de sus Gobiernos. Sobre sus espaldas, Danilo Medina salió cargando pesado, en su trayecto a una nueva cita electoral, con un PLD que se enfrenta a una nueva encrucijada, con dirigentes municipales electos que abandonan sus filas sistemáticamente, con un virtual candidato presidencial en desventaja frente a quienes ya son sus virtuales contrincantes y sin tener a disposición el «aparato estatal que lo venció en las primarias internas del 2007», recursos privilegiados que facilitaron, posteriormente, el triunfo de lo que con certeza consideró «su Congreso». Su liderazgo se enfrenta, ineludiblemente, a si en el 2024 podrá incidir de manera directa en una victoria en las primeras elecciones presidenciales del alcalde Abel Martínez.