
La masacre de un río
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Haití suele unir a los dominicanos cuando rebrota un nuevo conflicto entre los dos países que conforman la isla. En un año preelectoral, el discurso se manifiesta indistintamente de acuerdo al color del cristal del partido. El desvío del río Masacre o Dajabón provocado por haitianos a través de un canal construcción en dirección a sus tierras, generó toda la semana todo tipo de reacciones suscitadas por la inesperada acción que, sin duda, afecta este afluente del lado dominicano.
La reacción del Gobierno no se hizo esperar. Un contingente de soldados fue movilizado por aire y tierra para resguardar la frontera ante el inimaginable acontecimiento. El Presidente Luis Abinader dispuso el cierre de la frontera, otro tema que une y divide a la vez. Es sumamente difícil poner sobre la balanza de la razón para determinar qué puede ser más perjudicial para la economía del país, si mantener el cierre total de ese punto estratégico o volver a la posición anterior. El intercambio comercial entre Haití y Dominicana supone un volumen significativo de productos de diferentes tipos que sirve eficientemente el sector nacional.
Todavía ayer, las puertas que abren y cierran la frontera se mantenían inmóviles. Y cada día que pasa, el comercio también. Por un lado, a este lado de la isla, se espera la reducción en el precio de algunos productos que en grandes cantidades se comercializan en esa región y que ahora estarán a disponibilidad del mercado nacional. Buena nueva. ¿Hasta qué punto los comerciantes podrán resguardar con efectividad su producción? Queda esperar.
Haití sigue sumido en una crisis institucional que no tiene fin. Que sus autoridades a la fecha no hayan reaccionado para frenar acciones como esa, pone un grado de presión muy alto al gobierno dominicano. Y no es que la seguridad del pueblo esté en peligro, ni mucho menos. Pero resulta cuesta arriba para cualquier Presidente poder maniobrar en torno al desorden que impera en el lado oeste de la isla.
El Presidente Luis Abinader está en Nueva York para participar en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde volverá a exponer la posición oficial ante la comunidad internacional para seguir sensibilizando a la comunidad internacional para que para que vaya en auxilio de Haití. «El problema de Haití ya no está en Haití, está en manos de la comunidad internacional», insistió en un conversatorio previo sostenido con estudiantes de la Columbia University. No podemos esperar mucho al respecto, y ojalá estemos equivocados.