
RD sin plan de crisis ante problemática con Haití
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¿Posee la República Dominicana un plan de gestión de crisis de comunicación para el capítulo del manejo del tema migratorio? Pues, en una búsqueda por los diferentes órganos de comunicación institucional, al parecer no existe un plan estratégico de prevención, abordaje y restauración de la imagen ante cualquier situación adversa que pudieran causar las decisiones que, como Estado, la República Dominicana ha decidido asumir ante la crisis del manejo de la situación de los inmigrantes haitianos.
Como contexto: causas diversas han generado la problemática planteada con la migración creciente de haitianos a nuestro país. Podemos comenzar por las consecuencias generadas de la invasión de Haití a la República Dominicana en 1822, durante un período de 22 años, pasando por la matanza genocida de la dictadura trujillista, perpetrada en el año 1937, en la cual, citando a BBC Mundo, «los historiadores estiman que entre 9,000 y 20,000 haitianos fueron asesinados en la República Dominicana bajo las órdenes del líder militar Rafael Trujillo»; por otro lado, los manejos del traslado y forma de contrato de los trabajadores de la caña y de zonas agrícolas por los gobiernos haitiano y dominicano.
Del mismo modo, parte de los antecedentes son los diversos informes producidos por organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), destacando las prácticas anti derechos humanos implementadas en el país y la gestión estratégica de políticos haitianos responsabilizando y culpabilizando a las administraciones dominicanas respecto de la desventura o trato inhumano recibido por sus connacionales en nuestro territorio.
Se suma a todo esto la sentencia 168-13, emitida el 23 de marzo de 2013, por el Tribunal Constitucional de República Dominicana, mediante la cual dominicanos de origen haitiano, de acuerdo al investigador Wilfredo Lozano, se les coloca «en una verdadera situación de apatridia». El experto difunde este dato en la revista Nueva Sociedad.
Ante estos y otros hechos, que se han repetido por años, la República Dominicana ha recibido la sanción moral de parte de organismos e instituciones internacionales que abogan por las garantía de los derechos humanos, cuyo manejo nuestro ha evidenciado que el Estado dominicano no ha diseñado un plan ante la crisis que le han generado las disposiciones asumidas como nación frente al problema de la migración haitiana.

Por eso, ante las verdades en cuanto al mal trato de ciudadanos haitianos, y las mentiras manejadas o manipuladas por políticos haitianos, República Dominicana ha perdido la batalla, ha salido lesionada, y la versión haitiana de ser víctimas de un golpeo sistemático del gobierno criollo es la que se ha posicionado globalmente.
Ha quedado evidenciado el hecho de que a pesar de que los políticos haitianos no gestionan favorablemente el desarrollo de su país, sí han realizado la tarea de manejar el relacionamiento internacional y la incidencia pública para despojarse de cualquier responsabilidad.
En primer lugar, todos los expertos en manejo de crisis de comunicación explican que ante las posibles situaciones que puedan vulnerar la imagen de una marca país, como lo es la República Dominicana, quien representa su vocería debe llevar como arma una estrategia de gestión, y que antes de la estrategia deben documentarse todos los temas que representan riesgo reputacional, aspecto que debe ser consensuado con una muestra representativa de los públicos que tienen incidencia a nivel político y social en el territorio nacional.
Posterior a ese consenso nacional respecto a cuáles son los temas que generarían la crisis, hay que elaborar las estrategias de abordaje de estos escenarios ya mapeados, y establecer cuál va a ser la ruta de acción antes, durante y después de esa situación negativa, porque hay un proceso que lleva ese dimensionamiento, que ayuda a cuidar y curar la imagen nacional, que no ha sido atendida por falta de una visión estratégica al respecto.
Los gobernantes dominicanos tradicionalmente han entendido que la forma de gestionar las crisis de comunicación provocadas por las decisiones respecto de la migración haitiana es suficiente con su popularidad, liderazgo o con el hecho de acudir a pronunciar un discurso ante foros de organismos internacionales de manera reactiva cuando se ha presentado la situación comunicacional. Un gran error. Esa visión de afrontar la situación es lo que ha puesto al país en desventaja permanente frente a unos líderes políticos haitianos, que aún siendo responsables de la situación que lleva a sus compatriotas a emigrar, se enfocan en visibilizar y posicionar las faltas, supuestas o reales, del país vecino como mecanismo de distracción a su responsabilidad en el conflicto.
Tampoco a nivel estratégico los gobiernos nuestros han sabido gestionar el buen posicionamiento internacional, amparado en esa obra de responsabilidad social implementada de buena gana con el vecino país. Es que no se han ocupado más que de reaccionar cuando ya está armada la situación, y eso nos sitúa en un estadío de clara desventaja.
El Gobierno dominicano, como ejecutivo de las políticas de Estado y responsable constitucionalmente de la política exterior de la nación, debe involucrarse en la elaboración de un plan de gestión y manejo de crisis reputacional, de modo que la imagen de la marca país tenga una proyección diferente respecto al abordaje de la problemática de la migración haitiana.