
Marx, Hayek y Keynes comprando bitcoins
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En la década de 1970, Friedrich Hayek sugirió que las empresas privadas emitieran dinero como solución a la inflación. Aplicada, esta idea quiere decir que el Estado perdería el monopolio de la emisión del dinero.
Hayek sistematizó la propuesta en La desnacionalización del dinero, un librito de 1976 donde dice que el monopolio de la emisión del dinero causa las épocas periódicas de desempleo y depresión que sufren los Estados.
«Concebimos la abolición del monopolio estatal sobre el dinero como un medio para prevenir los ciclos de inflación y deflación que han azotado al mundo durante los últimos 60 años… Se trata también del remedio para… los ciclos periódicos de depresión y desempleo… del capitalismo» (Ediciones Folio, 1996, página 134).
Su propuesta rompía con la economía monetaria dirigida encabezada por los bancos centrales.
Muchos no creyeron que la idea de Hayek se materializara. Es imposible que él mismo viera su alcance.
Años después, la llegada de las criptomonedas renovó las ideas de Hayek en esta materia.
Se ha sugerido que Hayek rechazaría la implementación de las criptomonedas como dinero en el mercado (D. Sanz-Bas, Hayek and the cryptocurrency revolution, revista Iberian Journal of the History of Economic Thought, volumen 7, número 1, año 2020, páginas 15-28).
Pero asombra la actualidad de su libro donde, más que predecir, propone la emisión de dinero privado en un sistema competitivo como si se tratase de mercancía.
«Siempre hemos tenido dinero malo porque nunca se ha permitido a la empresa privada ofrecernos uno mejor», dice Hayek en la página 136 del libro citado.
Economistas como Milton Friedman, David H. Howard y Lawrence H. White criticaron las ideas de Hayek antes de que el Banco Central Europeo viera en La desnacionalización del dinero el antecedente teórico del uso del bitcoin como paradigma de la descentralización del dinero.
Después está Keynes.
Para muchos, la idea de una moneda global se remonta a la propuesta de bancor de John Maynard Keynes.
Quizás olvidando que la criptomoneda es naturalmente universal, se sugiere que la tecnología que posibilitó la creación de moneda digital viabiliza un proyecto de criptomoneda global (ver Rosa M. Lastra L., En defensa del dinero público digital, revista El trimestre económico, número 356, año 2022, páginas 1007-1032).
Salvando las diferencias, el siguiente párrafo sobre el bancor evoca blockchain de tecnología analógica y esquematiza la oposición entre Keynes y Hayek sobre el papel del Estado en el monopolio de la emisión del dinero:
«Bancor no sería una moneda internacional. Sería una unidad de cuenta para rastrear los flujos internacionales de activos y pasivos que se realizaría a través de (un organismo que iba a llamarse) la Unión Internacional de Compensación» (en.wikipedia.org/wiki/Bancor).
Entre Hayek y Keynes está Marx.
A la vista del trabajo de Hayek y a pesar de las críticas, parece que el Banco Central Europeo tiene razón, lo que asigna a este pensador un papel distinto que el de Karl Marx en los debates acerca de las criptomonedas.
La obra de Marx, como es costumbre, se utiliza de un modo comparativo. En este caso, como en otros, sirve para especular sobre la bondad o la maldad del capitalismo a la luz de los modelos de análisis marxistas (por ejemplo, Cristopher Morales B., «¿Otro dinero es posible?», revista Teknokultura, volumen 17, número 2, año 2020, páginas 141-148).
Sea cual sea el uso que den a la respuesta, la pregunta de los marxistas vuelve a ser si esto es una alternativa al capitalismo o si es más capitalismo.