
El eterno retorno del frío
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Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre la incidencia del frío en el desenlace de las incursiones de Carlos XII de Suecia, Napoleón Bonaparte y Adolf Hitler en Rusia.
En los tres casos los rusos, conscientes del poder del frío, utilizaron la táctica de permitir que el invasor se adentrara en su territorio lo suficiente para que el invierno se ocupase de él. Debilitado el adversario y reducido por la inclemencia del tiempo, enfrentarlo fue tarea más fácil. En los tres casos, la trampa del frío diezmó los ejércitos o retrasó su avance o su retirada.
Jorge Luis Borges conocía sin duda las dos primeras historias cuando escribió su Historia de la eternidad en la década de 1930. El tercer episodio se desarrollaría pocos años después, durante la Segunda Guerra Mundial y Borges lo conocería en revisiones posteriores de su obra.
En el ensayo «Concepciones del tiempo en Jorge Luis Borges», publicado en la revista argentina Tábano en el año 2009, Guillermo Barber Soler reflexiona sobre la trayectoria bidireccional y hasta multidireccional («El jardín de los senderos que se bifurcan») que puede tomar un hecho en su relación con el tiempo. Si es posible que Sísifo baje a por la roca desde la cumbre para subir otra vez con ella, entonces no debe negarse que sea posible lo contrario, o sea, que Sísifo pueda cargar con la roca desde el pico para que al llegar al valle la piedra escape de sus manos y ruede cuesta arriba otra vez. Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
En su ensayo, Barber Soler habla del tiempo isótropo y dice que en el año «1948, el físico Richard Feynman mostró que la simetría temporal existe en las trayectorias de las partículas-antipartículas. Probó que una antipartícula moviéndose hacia delante en el tiempo es el equivalente matemático a una partícula moviéndose hacia atrás en el tiempo».
En alguna edición de sus escritos posterior al año 1940, Borges, en defensa de la circularidad del tiempo, cita Investigación sobre el significado y la verdad de Bertrand Russell, quien dice que muchos «escritores opinan que la historia es cíclica… Diremos que el estado posterior es numéricamente idéntico al anterior; no podemos decir que ese estado ocurre dos veces, pues ello postularía un sistema cronológico que la hipótesis nos prohíbe. El caso equivaldría al de un hombre que da la vuelta al mundo: no dice que el punto de partida y el punto de llegada son dos lugares diferentes pero muy parecidos; dice que son el mismo lugar. La hipótesis de que la historia es cíclica puede enunciarse de esta manera: formemos el conjunto de todas las circunstancias contemporáneas de una circunstancia determinada; en ciertos casos todo el conjunto se precede a sí mismo».
Carlos XII irrumpió en territorio ruso en el siglo XVIII, Napoleón en el siglo XIX y Hitler en el siglo XX. El invierno iniciará oficialmente el día 21 de diciembre del año 2022. Las diferencias entre Europa y Rusia por la invasión de Putin a Ucrania y la consiguiente crisis del gas permiten imaginar un escenario borgeano en el siglo XXI. Europa no irá al invierno ruso, pero el invierno ruso vendrá a Europa. Se dice que, por suerte, la crisis del gas no será una tragedia, al menos este invierno no; pero, además de la búsqueda de soluciones y alternativas en la que están inmersos los países europeos, el hecho hace pensar en la circularidad del tiempo y en la multidireccionalidad de los acontecimientos.