
Las presidenciables, la esperanza de la mujer política
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Los dominicanos nunca han elegido a una mujer para la Presidencia de la República. Un cargo electoralmente votado para los hombres. En el 2000, Milagros Ortiz Bosch se postuló como candidata del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y perdió frente a un imbatible Hipólito Mejía, que luego ganaría las elecciones nacionales. Fue elegida como vicepresidenta.
Margarita Cedeño, tras desistir de sus aspiraciones a la candidatura presidencial en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en el 2011, es elegida como compañera de boleta de Danilo Medina y ejerció como vicepresidenta del 2012 al 2020. Intentó una nueva vez ser la apuesta del peledeísmo en el 2019, pero cayó frente al alcalde de Santiago de los Caballeros, Abel Martínez.
Entre el 2000 y el 2020, Milagros Ortiz Bosch y Margarita Cedeño representaron la esperanza femenina que pudo dar políticamente un salto cuantitativo que no pudo ser: sentarse en la silla de alfileres, en el codiciado despacho del Palacio Nacional. ¿Ciclo cerrado? Podría ser, tanto para una, aunque no de un todo para la segunda.
Todo ello para situarnos en el presente y mirar en perspectiva las elecciones del 19 de mayo del 2024, donde acudirán dos mujeres como candidatas presidenciales, por dos partidos que por su condición de «emergente» o de «minoría» trabajan para lograr posicionarse en el electorado con sus ojos puestos más en el futuro.

En esas dos décadas del siglo XXI la mujer ha tenido un techo: la vicepresidencia. Que no está nada mal para un mundo que sí ha tenido sus presidentas, pero históricamente en menor proporción que su contraparte masculino. Estados Unidos, por ejemplo, no ha tenido una mujer en la Casa Blanca y Hillary Clinton fue la que estuvo más cerca de romper con esa tradición centenaria, cuando perdió en el 2016 frente al empresario Donald Trump.
Lo que las mueve
Nueve propuestas presidenciales están definidas, siete hombres y dos mujeres. En su proclamación celebrada el pasado domingo, Virginia Antares delineó el contexto en que su organización se encuentra en este punto: «Estamos construyendo este partido para hoy, para el presente, pero también para el mediano y largo plazo. Que no les quepa ninguna duda: lo que estamos articulando en Opción Democrática es el único proyecto político verdaderamente transformador para nuestra República Dominicana, con visión de futuro, con visión de nación y con sentido histórico».
La candidata expresó que «eso es lo que nos mueve y a eso vamos a los ayuntamientos, al Congreso Nacional y al gobierno del país, a construir esa República pendiente, esa República Dominicana que hemos soñado tantas personas y que guía cada acción que tomamos».
Es una carta política que puede atraer voto joven, el de sus iguales de género. Aunque esto todavía está por verse, Opción Democrática tiene en ella a una política y un partido con «el compromiso de adecentar la política y, a través de la política, transformar a la República Dominicana.
«Opción Democrática va a al Estado a construir un sistema de educación público de calidad, superar la crisis ecológica que vive nuestra isla, y garantizar salarios, salud y seguridad para las familias». Resaltó que su propuesta cuenta con las herramientas para construir una sociedad donde la ética y el servicio público sean el eje fundamental de su proyecto.

«A la administración del Estado no se puede ir a lucrarse, ni a hacer negocios, ni a querer privatizarlo todo. No se puede ir al Estado si no se cree en el rol del Estado. Al Estado se va a servir, a defender el interés común y a implementar esa visión de la República Dominicana en que queremos vivir».
Tiene la bendición de otra mujer, Minou Tavárez Mirabal, presidenta de OD, y esto obra a favor de sus aspiraciones en las filas de la organización.
Reforma política: aspiración
María Teresa Cabrera es una mujer con vocación política. Es la apuesta del Frente Amplio. «Retroceder no es una opción pero debemos mover el país hacia adelante. Juntos hacia una nueva época política». Las palabras tienen un matiz de grito de guerra, un grito de esperanza para quienes son mayoría en el padrón electoral preliminar publicado por la Junta Central Electoral.
«Impulsaremos una reforma política que dé poder y participación al pueblo, reduciendo el poder centralizador de la Presidencia de la República y darle más poder al gobierno municipal, como lo quiso Juan Pablo Duarte», el Padre de la Patria, prometió la gremialista en su discurso de proclamación.
Para Cabrera, «estas demandas no esperan. No pueden ser simple promesas de campaña, porque son viejas. Debieron ser respuestas por los gobiernos anteriores porque tuvieron poder casi absoluto para hacerlo, pero no estaban entre sus propósitos, por tanto, nuestro deber es salir a las calles a reclamarlas junto al pueblo con la misma determinación que reclamamos el 4% para la educación».
La expresidenta de la ADP, cuando presentó su propuesta de trabajo, invitó a la clase política a poner en marcha en el ruedo del debate, en nombre de esa lucha por una nueva época: «Bajo la convicción de que esa gran tarea no puede ser obra de una sola parte, sino de todo el movimiento democrático popular progresista y de izquierda. He sido planteada como propósito de candidata presidencial de la unidad progresista y de izquierda que intentamos forjar. Así lo he asumido junto a los dirigentes y militantes del Frente Amplio, del Congreso Cívico y de ciudadanos amigos que han asumido nuestra propuesta».
Toda mujer con ambiciosas aspiraciones en el campo político debe mucho a Milagros Ortiz Bosch y a Margarita Cedeño, quienes contribuyeron para forjar un espacio más tolerante y favorable para quienes siguieron sus pasos. Que fueran ellas asumidas por los que fueron sus adversarios políticos en las contiendas internas como sus compañeras de boleta, sin duda contribuyó a que en las elecciones del 2020 fueron mujeres quienes desempeñaron ese rol en los partidos mayoritarios, y en consecuencia, hoy en Palacio hay una vicepresidenta en la gestión de Luis Abinader. Falta un largo camino por correr para Virginia y María Teresa, ellas siguen haciendo camino al andar.