
La otra guerra que perdió Hillary contra James Comey
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El 2016 no solo fue un año malo para Hillary Clinton. Aunque en menor proporción, también lo fue para James Comey, entonces director del FBI, designado por Barack Obama y destituído por Donald Trump un año después de su llegada a la Casa Blanca. Las polémicas e históricas elecciones de Estados Unidos que enfrentaron a la ex senadora de Nueva York con el provocador magnate metido a político bajo la cobija del Partido Republicano, favorecieron el escarceo y el escrutinio público y privado a ambas partes, incluyendo al buró de investigación, que bajo las órdenes de Comey, llevó las pesquisas sobre el uso inadecuado del correo electrónico por parte de Hillary.
Filtraciones de información sensitiva sobre el manejo de la correspondencia electrónica por parte de Hillary –que involucró la investigación de más de un centenar de empleados públicos, incluyendo a gente cercana de la candidata–, Trump, la propia Hillary y, como si fuera poco, el protagonismo del FBI que a solo 11 días para las elecciones de noviembre del 2015 reabrió el caso en el que no encontró nada para culpar a Clinton, lo que para muchos, con razones sobradas, fue un detonante para acabar de hundir la campaña de quien pudo convertirse en la primera presidente de los Estados Unidos.
El inadecuado manejo de Comey de este caso, en el que asumió posiciones públicas ante los medios –el FBI no hace eso, le advierte Jim Baker, miembro del equipo elite que participó en las investigaciones–, sumado al atípico coctel de la campaña que representaban Hillary y el propio Donald Trump, y para rematar, la supuesta intromisión de Rusia para inclinar la blanza hacia el empresario, favorecieron que se allanara el camino a los republicanos, sirviéndole en bandeja la victoria a Trump.
Los episodios que engrosan el caso están ampliamente documentados en A higher Loyalty, el libro que escribió James Comey tras su salida del FBI, quien no mostró arrepentimiento de su conducta y confesó que «sabiendo lo que sabía entonces, seguiría tomando las mismas decisiones», dijo en una entrevista con El País en octubre del 2020. Y sobre ese libro, es la adaptación de La ley de Comey (The Comey Rule), la miniserie de televisión de dos capítulos que recrea con pulso de thriller al mejor estilo de Hitchcock, con un elenco estupendo, para producir una de las mejores películas en torno a este capítulo de la historia reciente norteamericana.

Billy Ray, realizador y guionista de los dos capítulos, que estuvo a la altura en su película Capitán Phillips, no hace concepciones y mantiene distancia del cine complaciente y panfletario, que tanto abunda en el género. Qué mejor licencia podía disponer que no fuera la aprobación de Comey, que decidió escribir el libro «para ser útil, parallegar a una nueva generación y mostrarles lo que puede ser un verdadero líder», que cedió ante la solicitud del director para recrear en la pantalla este nefasto episodio, que resultó en un trabajo edificante, muy bien logrado, que brota frases inmejorables en casi todos sus personajes.
Jeff Daniels interpreta con credibilidad al protagonista de la historia: James Comey. Tras las huellas de su apreciable trabajo, va Brendan Gleeson con una convincente encarnación de Trump, creíble, sin caer en la ridiculización, y aunque la miniserie no es sobre el polémico personaje, en los breves minutos que aparece en pantalla tienen una potencia que redondea la intrigante atmósfera y enfatiza el ascendente ritmo de esta magnífica realización.
The Comey Rule funciona como un manantial del cual emana, para más señas, los rasgos identitatarios de lo que será la administración Trump. El jefe del FBI recuerda, sin que sus palabras sorprendan a muchos, el modus operandi del presidente: «Ahí estaba nuestra conversación, palabra por palabra, la amenaza. Alguien capaz de cargarse todos los pilares sin aceptar responsabilidad alguna», reseña la entrevista concedida a El País. Y agrega: «A lo largo de mi carrera tuve contacto con el crimen organizado y su trato era el de un capo mafioso. Lo suyo no fue una conversación, fue extorsión. Hablar con Trump me recordó a la Cosa Nostra. Un abusón, un bocazas de barraca, un mentiroso redomado».
El ex jefe del FBI se refiere a la inusual cena que tuvo con Trump en la Casa Blanca, solos, momento que en el segundo capítulo de la mini serie, es recreado a la perfección, un trabajo espléndido de Billy Ray. Un tour de force interpretativo en el que los silencios de Jeff Daniels son tan elocuentes como las peroratas del Presidente norteamericano. Y contrario a la rectitud que Comey restregaba a los suyos en el buró hasta la sacidad, y su administración estaba a las puertas del abismo, como dijera el subdirector Mark Giuliano el día de su retiro: «Él cree que la rectitud lo salvará. No es así. Por muy listo que sea, no tiene ningún instinto político».
Ficha técnica
The Comey Rule. 2020. Miniserie de TV – 2 capítulos. Dir.: Billy Ray. Guión: Billy Ray basado en el «A Nigher Loyalty», de James Comey. Int.: Jeff Daniels, Holly Hunter, Michael Kelly, Jennifer Ehie, Scoot McNairy, Jonathan Banks, Oona Chaplin, Amy Seimetz, Steven Pasquale, Brendan Gleeson, Steve Zissis. Género: Drama biográfico.