
Helena y los tres libros
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Un artículo en el periódico español The Objective se titula «Todas las caras de Helena: víctima, adúltera, reina y diosa». Presenta un libro de Daniel Tubau sobre «Helena de Troya y de Esparta».
Víctima, adúltera, reina o diosa podrían verse como teorías que han impregnado a mucha gente o como prácticas que han marcado algunas etapas históricas de Latinoamérica.
Víctima de los europeos y de los estadounidenses, de acuerdo con teorías difundidas. Todavía hay gente contabilizando el oro que los europeos «robaron» al Nuevo Mundo. Otros no han perdonado a Estados Unidos las injerencias en la región. Víctima con mayor fundamento de su propia violencia: revoluciones, dictaduras, guerras civiles, violencia urbana.
Las etapas del adulterio han sido muchas. República Dominicana ha visto algunas, principalmente en los tiempos de la independencia nacional, cuando algunos grupos querían que el país volviera a ser colonia de España, otros esperaban servir a Inglaterra y otros a Francia. Entre unos y otros no han faltado quienes pretendieran vender una parte del territorio nacional a alguna potencia. Desde la Doctrina Monroe, Estados Unidos juega un papel destacado en la preferencia de sectores latinoamericanos.
Las guerras de independencia pusieron a los pueblos latinoamericanos en el camino de ser soberanos de su destino. La posesión de recursos naturales les ha dado el título de dioses en el trato con aquellos que han venido a explotar esos recursos.
Mientras culpábamos a los demás de lo accidentado de nuestra historia, Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América Latina, se retractaba parcialmente de la autoría del libro.
Para entonces hacía años que circulaba Manual del perfecto idiota latinoamericano, de la autoría de Mendoza, Montaner y Vargas Llosa hijo, deudor a la vez del libro Del buen salvaje al buen revolucionario, escrito por Carlos Rangel, que se vio como la refutación de los argumentos de Galeano.
Son, los tres ensayos, las dos caras de la misma moneda. Los protagoniza América Latina: Helena. Cada uno ha sido objeto de ponderación o crítica, según la ideología de cada lector.
A Las venas abiertas de América Latina se critica principalmente el echarle la culpa a otros por los males del subcontinente.
Algunos ven las obras de Carlos Rangel y de Mendoza et al. como panfletos reaccionarios de corte propagandístico (en especial sobre la obra de Rangel, véase «Para una radiografía del pensamiento reaccionario», por Manuel Caballero en la revista Nueva Sociedad, número 98, 1988).
La crítica más radical a Manual del perfecto idiota latinoamericano quizá provenga de Beatriz Stolowicz, quien afirma que es posible que la obra «no le haga ningún favor» «a la nueva derecha neoliberal y negociadora, la que tal vez más eficazmente opone su visión de sociedad a la de la izquierda introduciendo en su discurso el pluralismo y la tolerancia como vehículos ideológicos de cooptación» (en la revista Estudios Latinoamericanos, volumen 3, número 6, 1996).
Los tres textos tienen sus defensores, que los ven, alternativamente, como críticas o como denuncias, como exposición de verdades o como desmontaje de mitos o falacias. Han sido materia prima de discusiones ideológicas entre marxismo y neoliberalismo.
En algún punto, sin embargo, los tres libros de Helena tienen en común el traernos al estado actual de la cuestión, que es la pervivencia y la necesidad de solución de problemas como la violencia, el narcotráfico, el daño medioambiental, entre otros, así como la revisión de ciertos comportamientos, entre ellos el papel de América Latina en el suministro de recursos naturales al mundo.