
Gobierno y Haití
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Haití languidece. Siempre en el caos, en el desorden. Anarquía descontrolada en la que pocos pueden hacer algo para tratar de reparar un daño socio-político que lleva décadas en el abismo. Gobiernos corruptos, bandas criminales que dinamitan cualquier tipo de avance, una población desesperada con faltas graves de educación y reglas de convivencia.
Nuestros vecinos se ahogan en una incesante espiral de violencia sin parangón que abarca la media isla completa. La situación se ha recrudecido aun más a raíz del magnicidio del Presidente Jovenel Moise, que al parecer, intentaba contra corriente poner algo de orden en los entresijos corruptos de la política haitiana. Un asesinato aún sin aclarar del todo. Jamás se ha conocido nada más.
Los hombres que le rodeaban, Claude Joseph y Ariel Henry, uno más díscolo que el otro, no han sabido torear un país cargado de miseria y problemas garrafales. El país más pobre de la región languidece y a ninguna organización internacional ni países de otros continentes que deberían involucrarse para hallar una solución conjunta, parece importarles. A nadie le importa Haití, y menos en estos momentos.
El gobierno de Luis Abinader se encuentra entre la espada y la pared. Tiene las manos atadas frente a la indiferencia internacional cada vez que grita ¡Auxilio! en sedes como la ONU. Cuando usted lea este artículo ya habrá concluido la participación de República Dominicana en el Consejo de Seguridad de la ONU donde se abordó la terrible situación que vive el vecino. Se informó a su vez que Estados Unidos se prepara para sancionar a los líderes de las bandas que operan en Haití y a su vez, no descarta una posible intervención militar. De hecho, el propio subsecretario de Asuntos para del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols afirmó algo que todos conocemos: «Los líderes de las pandillas alimentan la peor crisis de seguridad que ha vivido Haití en décadas».
En ese sentido, el gobierno haitiano anunció hace unas semanas que subiría el precio de los combustibles. Detonante que dio al traste con la población en las calles en protestas masivas contra esa medida. Protestas, incendios, saqueos, muertos incluidos por manos de las bandas armadas de Jimmy Cherizier «Barbecue» que están ahí para enfurecer más aún a una población hastiada.
Una población que solo tiene como vía de escape huir por tierra, mar y aire para poder sobrevivir. Nunca como antes el desorden que observamos en nuestro país es más latente con la migración haitiana. La mayoría de ellos indocumentados donde ni su propio país le facilita la vida con la entrega de documentos pertinentes para aligerar o solucionar su estatus migratorio.
Decenas de hombres y mujeres embarazadas que cruzan la frontera donde impera mafias a ambos lados de esos 400 kilómetros de norte a sur llegan a nuestro país. El gobierno dominicano se empeñó en construir un muro. Aún le queda mucho para poder ser un muro que de una u otra forma ayuda a controlar la situación, pero se necesita mucho más que una pared. Haití necesita de países que le han soltado la mano hace décadas. Mucha culpa de este desorden migratorio es los pasados 20 años de gobierno PLD y son los primeros que ahora se rasgan las vestiduras y exigen al gobierno de turno una «pronta solución». Y en esos años de gobierno morado mucha ayuda recibió Haití de parte nuestra, inversión en infraestructuras, alimento y demás. Hubo mucha permisividad y descontrol migratorio, desde las mafias en la frontera como ya dije antes, y el negocio de visas en los distintos consulados dominicanos en tierra haitiana.
Hoy, Haití necesita más que nunca la ayuda e intervención internacional. Nosotros aquí tenemos serios problemas de pobreza, desigualdad latente y la corrupción de Estado que nunca nos abandona. Pero la Unión Europa y demás organizaciones están muy ocupadas en la guerra Rusia – Ucrania y el gas para el invierno, que preocuparse por Haití, con nula incidencia.