
«El jardín de senderos que se bifurcan»
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EL JARDÍN.– El presidente del PRM, José Ignacio Paliza, no es de subestimar. «Reina» del tablero político, es una de las piezas más formadas en ciencia y calle, y se mueve con astucia y sagacidad. Mientras los sargentos dominan las trincheras, tiran duro y sacan sangre, la estrategia de la guerra la conocen bien los generales. Recientemente, Paliza rompió el silencio sobre la alianza PLD-FP-PRM. Con tranquilidad y sonrisa de cocos que no temen vientos, la calificó como una «muestra de debilidad», ya que esos partidos se habrían unido por «desesperación» ante la falta de capacidad de presentar candidaturas propias.
Y pensaría un bellaco: ¿quién fue que le drenó a la oposición ese número voraz de alcaldes y dirigentes municipales locales? ¿Fue fortuito? Por las declaraciones de José Ignacio, el oficialismo se siente cómodo con la alianza, como si hubiese sido una jugada más que previsible, prevista. Parte de un greater good. Y en el discurso, los resultados afloran. Ya se habla de que «iguales se unen» y de negro y blanco. Parece que la oposición, hasta cuando intenta dar un golpe, baila al son de la estrategia del gobierno, lo que muestra y reafirma debilidad, y falta de táctica y de estrategia…
LOS SENDEROS.- El cuento es de Borges. Y no hay que ser tan sesudo, deja algo claro: si vas por un jardín, y de repente, el sendero se bifurca, dependiendo del lado que tomes será la percepción/realidad que vivas. Con la alianza PLD-FP-PRM ya el oficialismo no enfrenta varios adversarios, sino uno. Algo conveniente porque en las guerras narrativas ya se habla de dos bloques: se asocia a la mentada alianza con «la opacidad» y la impunidad, mientras que al oficialismo con «la claridad» y la justicia independiente. Y lo duro es esto: la batalla electoral del 2024 será determinante, no por lo que significa superficialmente, sino porque es el choque entre dos ciclos políticos, históricos. Por eso se juntaron, por supervivencia.
De un lado los veinte años de gobierno de los cuestionados judicialmente verdemorados, y, del otro lado, lo nuevo, que ha enviado señales de transparencia y decencia. Los altos mandos de dirección PLD-FP-PRD saben perfectamente que con cuatro años más del Presidente Abinader, cosa que luce inminente, en el 2028 ninguno será opción de relevancia y de poder, porque emergerán –y están emergiendo– figuras jóvenes y frescas, preparadas, con energía y garras, contra quienes no podrán medirse o competir. Incluso las habrá –hay– dentro de sus propios litorales.

Significa el desplazamiento total de la generación del 1996, y eso asusta. Máxime cuando se habla de justicia, impunidad. Es una lucha de ciclos, cosmovisiones, fuerzas que mueren vs. fuerzas que nacen; y eso influye, colectiva, pero también –y sobre todo–, individualmente, en los sectores poliárquicos: ciudadanos, empresarios, iglesias, gremios, partidos, prensa, instituciones, en fin, en la historia, porque se generan nuevos balances estructurales de poder…
BIFURCACIÓN.– Ahí radica la importancia. No hay lugar para la indiferencia. Sería irresponsable. Hay que tomar partido porque este proceso electoral es una batalla histórica entre nadar en agua posada o navegar en río limpio. Algunas veces los políticos piensan que están solos en el terreno, que todo es cosa de sus maquinarias y de los votantes que lleven a las urnas. Balaguer siempre mencionaba la masa silente.
Que vota voluntariamente, hace opinión del día a día en sus círculos íntimos, y decide. Pueden gritar «es un parcial», pero esos electores, compuestos principalmente por jóvenes, sienten un profundo rechazo hacia el bloque opositor PLD-FP-PRD. No me crean, midan. Conversando con un grupo de amigos profesionales y empresarios, la gran mayoría coincidió en que, aunque no están cien por ciento satisfechos –entendible en política–, los que están son mejores que los que estaban, y que ante «el jardín de senderos que se bifurcan»prefieren seguir hacia el futuro cerrando definitivamente el pasado…