Haití: ¿Llueve sobre mojado?
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AGUACERO.– Hablar del tema haitiano podría ser como «llover sobre mojado». Sin embargo, como dijimos la semana pasada, toca. No solo porque República Dominicana es un Estado –entre otras virtudes– solidario y participativo en las soluciones internacionales, sino porque nuestros intereses como nación están en riesgo. Desde hace muchos años, la República de Haití padece los males de la nula institucionalidad, recurrente ingobernabilidad y falta de alimentación, salud, educación, infraestructura y medios laborales y de producción que puedan dar lugar al desarrollo de una población productiva y que viva en condiciones dignas.
Se agrava por el control fáctico-territorial que ejercen las denominadas «bandas», ligadas al trasiego de bienes ilícitos. Como si «fueran muchos y pariera la abuela», ahora Haití está inmerso en un ¿proceso? de transmisión no pacífica del poder, ingrediente final dentro de un shaker que escanciaría un coctel… pero molotov. Lo cierto es que ese aparente «aleteo de mariposa» antes de sentirse al otro lado del mundo, lo haría en nuestro país. Por tanto, y aunque el piso esté mojado, como dice Maná, «sigue lloviendo…». El quid es que no sea en nuestros ojos…
DESAFÍOS.– El principal reto que tiene nuestro país es seguir conduciéndose con responsabilidad, determinación y voluntad política en el manejo del tema. El último que lidió con algo parecido fue Joaquín Balaguer en 1994, por lo que no hay referencias cercanas para abordar el acertijo. Sin embargo, y banderías políticas aparte, hay que reconocer que el presidente Luis Abinader ha encarado el asunto libre de reservas o temores. Ha tomado medidas y dado la cara ante la comunidad internacional. Y hasta el momento, en el debate, desde la óptica de los intereses dominicanos, no se ha planteado nada que ya no se haya hecho o esté haciendo.
Mientras, los hechos en Haití están en desarrollo. Parece que «van para largo». Por tanto, no es realista, ni posible, esperar respuestas definitivas a una circunstancia indefinida. Lo que sí es veraz es que República Dominicana debe arar como un todo. No solo la administración, no es solo para ahora. Hay dos flancos esenciales a cuidar: una estampida humano-fronteriza y «presiones internacionales» que a su vez puedan ser utilizadas geopolíticamente para incitar o crear escenarios mediáticos o «diplomáticos» que no necesariamente piensen en la salud del Estado dominicano. El ajedrez global es muy vasto. Nuestra diplomacia está a la altura. No obstante, vadear el «affaire» trascendería los linderos públicos y estrictamente políticos…
PACTO.– Hace unos meses, el presidente Luis Abinader propuso un pacto nacional sobre la posición de República Dominicana ante el tema Haití. Normal en democracia, hubo acuerdos y desacuerdos. Sin embargo, entiendo es conveniente. Y si no un gran o protocolario encuentro formal, al menos la suscripción de una declaración conjunta, base, sencilla pero contundente, y que no sea limitada a los políticos. Un documento que indique ante la comunidad internacional que nuestro país tiene un criterio definido en cuanto a su identidad, intereses, convicciones soberanas y el lugar que ocupa en el concierto de naciones.
Con la participación de representantes de los partidos, empresarios, diferentes medios de comunicación (audiovisuales, escritos, digitales…), iglesias, gremios, asociaciones… en fin, una expresión de la sociedad organizada, que sería más fuerte que solo el gobierno. Es una tarea ardua, pero no imposible. El pasado fin de semana, el expresidente y candidato presidencial de la Fuerza el Pueblo, doctor Leonel Fernández, se pronunció en contra de la denuncia intencionada de racismo por parte de Amnistía Internacional, de una forma correcta y plausible. Lo interesante es que lo hizo sin proferir críticas directas o indirectas en contra del oficialismo, lo que confirma, como ya se había visto en la propuesta del presidente Abinader, que en temas fundamentales se pueden adoptar posiciones diferenciando las contradicciones electorales (entendibles) de las políticas. Y eso hace crecer al país. En algún momento tendríamos que firmar dicho acuerdo…