
Responsabilidad social del político u oportunismo
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La responsabilidad social como parte de la gestión estratégica de la comunicación política, y de los públicos a quienes debe ser dirigida tiene un marco metodológico, que se remonta a un surgimiento amparado en teorías científicas y reflexiones a partir de ellas, provenientes de intelectuales que han entendido que toda marca, sea política o empresarial, debe agregar valor al entorno o comunidad donde lleva a cabo su ejercicio.
Sin embargo, como puede suceder en otras áreas, las distorsiones han emergido al respecto llevando esta práctica a ser convertida en una actuación que lejos de empoderar a los receptores, en algunas circunstancias, les afecta su integridad, colocándolos como piezas de manipulación burda para hacer campaña electoral no importa la situación o la fecha en el calendario.
Las situaciones catastróficas o trágicas son escenarios donde el político o funcionario debe mostrar que realmente la gente está ubicada en el centro de sus políticas públicas; pero estas suelen ser oportunidades para muchos aprovechar el espacio para hacer sus relaciones públicas sin un nivel estratégico ni enfocados en hacerlo de manera sostenible y con cuidado de la imagen de los receptores, es lo que ellos entienden como un «favor» a las personas a las que están «ayudando», capitalizando el aporte con un manejo inadecuado y vulgar, esto se puede constatar imágenes que realizan de visitas a estos en medio de las situaciones más dramáticas que pueden afectar a un ser humano.

Un político socialmente responsable como acción primaria de su comportamiento lo demuestra con el respeto que le tiene a los ciudadanos, debe serlo con lo que prometió en campaña, ser transparente en el manejo de los fondos o recursos que le depositan en sus manos cuando es juramentado en el cargo; o convirtiéndose en impulsor de iniciativas positivas para la comunidad, programas, campañas o proyectos que de manera estratégica y sostenida ayude a mejorar la calidad de vida de esos ciudadanos a los que debe impactar.
El oportunismo aplicado en situaciones trágicas es una práctica que tiene más caldo de cultivo en países como la mayoría de los que integran a América Latina, desde México hasta La Patagonia.
El énfasis se nota en esas naciones que son denominadas «en vía de desarrollo», por allí esta conducta llega a tener hasta los ribetes más repugnantes de manipulación.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una herramienta útil también para los partidos políticos pero que todavía no utilizan más allá de en un discurso”.
El manejo de la gestión de la comunicación en el ámbito de la responsabilidad social política siempre tendrá un matiz y un vestido que diseñe el líder del equipo, por eso es evidente la diferencia del manejo desde la estética hasta el relato de aquellas acciones y actividades abordadas por profesionales que conocen de cómo implementar cualquier labor sin degradar, humillar a quienes deben ser socorridos.
Las fotografías que ilustran las ejecutorias de muchos políticos en América Latina, y específicamente en la República Dominicana, suelen evidenciar desconocimiento de cuál es el marco y cuáles son los límites que se deben respetar cuando se actúa amparado en beneficiar a los electores. Hay unos lineamientos emanados de acuerdos globales y responsabilidades asumidas por los estados, que muchos ya están traducidos en leyes locales pero que se violentan al amparo de que se está jugando a ser el salvador o salvadora de la gente que ha sido golpeada por la desgracia. Y en lugar de mostrar una empatía auténtica «montan escenarios con lucecitas para escenas» como dice el cantautor Silvio Rodríguez.

Recientemente la desgracia enamorada ha golpeado a República Dominicana, haciendo una delimitación más cercana desde la presencia de la pandemia del Covid 19, pasando por la desolación, dolor y miseria provocados por la tormenta Fiona y ahora, las cicatrices más dantescas las han propiciado las inundaciones que encontraron desprevenido a un país ya vapuleado por los fenómenos naturales. Ese mismo entorno han asumido políticos desde el Gobierno hasta la oposición para desarrollar sus prácticas de comunicación electoral, que no puede ser denominada responsabilidad social (RS).
A decir de Adriana R. Orsi en Diario Responsable «la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una herramienta útil también para los partidos políticos pero que todavía no utilizan más allá de en un discurso».
La autora dice mucho más, entiende que los partidos políticos deben educar a sus miembros para que sus actuaciones estén apegadas a una visión de ser socialmente responsables, respetando a la comunidad a la que han jurado desarrollar. «Si se fomenta y educa a los integrantes de los partidos políticos desde abajo hacia arriba se podrá lograr mayor transparencia en todas sus actividades y mejoraría su imagen actual que es muy negativa», especifica.
Manejo de donaciones
Durante la realización de entregas de artículos que son necesarios para la sobrevivencia es donde más se puede ver la recurrencia de políticos sacando partido del momento, que por el contrario con pensamiento crítico, pudieron convertirlo en un tiempo especial de fortalecimiento del relacionamiento con esas audiencias para las que fue electo o nombrado. Pero su visión se manifiesta en todo, hasta en el momento del dolor.
Desde la concepción de la acción suele ser mal asumido porque cualquier institución del Gobierno o del Estado legal y teóricamente no dona, realiza entregas o desarrollan acciones, unos son asistencialistas y otros, alineados al deber ser implementan programas enfocados a la sostenibilidad. Lo canalizado desde lo gubernamental o estatal no refiere a un bien privado del que se ha desprendido una marca para colaborar con un conglomerado, esos productos son adquiridos con presupuesto del erario, por lo cual un político- funcionario no está regalando nada, lo otorgado se compra con el dinero de los bolsillos de los contribuyentes.
La gestión de la responsabilidad social política conlleva un adecuado manejo comunicacional para evitar que al entregar la ayuda no inflija al beneficiario daños a su integridad moral o física”.
Luego del paso de la tormenta Fiona los políticos dominicanos se activaron en las labores de «ayuda», unos fueron a lugares a abrazar, retratarse con la gente, hacer un levantamiento de necesidades y sin ninguna materialización de promesas; otros llegaron documentaron la situación y colaboraron efectivamente con las personas afectadas por el fenómeno meteorológico y otros tuvieron pronunciamientos dirigidos a generar controversia, buscar los likes que por su liderazgo no alcanzan y tener comportamientos que son reprochables como el del diputado del Partido Revolucionario Moderno, Elías Báez, quien siendo congruente a sus discursos y conducta publicó un tuit que textualmente decía: «Rumbo a Higüey a ayudar a nuestros hermanos. Así andamos». Si se lee literalmente este contenido es muy inofensivo, pero si se decodifica la imagen que lo acompaña se infiere un manejo inadecuado del relato de un político. La fotografía está compuesta por fardos de dinero en efectivo, una botella de agua y una pistola. Ahí el mensaje cobra más sentido.
Es importante destacar que en situaciones de inundaciones como las del viernes 04 de noviembre en la República Dominicana muchos fueron los comentarios en twitter que se escribieron como crítica al oportunismo evidente de algunos políticos o personas populares al acudir con las autoridades gubernamentales y municipales en un recorrido con el Presidente, Luis Abinader por el Distrito Nacional. Al parecer la población está despertando y manifestando que sabe deducir cuando es responsabilidad social o el aprovechamiento de la oportunidad de hacer una foto que mueva las emociones que ellos son incapaces de provocar como personas con «liderazgo».