¿Nos merecemos este Congreso?
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La recurrente pregunta que nos atormenta al ver el dispendio innecesario en un país pequeño con tantas necesidades: ¿Hasta cuándo mantendremos un Congreso sobrepoblado en comparación con otros países ricos y civilizados? ¿De qué sirve que mantengamos a 188 diputados que ni entre ellos se conocen? ¿Cuáles han sido los aportes de esas 188 personas a la sociedad?, ¿Hasta cuándo continuaremos pagando «barrilitos», oficinas particulares, empleados y lujos a los 32 senadores?.
¿Cuál es el aporte tangible de los diputados del Parlacen que cobran en dólares y de los de Ultramar? No se escuchan, no dicen nada. No trabajan.
En ese sentido, si tan solo fueran estas interrogantes que nos atormentan pero es que en adición a estas incongruencias debe añadirse que este Congreso ahora, con mayoría del partido de gobierno PRM da la impresión de desorganizado, poco enfocado y despilfarrador. Es decir, nada ha cambiado de años anteriores a la actualidad.
Recientemente, dos perlas emitidas desde ese peculiar Congreso: la senadora Melania Salvador sometió un proyecto de ley orgánica que regula «el ejercicio del derecho a la intimidad, el bueno nombre, honor e imagen», que fue aprobado de «urgencia» en dos lecturas por el Senado. Ahora fue enviado a la bancada de los diputados. Ese proyecto de ley es una seria amenaza a la libertad de expresión y difusión del pensamiento que tanto sacrificio ha costado al país para medios tradicionales y online. En una entrevista realizada en el programa de la comunicadora Mariasela Alvarez, la citada senadora fue cuestionada en distintas vertientes sobre su proyecto de Ley pero no supo explicar diáfanamente sus objetivos. No supo defender su propuesta. ¡Tremendo!.
Y como si fuera poco, el diputado Tonty Rutinel, una ficha de la política vernácula, propuso la «creación de una nueva provincia de nombre Ramón Matías Mella» como si el país no estuviera lo suficientemente dividido. El desconcertante proyecto fue aprobado también de «urgencia» en dos lecturas y enviado al Senado. Una locura de proyecto que fomenta aún más el clientelismo político y la corrupción.
Entre esas urgencias, sumado a la ingente cantidad de préstamos, el derroche en asuntos pueriles y uno que otro, que cree que las curules se heredan, insisto con mi pregunta ¿Nos merecemos esto? Tenemos proyectos de Ley dormidos que son vitales para el desarrollo de la sociedad y su funcionamiento, como por ejemplo: ¿Dónde está la cacareada Ley de Extinción de Dominio, vital para poder recuperar lo robado?, ¿Dónde está la aprobación del Código Penal obsoleto que tenemos?
En adición a todo este panorama desalentador y decepcionante, es importante recordar que en ese surrealista Congreso que pagamos todos hay: dueños de bancas de apuestas, empresarios, riferos y hasta narcos, como el caso del Diputado del PRM, Miguel Gutiérrez Díaz, apresado cuando aterrizo en un vuelo comercial en la ciudad de Miami. Aún hoy, ese señor está en la nómina congresual y su curul continua intacta. ¿Cómo se entiende esto?
A los ciudadanos conscientes que conocen esto y otros tantos desmanes en ese lugar donde se debería tener aunque sea un mínimo de dignidad y respeto nos toca exigir cambios en ese hemiciclo. Sé que es un asunto de un sistema lleno de fallos en distintas direcciones, y la permisividad es latente pero esto no puede continuar así. Urge un cambio. La situación es insostenible. Hay congresistas que antes se rasgaban las vestiduras con los desmanes de 20 años del PLD, y ahora cometen los mismos errores y callan.
Como país, debemos tener un Congreso saneado, diáfano y preocupado en asuntos de importancia para la sociedad y unicameral. Un país con tantas urgencias por resolver no puede continuar con el lujo de mantener un Congreso masificado e inoperante. Inservible.
La esperanza era verde y, ya saben ustedes, lectores, lo que ocurrió…