
Leonel pasó con fichas
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ALTERNABILIDAD.– Hace una semanas, previo a lo de Haití, dentro de los intentos del sector Leonel Fernández por dominar la chancha narrativa, se esgrimió fugazmente la idea de que en Latinoamérica y en otras latitudes las últimas elecciones habían arrojado saldos en contra de los gobiernos y a favor de las oposiciones. En su momento, cuestioné la contundencia de ese argumento porque en los países en cuestión la característica principal de la batalla electoral no era una lucha oposición vs. gobierno sino de extremos ideológicos.
¿Ganaron oposiciones? Claro que sí. Pero el elemento fundamental era que una oposición de un extremo sustituía a un gobierno de otro extremo. De izquierda a derecha o viceversa. Por tanto, intentar extrapolarlo a República Dominicana era y es insostenible, no aplica, porque todos los partidos mayoritarios juegan en el centro. ¿Cómo iban a crear la polarización, la distinción, la percepción de alternabilidad suficientemente robusta como para competir con honestidad vs. corruptos?
LA FICHA.– Algunas personas me cuestionaron, sin agregar base, y al tiempo obviaron que la respuesta siempre estuvo ahí, pero no la vieron. El gobierno cuenta con aliados, tanto en sectores liberales como de derecha conservadora. Sin embargo, entre estos últimos habían algunos no cien por ciento convencidos. Recibía ciertas oposiciones. ¿Qué debió haber hecho Leonel? Dar un giro total y radical hacia la derecha, asumir sin titubeos todos y cada uno de sus temas (vida, patria, familia, lucha contra la ideología de género).
Debió surfear la ola internacional de las ideologías. Montar el burro de las emociones de la pos modernidad y de su hija la pos verdad. Política pura y dura. De esa forma se hubiese podido diferenciar del gobierno, montar su propia narrativa, sólida, y, de paso, mitigar en la práctica los ataques del influyente sector político de «Los Vincho», quienes por más diferencias que tengan, no las pondrían por encima de sus ejes temáticos de siempre. Leonel debió recordar que hombre flojo no goza de mujer bonita, debió jugársela cuando podía.
AL CONTRARIO.– En vez de eso, el expresidente Fernández lanzó unas críticas dividiendo el país entre ricos y pobres, actitud coherente debido a su cambio de nicho de clase media y alta a clases populares, pero que lo hizo parecer más alineado con la progresía. Se desplazó a la izquierda del centro en el que oscilaba el gobierno. Y sin prever el futuro, a punta de olfato, los hechos me dan la razón. Explotó el tema de Haití, y la estrategia de Leonel, solo por hacer oposición, fue asumir posturas coincidentes con los enemigos internacionales del país. Hubo algo de manipulación, falsedad en decir que el gobierno había autorizado el canal.
Conocía el debate sobre el río. Había escrito sobre eso en 2021. ¡Y no advirtió nada de que lo que hoy plantea! Luego el digo, luego el Diego, y el acelera, y el frena, y la reversa. Nunca se le había visto tan errático. Siempre fue firme, de frente, decidido, hasta cuando se equivocaba… Parece preso entre asesores que lo acercan cada vez más a la izquierda, mientras el gobierno, con las acciones responsables y nacionalistas que ha tomado, se consolida en parte esencial de una derecha que ya confía en su patriotismo.
Y esto sin perder la base social liberal que lo sigue, porque, en definitiva, el país está unido en contra de la afrenta al río Masacre –irrespeto agropecuario y desafío diplomático con bases vandálicas– a nuestra soberanía. Leonel parece no darse cuenta de que mientras él pasó con fichas el gobierno dio un pase corrido. No faltará quienes elogien con sarcasmo mi «teoría». Sin embargo, las ideologías están vivas, importan, yacen detrás de cualquier política pública, sabiéndolo o no su autor. Fueron responsables de muchos cambios de gobierno en los últimos meses y años. En nuestro país serán garantes del éxito reeleccionista. Los resultados se pueden palpar. Midan…