El artificio del CARD y la Greenberg
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EL MATCH.– Parece que algunos no previeron lo inevitable: las elecciones del Colegio de Abogados sería el primer match entre la oposición y el gobierno. Aunque es una práctica que como país debemos erradicar, la politización partidaria de los gremios es una realidad. Los verdes y los morados, cuando gobernaron bajo las siglas del PLD, no escatimaron esfuerzos para cooptar los colegios profesionales o cualquier otro tipo de corporación pública o privada que pasare por su lado. En esta ocasión, aunque el PRM tenía su representante, no se vio el hambre absolutista de imponerse a sangre y fuego, sino una movilización normal de sus profesionales del derecho. Al parecer el partido oficialista no fue avasallante.
Dejó todo al proceso. Sin contar con que las malas prácticas y artes no se corrigen de la noche a la mañana. Ante la visible derrota, sectores de la oposición, como Jalisco, no se entregaron, trataron de arrebatar, o como una versión mejorada, al menos de empañar. Dijo Sánchez Maza en sus affaires soldadescos de Salamina que «a la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa, preferimos la derrota, porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superiores». Es más loable perder con dignidad que intentar ganar con artimañas…
EL GOLPE.– A último minuto, fuera de todo plazo legal y de las garantías del debido proceso, los candidatos a dirigir el gremio en nombre de la Fuerza del Pueblo y del PLD, Trajano Vidal Potentini y Diego José García, respectivamente, firmaron un pacto que a decir de algunos les dio ganancia de causa. Acto seguido, en la opinión pública, empezó la guerra de datos y contradatos, porque en materia de propaganda la desinformación también es arma. No sería cuestión de verdad, sino posverdad: quién se hace creer más. Sin embargo, lo cierto es que el pacto no cumplió con los requisitos normativos establecidos.
A decir de García (PLD), quien reconoció el triunfo de Johan López (PRM), se firmó el mismo día y la comisión electoral no lo conoció –algo insólito–. Eddy Olivares va más lejos: ni con el junte los números les daban. La oposición, a todos los niveles, ha tratado de sacar filo político al supuesto triunfo de Potentini, llamándole la primera victoria de Alianza Rescate, pero se le revertirá. Las evidencias que hablan más de ardid que de alianza legal pueden manipularse en la opinión pública, pero no en los tribunales. Todo indica que el vencedor fue Johan y que el PRM y sus aliados están enfrentando una oposición aguerrida y decidida a tratar de llegar al poder, u ocupar espacios, aunque los pronósticos y mediciones no les sean favorables…
GREENBERG.– ¡Y les salió un respiro! Pero la bocanada no da para tanto. Las últimas encuestas creíbles, no de laboratorios, le han estado marcando al presidente y candidato a la reelección Luis Abinader los números suficientes para ganar en primera vuelta. Hay quienes ven la Greenberg como esperanza para un escenario de segunda, o para cuestionar la solidez del proyecto oficialista. ¡Esos vientos no tumban cocos! Las encuestas tienen márgenes de error. Si se hace una media entre todas las creíbles y esta última, se puede llegar a una conclusión fácil de que Luis supera holgadamente el 50%.
No es de obviar que las últimas encuestas verosímiles, incluyendo la Greenberg, le apunta al presidente un 60% de aprobación. Se lo anota hasta en la solidez de la economía, cosa que la oposición tenía semanas cuestionando. Aplicados a la práctica, la confluencia de todos esos indicadores, el apoyo de los aliados, la efervescencia del Día D y las movilizaciones de los votos, hacen que ese 49% por ciento de hoy, cuyas señales tienden al alza, se convierta en el más de un 50% que ha sido recurrente en el favor reeleccionista, lo que contrae al proceso a continuidad en primera vuelta…