La política y la frontera
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LA FRONTERA.– Con la terminación del canal de La Vigía, el gobierno se anota un punto en el conflicto diplomático por las aguas del Masacre, afrenta contra nuestra soberanía y nuestro territorio. Con la herramienta adquirida, se habla ya de flexibilizar el cierre fronterizo, específicamente en lo que respecta a los intercambios comerciales. La oposición podría alegar que el primer mandatario se desdice, pero, si las circunstancias cambian, ¿por qué no cambiar? Ciertamente el comercio en la zona se vio aquejado. Sin embargo, lo del río no es solo lo del río. Los riesgos invisibles son iguales o mayores.
Muchos sectores ven la articulación de un escenario de provocación para sacudir tableros geopolíticos o de intereses especiales en la región. Esto sumado a la influencia y virulencia de las bandas haitianas y de sus socios en el trasiego de drogas y de armas, se convierte en caldo de cultivo a riesgos que hay que prevenir. Con la inminente llegada de la misión de paz, esos intereses podrían sentirse acorralados, y tratar de huir a este lado de la línea divisoria, con lo que eso implicaría. En manejo de crisis siempre es bueno ponderar razonadamente cuáles son los males menores. No sustituir lo urgente por lo importante. Lo importante era el río, se actuó; lo importante es la seguridad y nuestro control migratorio. Se está actuando… Lo urgente eran los comerciantes, y se le está buscando la vuelta.
LA POLÍTICA.– Sería hipócrita negar que sectores de un lado y de otro han sacado filo político al tema Haití, pero también sería ingenuo pensar que no iba a ser de esa manera. Sucede en República Dominicana, en Rusia, en Ucrania, en Israel, en Estados Unidos de Norteamérica: las políticas públicas generan discusiones políticas, más en tiempos electorales, en los que sectores tratan de predominar sobre otros. Eso es así.
Sin embargo, como país debemos colocarnos por encima de eso. Debemos estar conscientes de los peligros que asechan y de que esta es una oportunidad para, como dijo el presidente Luis Abinader, llevar un profundo cambio a la frontera. Que no sea la misma. Organizar la entrada a nuestra casa, y saber que azuzar la división sobre el tema de Haití hace más daño que bien, sobre todo, para el sector de la oposición que, al menos según los números, no ha logrado sentar una narrativa que el pueblo asuma como propia…
LA CAMPAÑA.– El ejercicio en las lides democráticas suponen una incuestionada libertad de expresión, a la que todos los actores tienen derecho. No obstante, en un torneo cuyo pronóstico a nivel presidencial se encuentra prácticamente definido, el país político debe ser cauto en los temas que escoge, pero sobre todo en el tono de los discursos, para preservar un ambiente de armonía en medio de la confrontación. He dicho, y sostengo, que el tema haitiano debiera salir del mapa de la lucha electoral opositora.
No creo le convenga estratégicamente. Y mientras más se mueve, más se exacerban algunos ánimos y se incrementa la tensión política reactiva en torno a un tema que nos atañe a todos. No hay que llover sobre mojado, sino avanzar. Al final, ¿se podría decir que realmente alguno de los interlocutores no ama al país, o que son traidores a la Patria? No me parece. Empero, la política es un gran teatro en el que, en ocasiones, los intereses y el discurso del personaje pueden llegar a tragarse a la persona, y llevarla por rumbos incluso hasta con los que íntimamente no esté de acuerdo. Hay por donde cortar… ¡Corten! Pero mantengamos la unidad en los temas que realmente lo ameriten.