Debates excluyentes, ideología de género e inversiones
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LA EXCLUSIÓN.– Las razones principales para realizar debates son fortalecer la democracia y crear una cultura de intercambio de ideas y propuestas. Sin embargo, las exclusiones muestran lo contrario. Sin proponérselo, contravienen garantías y principios democráticos tan importantes como los de participación política, equidad, competencia, expresión y derecho a la información de los electores. La actitud de los excluidos, una especie de «sálvese quien pueda» que va desde culpar a presuntos adversarios hasta alegar cuestiones de género y de edad, también obvia lo esencial: unirse, dialogar, argumentar, tanto organizadores como organizados –estos especialmente– y pensar en lo importante, el bien jurídico a proteger: ¡La calidad de la democracia! Tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica se han hecho debates con 6, 7, 8 candidatos… ¡Y han salido bien! El tiempo da.
Posiblemente el tema sea de respeto, pero es un riesgo a tomar. Para eso están los moderadores; aparte de la merma en la popularidad de quien contraviniere. Cada uno pone las reglas en su casa, pero la democracia es la República, por lo que esas reglas deben estar acorde. No se trata de callar o disminuir voces, aunque políticamente no coincidamos con ellas, como me pasa con la mayoría de los no invitados, sino de escuchar. El liderazgo futuro de la nación podría emerger de un debate. No hay por qué temer. En esta justa electoral, puede hacerse historia… ¡Estamos a tiempo!
LA IDEOLOGÍA.– La «ideología de género» es como el tiempo: muchos saben lo que es, pero muy pocos pueden definirlo. Hay quienes apelan a esa oquedad, o se sirven de ella, para negar su existencia. Pero sí: es un pensamiento filosófico y político que «deconstruye» la noción científica y biológica de lo que es ser hombre y mujer, así como las interacciones sentimentales entre ambos, para asignárselos a la construcción social. Es decir, a lo que la gente piense y diga que es, y a lo que normalice como gustos. En su parte filosófica, bien, cada quien tiene sus autopercepciones y creencias, así como preferencias… y eso hay que respetarlo y no discriminarlo.
No obstante, en lo político –que deviene en lo legal y hasta judicial– es que esta el asunto. Cisgénero, bigéreno, transgénero, agénero, pangénero, intergénero y género fluido son solo una muestra de los muchos que nombran. Heterosexual, homosexual, bisexual, pansexual son solo una parte de las orientaciones… En democracia «cada cabeza es un mundo», pero darle ribetes de política de Estado es inconveniente. Máxime como agenda en la escuela, que no debe promover confusión sino educación. Y lo que trae después, como se ha visto en otros países: asignación voluntaria e imposición de pronombres, cambios de identidades, usos de baños mixtos, modificación del lenguaje, tratamientos hormonales, anulación de la objeción de consciencia, demandas… Y se busca disfrazar como una supuesta protección a las mujeres y educación sexual, que son necesarias, sí, pero correctamente…
LAS INVERSIONES.– El expresidente de Colombia, Iván Duque, hablando sobre Latinoamérica, dijo que «la prosperidad radica en generar expansión de la clase media y ningún país ha logrado expandirla y derrotar la pobreza sin generar un espíritu empresarial de confianza, de largo plazo, con altos niveles de inversión». Agregó que «los países que respetan la democracia, las libertades económicas, son los que están trayendo mayor inversión, creciendo más y, por ende, generando mejores beneficios sociales».
En ese contexto, citó a República Dominicana encabezando una reducida lista de los que en AL «están haciendo las cosas muy bien». ¡Y es así! Esta columna ha obtenido informaciones directas acerca del auge de las inversiones extranjeras en el país y la credibilidad que está proyectando el gobierno a nivel internacional. La estabilidad social, política y económica es tema de todos. Sentí un halago al escuchar lo bien que se habla de nosotros en el mundo empresarial. Es algo que debemos preservar, continuar…