
La delicada misión de los voceros en los partidos
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En la política hay posiciones con un carácter de importancia relevante, como sucede con la vocería de los partidos. No se trata de quién hable más duro o fuerte, o quien más discuta o ponga en aprietos a la oposición. En el país hemos visto cumplir con el rol de voceros a militantes partidarios cuya preparación y capacidad los hace merecedores de este gran reto.
Aunque pudiera parecer un puesto de desempeño fácil, no es así. El vocero asume la responsabilidad dentro de una asociación, un grupo o una entidad de dirigirse (en su representación) a los medios de comunicación o a un público en específico, en algunos casos, dentro de la misma organización.
Los partidos y sus grupos o bloques en las cámaras legislativas, también establecen a un portavoz, quien se encargará de emitir la posición de su agrupación ante un determinado tema o asunto en el Congreso para defender esa postura.
En el país gravitan rostros conocidos para muchos militantes partidarios y hasta para el público en general, son ellos quienes llevan a cabo la honrosa tarea de dar la cara por sus organizaciones. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) cuenta con un veterano en esta lides como Héctor Olivo, de igual manera la Fuerza del Pueblo tiene a Omar Liriano, quien ha asumido la posición de presentador oficial de su presidente –en los gobiernos de Leonel Fernández–, y de igual manera el Revolucionario Dominicano (PRD), encontró en Héctor Guzmán su mejor tarjeta de presentación para llevar a cabo esta misión. Una de las voces más jóvenes en la vocería política es la de Elizabeth Mateo, quien representa el partido de gobierno, el Revolucionario Moderno. De igual manera es escaso encontrar mujeres en este trabajo que al parecer lo han reservado para los hombres.

En ellos hay una representación genuina de los voceros oficiales de las principales agrupaciones políticas del país.
Su designación debió haber pasado las pruebas de cualquier buen vocero: liderazgo, carisma, responsabilidad, capacidad de enfrentar situaciones adversas, debe ser coherente (capaz de repetir su historia tantas veces sea necesario sin contradecirse, para imponer su discurso), capacidad de responder inquietudes entregando un mensaje específico y, como último pero no menos importante, tener criterio para recibir la información sobre políticas ya decididas por otros y poder transmitir el mensaje con la naturalidad que impone esta responsabilidad.
Para el veterano político Héctor Guzmán un vocero debe «tener claro la línea estratégica y el plan de trabajo del partido que representa y ser una persona con credibilidad, humilde, honesto, asequible y de respeto ante la sociedad», a esto le agrega el buen manejo de la comunicación y buenas relaciones con los medios.
En el 1986, Guzmán estaba en el ruedo ejerciendo la vocería para el ex presidente del Partido Revolucionario Independiente (PRI), Jacobo Majluta quien aspiró como candidato presidencial en unas elecciones que ganó Joaquín Balaguer.
Siguió llevando a cabo esa misión al lado de José Francisco Peña Gómez, en el año 1996 y hasta el 2000, luego le tocó trabajar con Hipólito Mejía en el PRD y posteriormente se mantiene en el partido ejerciendo esa labor para la que fue designado por la convención de delegados celebrada en mayo de 2019.
«Es decir, más de 30 años trabajando con diferentes candidatos y con diferentes visiones de la política, comportamientos y temperamentos. Pero es bueno aclarar, que siempre fui designado como vocero para esos líderes a petición de ellos, pese a que en algunos momentos quería dedicar más tiempo a mi aspiración individual que no he podido realizar y que para las próximas elecciones quiero hacer, aspirar a senador de la capital», subrayó Guzmán, una figura importante dentro de la dirigencia del PRD que espera competir por primera vez a una posición electiva en las elecciones del 2024.

Una tarea compleja
En un trabajo de investigación realizado por el periodista colombiano John Jaime Osorio, El arte de hablar por otro. Los voceros, establece la complejidad de este trabajo que es más serio de lo que se cree.
Osorio está convencido que «la tarea del vocero es compleja, tanto en la forma como en el fondo un vocero tiene que ser convincente. La forma incluye todas las manifestaciones de comunicación no verbal, la seguridad de la voz, la mirada directa y la firmeza en el movimiento de las manos como elementos útiles en ese trabajo. En cuanto al fondo, el vocero está obligado a saber muy bien qué decir, a establecer las estrategias discursivas pertinentes, a seleccionar las palabras precisas y ha de estar preparado para asimilar el impacto de cualquier pregunta o confrontación».
A decir de Guzmán en entrevista con País Político, «se requiere mucha disciplina, paciencia, y hasta cierto grado de psicología natural al tener que tratar con líderes de comportamiento, formación y pensamiento diferentes. Aquí lo difícil es conocer a profundidad tu partido, el candidato y su liderazgo en cuanto lo que piensa de los principales problemas del país y su posición ante ellos».
Uno de los retos que señala el vocero del PRD es cuando «tienes que entrar en lo que llamamos el ataque y contraataque con el adversario, para eso hay que estar preparado con fundamentos, buena estrategia, tácticas de este escenario».

Una de las caras más jóvenes en este trabajo, pero igual de experimentada es la de Elizabeth Mateo, quien además es la Secretaria de Comunicación del PRM.
«Existen voceros institucionales, que son los voceros que por sus posiciones partidarias ejercen vocerías, el presidente y secretaria general del partido, el de finanzas y demás cada uno es un vocero institucional, aquellos que ostentan una posición nominal dentro de los organismos del partido, fuera de los voceros institucionales, existen voceros designados que dependiendo de las coyunturas el partido los designa para tratar un tema de interés», comenta Mateo estableciendo la diferencia de las vocerías.
Quienes ejercen como voceros de los principales partidos del país deben –a juicio de Mateo– ser personas que llegaron por sus condiciones políticas, con criterio a la hora de emitir una posición y juicio y tener claro que debe seguir la línea partidaria.
«Debe ser una persona informada de lo que ocurre a lo interno del partido y sobre la línea ideológica», agregado a una buena imagen que genere confianza en las palabras que emite.
La coherencia es una palabra importante para este trabajo según destaca Elizabeth Mateo, quien reiteró que es imprescindible el «critero, respetar la línea partidaria, buena reputación unida a la coherencia, hacen que una persona sea idónea para ser vocero».
Mateo inició como vocera del PRM en una coyuntura de campaña, tras ser candidata a diputada por la circunscripción dos del Distrito Nacional en 2016.
En el 2018 el partido la designa como secretaria de comunicaciones, y es cuando pasa a ser una de las voceras principales, «fui confirmada como secretaria nacional en la pasada convención y ahora también ejerzo otro tipo de vocería como miembro de la Dirección Ejecutiva, máximo organismo del partido».
Está consciente de la enorme responsabilidad que lleva en sus hombros en el ejercicio de ambas posiciones, por eso aclara que «donde quiera que voy trato de impregnar que todos a lo interno de partido el sentir de la coherencia de nuestra organización y de pertenencia dentro de la organización para salir a los medios a hablar de las cosas buenas que estamos haciendo por el país».

Su misión la ve como una gran responsabilidad y trata de mantener la coherencia de la línea política ya que«en los momentos donde quizás uno no está de acuerdo con las decisiones que se han tomado. Pero no nos corresponde a nosotros cuestionar la línea política que se ha decidido, aunque sí participar del debate a lo interno», sostiene Mateo quien ve con buenos ojos el capital humano que se sigue formando en el PRM, quienes desde sus posiciones se han convertido en voceros capaces como regidores, diputados, senadores.
Una de las desventajas que tienen los políticos de hoy es el auge de las plataformas sociales, lo que pudiera hacer el trabajo más difícil, puesto que hay que ser aún más coherentes con el discurso y las acciones. Es por tal motivo que Héctor Guzmán recomienda «decir la verdad y esto es algo que algunos políticos no entienden, lo que hace más difícil el papel del vocero en estos tiempos».
La formación y el entrenamiento van de la mano, es por esta razón queel ex canciller estadounidense Henry Kissinger dijo en una conferencia de prensa en la Casa Blanca algo que define muy bien la esencia de un entrenamiento de voceros: «Espero tengan preparadas sus preguntas para mis respuestas».
Nada tan claro como que al vocero, formal o informal, hay que entrenarlo. En primer lugar, es tarea de la organización determinar un solo discurso, aunque se utilicen distintas palabras.
En definitiva el vocero político tiene una labor más delicada e importante de lo que se podría creer, puesto que representa un sector que originalmente no inspira confianza en la ciudadanía, y más en los últimos años, por todos los escándalos de corrupción política, por lo que cada vez más se hace necesario contar con habilidades que van más allá de saber hablar bonito y bien.
Antecedentes históricos
Un vocero es a su vez un mensajero, una persona que habla en nombre de alguien, como lo hacen los ángeles en la Biblia, que podrían considerarse pioneros de la vocería en la historia, en este caso, en la historia sagrada. Los ángeles, según las Escrituras, acatan órdenes específicas de Dios y llevan su vocería ante los pueblos. Aunque ésta no es su única función, pues también son adoradores y guerreros; se les abona, para el caso, el ser portavoces y anunciadores. Por ejemplo, a Gabriel, reconocido como un arcángel, lo vemos anunciando los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús. Gabriel no pelea como muchos otros ángeles que conforman el ejército de Dios; tiene una función específica: dondequiera que aparece lo hace anunciando, es el ángel anunciador, un pregonero, en otras palabras, un vocero de Dios.
Desde tiempos muy remotos, y en actividades muy diversas, los grupos humanos han entendido que es necesario tener representación, delegar la voz, encargar a un solo individuo del grupo, o a varios, de entregar mensajes a destinatarios específicos.