
La seguridad ciudadana en RD, Juan Manuel Santos y su batalla por la paz
Comparte Este Artículo
Cuando las fuerzas militares colombianas tenían cercado al líder de las FARC, Alfonso Cano, el presidente Juan Manuel Santos dudaba entre autorizar su captura vivo o muerto o simplemente abortar la operación para preservar los diálogos de paz iniciados con la organización guerrillera, le llegó una llamada de su cuñada, aficionada al tarot, quien sin conocer detalles lo animó a seguir con la operación que al final dio al traste con la vida de Cano.
La anécdota la cuenta el propio Santos en su libro La batalla por la paz en el que narra los entresijos del proceso de diálogo que dio fin a una guerra de más de medio siglo entre las FARC y el Estado colombiano. La Paz en Colombia le valió al expresidente el Premio Nobel en 2016, aunque también tuvo un alto costo político para el: ha sido el presidente colombiano con los más bajos índices de popularidad desde Ernesto Samper y Andrés Pastrana. Su impopularidad solo ha sido superada por su sucesor Iván Duque.
Además de las incidencias de las negociaciones para La Paz, Santos cuenta como entró a la actividad política, las altas y bajas de sus relaciones tanto con Hugo Chávez como con Rafael Correa y hace aportes importantes desde su experiencia acerca de cómo manejar cualquier tipo de diálogo entre sectores con agendas diametralmente opuestas. En ese orden, el Premio Nobel hace hincapié en la necesidad de alejarse de la tentación de hacer agendas maximalistas cuando se trata de buscar entendimientos entre partes. «Que nada está acordado, hasta que todo esté acordado» es el mantra que repite Santos como la clave para alcanzar acuerdos.
Llama la atención su tesis acerca de las razones por las cuales Álvaro Uribe se convirtió en su más acérrimo opositor. Según Santos, más allá de sus cuestionamientos al proceso de paz, Uribe en el fondo tenía el deseo de conducir ese proceso o, al menos, que se hiciera en sus términos. En el libro se revelan datos inéditos acerca de los acercamientos que hizo Uribe con las FARC en búsqueda de diálogos y entendimientos.
Al mejor estilo de El largo camino de la libertad de Nelson Mandela, el expresidente colombiano dice sus verdades de forma asertiva y con finas sutilezas pone de relieve cuál fue el rol de cada uno de los actores durante las negociaciones que llevaron a Colombia a vivir su primer periodo de paz en el último medio siglo. La batalla por la paz es un documento histórico de gran valor para todo aquel que quiera conocer el poder y la política por dentro.
Además de conocer las interioridades del proceso de paz colombiano, este libro puede servir a los dominicanos, en especial a sus autoridades, para reflexionar sobre el camino que debemos trillar si queremos superar la crisis de inseguridad que vive la República Dominicana y evitar que la situación de nuestro país con respecto a la criminalidad llegue a niveles tan altos como en México o, como en su tiempo lo estuvo, en la propia Colombia.
Si bien es cierto que el gobierno ha mostrado incompetencia e incapacidad para afrontar el problema, también les ha faltado liderazgo para conducir a todos los sectores de la sociedad a establecer un pacto por la seguridad ciudadana con metas claras, medibles y alcanzables. Mientras la administración del Presidente Abinader continúe tomando medidas risibles como prohibir la venta de bebidas alcohólicas o decretar el fin del ruido a partir de las 10 de la noche, no solamente perderá la batalla contra el crimen, sino que también perderá totalmente el respeto de la ciudadanía y con ello estaremos a un paso de una situación de estallido social que solo Dios sabe la magnitud de sus consecuencias.
Inicié estas líneas haciendo referencia a como una superstición fue el acicate para tomar una decisión que bien pudo cambiar el curso de la historia de toda una nación y, quien sabe, si hasta de la propia región, para que tengamos claro que los seres humanos, por más encumbrada que sea nuestra realidad imaginada, en esencia tenemos todos la misma naturaleza biológica y al final del día, los procesos bioquímicos que llevan a un jornalero a jugar la lotería por el consejo de Cristian Casablanca, son los mismos que llevan a un Presidente a decidir la suerte de un país por una lectura del tarot de querida cuñada.
Más allá de la fortaleza del mito de cada quien, al final todos somos biología y química conjugada a través de la más importante ficción de nuestra especie: el tiempo.