
Justicia: desahogo
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La red social Twitter sirvió como plataforma para el reciente desahogo de la magistrada Yeni Berenice: «En la RD la jurisprudencia de la corrupción es vergonzosa, indignante, parcial, ilógica, contradictoria, servil, deficiente y errónea… es increíble como la mayoría de los tribunales varían sus criterios exclusivamente para favorecer corruptos y casos de crimen organizado».
Es decir, la misma magistrada se queja con razón de la idiosincrasia judicial donde ella misma trabaja desde hace años y que conoce perfectamente bien. Este desahogo fue a raíz de la sentencia del caso del asesinato del abogado Yunior Ramírez, del llamado Caso OMSA. Las juezas determinaron que el ministerio público no había presentado pruebas concluyentes para condenar a varios acusados.
Pero también es esa misma Yeni Berenice la que está detrás de los mismos macro juicios de corrupción que se vislumbran en el camino. Uno se pregunta, ¿pasará lo mismo con estos casos pendientes de justicia? ¿Yeni desconoce que en todo el aparato judicial hay jueces y otros trabajadores que dejó el PLD en 20 años de gobierno? ¿Desconocía esa misma magistrada que archivó definitivamente el caso contra Leonel Fernández por presuntos actos de corrupción presentada por Guillermo Moreno, que la justicia en el país está contaminada? Incomprensible. Parece que la magistrada Yeni Berenice llegó ayer de París a la Procuraduría.
En ese sentido, recuerdo cuando el ex procurador Domínguez Brito y en aquel entonces, la fiscal del Distrito, Yeni Berenice, manejaban la justicia dominicana como si fuera una mesa de ping pong. Por encima de ellos, la inexistente justicia estaba dividida en dos, los jueces del gobierno y los que dejó Leonel Fernández. El Poder Judicial dominicano, propiedad del gobierno en aquel momento, no ha cambiado en nada en la actualidad. Los trabajadores y protagonistas detrás de la cortina continúan allí.
Entonces, ¿se puede esperar algún cambio en base al desahogo de esa misma Yeni Berenice que pertenece a ese conglomerado? Otro asunto a destacar dentro del aparato judicial de este país, ¿qué hace el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte para garantizar un cambio profundo en el aspecto judicial de esta sociedad? Nada. ¿Para qué sirven estas instituciones? para nada. Al parecer, es pura «representación».
Luego de leer el desahogo de Berenice, nosotros como sociedad civil, ¿qué podemos esperar de esos casos de tanto ruido judicial que esperamos ansiosos como leones hambrientos de justicia? ¿Qué pasó entonces con Odebrecht?
No obstante, la magistrada habla en su desahogo de «populismo judicial». Interesante, ese mismo populismo que se practica sobre todo ahora con los casos pendientes. La magistrada tiene todo su derecho a quejarse, a denunciar la corrupción o las malas prácticas internas que se juegan a lo interno de la justicia. Pero antes, debería autoevaluar su desempeño laboral de cara a la sociedad y en los casos en los cuales ha participado.
Este nuevo gobierno nos prometió un «cambio», una justicia «independiente» que obviamente es una quimera pero que algún día debe ocurrir. Esa «independencia» que debería comenzar por el nombramiento del procurador\ora no por el Presidente de turno, sino por otros estamentos de la sociedad. Esa misma anhelada «independencia» que debe demostrarse con el saneamiento interno de jueces y trabajadores judiciales que entorpecen el interés de aquellos que desean otro Poder Judicial. La Procuraduría, Suprema Corte y en todo el Poder Judicial hay personas que no deberían estar, son escollos. Ahí continúan como parte del «cambio», aun sean de carrera.
Como país merecemos que estos desahogos se lean y escuchen, pero que esos mismos que formulan esos destapes se autoevalúen. Insisto ¿cómo podemos avanzar luego de lo expresado por la magistrada Berenice cuando ella misma ha formado parte de asuntos que aun llaman la atención desde hace años? ¿Qué podemos esperar nosotros, como simples ciudadanos estafados por la degradante clase política que nos ha gobernado desde hace 30 años o más? ¿Cuándo tendremos una justicia confiable sin populismo judicial?