Entre alianzas y políticas públicas
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FANTASMA.– Mucho se habla de ellos, pero al final nunca salen. Se especula de su aspecto, su composición, sus lugares de preferencia, incluso las razones que los mantendría «vivos». Sin embargo, nunca se les ve. Así luce la Alianza Rescate. Todas las semanas dirigentes prometen revelar los misterios ocultos, pero no llenan las expectativas. Entre tanta barahúnda, ¿se puede hablar realmente de un acuerdo que fluye o que cuenta con «afecto solitario»? Los pronósticos no prometen, tanto que los causantes enarbolan una frase que más que grito de guerra, sería de resignación: «sin alianza no hay esperanza».
Para muestra un botón. Parece no hay ánimo de pacto, o insuficiencia en su aplicación material. No sorprende. He dicho que estamos en un ciclo político que cierra entre dos fuerzas «hermanas» pero altamente contrapuestas que se blanden por el mismo espacio, entre otras cosas. Si ciertamente hubiese consciencia e intención robusta, de esas que remecen escenarios, la Alianza Rescate se rescataría a sí misma, y se expandiría a nivel nacional, y para la primera vuelta. Eso no garantizaría el éxito frente a un gobierno constante en números muy favorables, pero sumaría a la campaña la emoción de que el oficialismo tiene competencia.
¿Por qué las jugadas de la oposición apuntan a una segunda que no habría de llegar, si en una primera podrían competir?… Si Leonel Fernández asume desde ya la candidatura presidencial tanto de la FP como del PLD, y busca un candidato vicepresidencial que aglutine sectores faltantes, respaldados por una alianza total, pudieran dar un golpe de efecto histórico de esos que mueven fichas… Pero dudo que pase. Y la zapa por lo bajo, se construye en otra acera: Roberto Ángel semanalmente llevándose peledeístas al PRM… Mientras, esperemos que esta semana, de tanto repetir su nombre, el fantasma de la alianza aparezca como si fuera un Beetlejuice de la política…
OFICIALISMO.– Como contraparte, el bloque oficial sigue desarrollando sin problemas su política de uniones. Se puede ver la diferencia tanto del manejo correcto, como del peso del gobierno. Aunque esto último no sería lo esencial porque hasta partidos en el poder se dividen y caen. El pasado fin de semana se juramentaron con el cambio dos partidos que pertenecían al bloque del expresidente Leonel Fernández, y se anuncian más.
La cosa fluye, y así parece. Los números dicen. Sin embargo, el gobierno debe advertir algo con los aliados que ingresaron formalmente al PRM: aunque no hay quejas mayores, porque muchos ocupan posiciones cimeras en la administración y en los estamentos partidarios, hubo cierta «intrigilla» con el tema de las selección de algunas candidaturas, aunque primó la conformidad y la unidad. Es obvio que un partido dé preferencia a los que siempre han sido suyos, pero debe ser cauto al no arrinconar a los que antes no eran, y ahora son.
Algo a mediano plazo, a futuro, de ser posible, y que podría ser significativo y expansible a otras áreas, para apuntalar cada día más la cohesión del proyecto que está llamado a ser a la largo plazo. Por lo demás, todo bien. La gestión del presidente Luis Abinader luce y está cómoda. Sin dificultades que no pueda sortear…
POLÍTICAS PUBLICAS.– No soy intérprete del presidente, pero el llamado a la oposición a que se concentre en un debate acerca de políticas públicas es un grito a elevar el debate. No politizar tanto con cualquier cosa sea cierta o no… No debatir personas, sino ejecutorias y resultados. ¿Qué se está haciendo? ¿Qué se ha hecho? ¿Qué se puede hacer?
Tanto en el gobierno como en la oposición hay gente que puede conceptualizar. Conceptualizemos, pues: una gran lluvia de ideas en el escenario público, realistas, no cháchara. Claro, sin quitarle su dosis de componente político, porque es normal. Pero que no sea lo preponderante. Y si analizarnos políticas por políticas, esta administración tiene su enfoque, lo está levando a cabo, y a los electores le está gustando….