
El voto religioso
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El pastor Carlos Peña vaticina que en las elecciones del 2024 surgirá el voto religioso en el país. Está claro que se refiere al apoyo que recibirá su partido Generación de Servidores, de reciente reconocimiento por parte de la Junta Central Electoral, el cual impulsa con el interés de atraer el supuesto 52 por ciento de electores que acude a las urnas sin tener afiliación a ninguna de las organizaciones tradicionales.
Peña, como evangelista, habla con plena seguridad de sus aspiraciones. Es el presidente de GENS y está en las calles en un intenso laborantismo para atraer a indecisos, a conservadores, a quienes sienten un profundo sentimiento patrio. Los evangélicos pudieran tener en Peña al candidato presidencial que le contarían los votos, porque según su filosofía de trabajo, el suyo no será un partido «bisagra» ni un pie de amigo para facilitar el ascenso o la permanencia de otra formación política.
Intenta, junto a las estructuras que está afanosamente armando, erigirse en un «nuevo liderazgo», ese que necesitará dinero para trabajar más no para movilizar el voto de aquellos que no necesitan ni mil pesos ni una ración alimenticia que sirva de incentivo para salir a ejercer el voto. Como se lee, sus aspiraciones son quiméricas, pero Carlos es un hombre de fe.
Como la fe mueve montañas, el presidente de GENS asegura que moverá al votante tan solo conquistado con un discurso racional, donde las raciones queden fuera de su modos operandi. Las elecciones municipales, congresuales y presidenciales del 2024, sin duda, servirán para medir a los feligreses con la misma vara con la que históricamente se han medido los partidos tradicionales. Será una experiencia casi religiosa, porque si esta nueva formación logra conformar boleta a todos los niveles, seremos testigos de cuánto pesará el bebé que ya tiene nombre: «voto religioso».
En el mismo orden político pero desde otra perspectiva, el presidente de la Junta Central Electoral, Román Jáquez Liranzo, también expresó su fe ante la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), al que puso al tanto de la agenda de trabajo con miras a las elecciones, con el objetivo de que la Iglesia lleve el mensaje a la población para que participe en el proceso.
Román Jáquez, franqueado por los miembros titulares Rafael Armando Vallejos Santelises, Dolores Fernández y Samir Chami Isa, motivó a los obispos para que, a su vez, motiven a la feligresía para que se involucren en los trabajos de organización de las elecciones. Los jueces aspiran a que la ciudadanía vaya a la Junta Electoral de su municipio o se registre por internet y participe de la conformación de los colegios electorales.
Entre más de 200 mil personas que requerirá este trabajo, el de las mesas electorales, pues Jáquez Liranzo entiende que quiénes mejor pueden ser los feligreses con calidad moral, «que les duela lo cívico, que le duela la democracia, nosotros entendemos que debe hacer una motivación a su participación=». ¿Qué mejor escenario que la Iglesia para identificar a esos prospectos? Se preguntó. Por un lado, Carlos Peña alza la bandera para conquistar el voto evangélico y por el otro, la Junta quiere que la feligresía sea más proactiva en este ejercicio democrático.