El mensaje como arma de guerra
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El asalto al Capitolio el 06 de enero del año 2021 se replicó el 8 de enero de 2023 en Brasilia, Brasil. Los medios de comunicación difundieron ambos episodios, se transmitió al mundo los agravios a esas democracias.
La llama que encendió ambos ataques vino de personajes que utilizaron el mensaje de manera sagaz.
El desenlace de ambas motivaciones certificó la contundencia de la expresión «La palabra tiene poder». Donald Trump, presidente saliente del gobierno de los Estados Unidos conocía la fuerza de difundir mensajes para azuzar a su partido y simpatizantes a que le apoyaran en desacreditar las elecciones ganadas por Joe Biden.
Siempre incitó a su gente de una forma sutil, muchos extremistas, a desafiar en busca de su reconocimiento diciendo: «Los estados claves por los que luchamos ahora, yo los gané con mucho margen»; «Y tengo que decir que, si perdí, seré un perdedor muy elegante (…) Pero uno no puede aceptarlo cuando roban, manipulan y amañan».
Su objetivo se puso en escena a través de los medios de comunicación y códigos del protocolo institucional como la acción de no felicitar al nuevo presidente o incumplir la costumbre de invitarlo a la oficina Oval antes de su juramentación.
El resultado fue el asalto al congreso norteamericano, uno de los momentos más traumáticos para ese país, dejando el saldo de cinco muertos, varios oficiales y personal administrativo con secuelas en su salud mental.
Pudo ser un baño de sangre de haber sido otra la táctica de respuesta de la seguridad del Capitolio.
Consciente de la influencia del mensaje, su homólogo ideológico Jair Bolsonaro se negó a reconocer su derrota alegando mediante un recurso ante el Tribunal Superior Electoral que hubo «indicios de errores graves que generan incertidumbre y hacen imposible validar los resultados generados».
Estas expresiones, el hecho de no admitir la victoria de Ignacio Lula Da Silva y el mensaje que envió saliendo de Brasil antes de la juramentación de su rival, fueron gritos de ataque para sus seguidores. Los logros de ambos al utilizar la comunicación como arma de guerra son evidentes y traerán consecuencias.