¡Recuerden políticos: el lenguaje y la narrativa es el mensaje!
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Eso fue lo que me llegó al pensamiento cuando un político de carrera como Tommy Galán se deslizó, y admitió que el Partido de la Liberación Dominicana había hackeado el sistema de las impresoras funcionales de la Junta Central Electoral, en lugar de utilizar el discurso política y legalmente correcto para explicar que, había debilidades en el sistema informático de estas herramientas indispensables que serán utilizadas en las próximas elecciones correspondientes al torneo congresual y municipal.
Aunque se intuye que el dirigente político quiso dar un golpe de efecto con la denuncia de debilidad del sistema para realizar el proceso de digitalización, escaneo y transmisión de datos durante las elecciones congresuales, el abogado provoca una reacción adversa y al utilizar una palabra que, aunque describe la acción que según él ejecutaron los técnicos del PLD, no deja de ser una admisión de algo ilegal, que no está plasmado en la Ley Sobre agrupaciones y partidos políticos (33-18), pero sí está sustentado en el Artículo 6 de la Ley No. 53-07 sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, donde define la implicación de un Acceso Ilícito, y lo conceptualiza como el hecho de acceder a un sistema electrónico, informático o de telecomunicaciones, excediendo una autorización.
Conforme lo que se puede encontrar en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, hackear o jaquear significa «introducirse de forma no autorizada en un sistema informático», y en esa clara interpretación no representaría algo negativo si no fuera porque esa ejecutoria se prohíbe en la citada legislación.
La narrativa es un elemento de trascendente importancia para construir el relato político, en los últimos 20 años se pudo observar cómo esta empezó y ha tenido un ascenso a nivel de preponderancia y de cuidado de los actores políticos, fueran estos candidatos o funcionarios públicos, sin embargo, parece que los partidos políticos se han estado relajando respecto de asumir la rigurosidad en la implementación en sus discursos institucionales, y viniendo de un secretario de Asuntos Electorales del PLD es de sorprender, porque estos aspectos siempre han tenido un fino trato de parte de la organización política.
«Nuestro equipo técnico pudo hackear fácilmente la impresora hasta que tuvo la voluntad de soltarla», preciso el legislador, para enfatizar el nivel de vulnerabilidad y facilidad que cualquier experto tendría para penetrar al instrumento electoral. Eso lo pudo decir de otro modo y lograr el objetivo de comunicación política, posicionarse a la vanguardia del manejo de las tecnologías e incidir en la ciudadanía con su mensaje, pero apeló a un recurso más sonoro y no obtuvo los logros deseados.