
Comunicación para la memoria contra el olvido
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Y fue otra vez lo que pasó siempre en la República Dominicana. Se impuso el «borrón y cuenta nueva» a golpe de sistematización, de propaganda direccionada, paga y vilmente implementada. No se comunicó, de generación en generación, con una estrategia, al menos una táctica, la sangre derramada. La que correspondió a los héroes, a los que deseaban genuinamente un país en gozo de las libertades. No se les dijo a las niñas, los niños y a todos desde preescolar quién mandó a matar a Manolo, ni a Minerva ni a Orlando Martínez. No ha estado en el curriculum educativo de manera transversal.
No, falló la comunicación, y los asesinos, ideólogos y sátrapas vencieron, y hoy una Academia Dominicana de la Historia, celebra un nuevo ingreso, salpicada de color rojo y amparada en el hecho de que no se dirigió y no se sembró en la mente de nuestras próximas generaciones la consigna «memoria contra el olvido».
Y no es que faltaran voces que se alzaran, pero la táctica de enterrar en el anonimato a los héroes de la historia reciente dominicana, fue muy exitosa, con ello despegaban al dominicano de cualquier empatía o dolor por asesinatos como el de Manuel Aurelio Tavárez Justo.
Recientemente, se produjo un golpe que impacto la opinión pública: la renuncia de la historiadora y docente Mu-kien Sang Ben, por el ingreso de Ramiro Matos González como miembro de la Academia Dominicana de Historia, a pesar de que los hijos del fundador del Movimiento 14 de Junio, Minou y Manolo Tavárez Mirabal habían enviado una misiva al liderazgo de esa entidad, en la que expresaban su oposición al ingresante por «haber comandado el escuadrón del Ejército que le dio, en la escena, el tiro de gracia al héroe nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó y haber dirigido la patrulla que amarró, torturó y asesinó con la mayor de las crueldades a Manuel Aurelio Tavárez Justo, Manolo, nuestro padre, declarado por el Congreso Nacional mediante la ley 150 de 2004, Héroe Nacional de la República Dominicana».
Una parte de la sociedad se expresó y respaldo la posición de la investigadora, sin embargo, en esa Academia, y en las redes sociales, algunos opinaban infestados de la indiferencia que produce no tener conciencia de los actos lesivos de derechos humanos, y resultado de no haber implementado la frase «memoria contra el olvido».