
Delincuencia
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La misma delincuencia de siempre que se incrementa cada día de diversas formas, maneras y ejecuciones. Nadie está a salvo ni en su propia casa. Uno sale del carro mirando a todos lados, si sales de una oficina bancaria también observas en ambas direcciones y mucho cuidado si no miras hacia atrás. Es necesario estar al tanto, vigilando cada paso, cada giro. Si usted usa regularmente el transporte público pues se debe agarrar bastante fuerte la cartera y cuidado si ese carro donde se sube está vacío o solo con un pasajero.
Vivimos tiempos de incertidumbre callejera, de incertidumbre ciudadana con ese temor de salir a las calles y hacer una vida normal como sucedía años atrás. Hay quienes opinan que esos tiempos ya no volverán y que obviamente depende de cada uno de nosotros resguardarnos y estar atentos a los movimientos donde quiera que vamos. Incluso hasta para dejar el carro en un parqueo subterráneo hay que mirar por el retrovisor cuando usted se parquea y cuando quiere salir del lugar.
Nuestro entorno se encarga de reiterarnos anécdotas, ejemplos y casos cercanos que le han sucedido a otros y es especie de advertencia diaria de estar «ojo avizor» cuando sales de la casa. A pesar de esta incomodidad de vivir así, de estar paranoicos donde y como quiera, en cualquier lugar e incluso hasta en un semáforo pues los que dirigen actualmente la Policía Nacional actúan de una manera poco creíble. Se despachan con argumentos y acciones traídas muchas veces por los pelos y dependiendo el caso y los involucrados actúan en consecuencia. Suerte que las redes sociales juegan su papel. Tienen ese punto positivo de denuncias, de hechos in situ que quedan grabados, colgados y que uno con pruebas audiovisuales puede reclamar a las autoridades con más fuerza.
Pero en esas mismas redes sociales, uno puede como usuario reírse y recordar viejos tiempos cuando eran otros los que dirigían esa institución. Hay un ex jefe del Policía que pasa los días comentando por redes, qué haría él o cómo debe actuar ese organismo frente a la alta tasa de criminalidad. Ese señor pasó varios años durante los gobiernos de Leonel Fernández como jefe de la Policía y no dejar de ser interesante que él ahora posee todas las soluciones a esos mismos problemas que tampoco él pudo medianamente reducir. Es irónico. Cínico. Se ufana de que sí redujo la delincuencia cuando no fue así.
Por cierto, ¿qué ha pasado con la reforma policial? Según averiguaciones el trabajo es profundo y de trasfondo y se continúa resolviendo ese importantísimo tema para todos. Mucho tiempo estuvo esa reforma guardada en el cajón de los recuerdos y en teoría se trabaja con ahínco conjuntamente con el Ministerio del Interior, a ver si el saneamiento policial, la correcta preparación y ejecución de esa institución encuentra su camino. Pero antes y ahora esa reforma no interesaba en la misma Policía. Tampoco era un tema importante para los distintos gobiernos pasados y menos en el Congreso. Una vez escuché al destacado abogado Tomás Castro, cuando dijo: «La policía es una banda de delincuentes». Es sola afirmación explica todo el problema.
En ese sentido, la percepción de los ciudadanos es que las autoridades actuales de la Policía y el Ministerio del Interior, encabezado por Chú Vásquez no saben cómo actuar, cómo enfrentar la alta tasa de delincuencia que nos azota. A veces, creo que improvisan demasiado con reglas inútiles. El mismo Presidente Luis Abinader se pronuncia de manera enérgica con este tema cada vez que tiene oportunidad pero nada de eso soluciona los problemas. Hace falta mejor manejo de las autoridades, más equipamiento, cámaras de seguridad en cada esquina del país.
Cada acto de violencia, de criminalidad retrata más la podredumbre de muchachos/as jóvenes sin perspectivas de ningún tipo, sin educación ni visión. Con los delincuentes criminales no se puede tener mano blanda. Se debe actuar.