
Carolina Mejía: «La municipalidad nunca estuvo en mis horizontes»
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La gestión pública tiene un lado femenino. En estos tiempos que se impulsan iniciativas para promover la equidad y paridad de género en todos los campos, la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, reconoce que todavía hay estereotipos que inciden de manera negativa que frenan esa aspiración. En estado de negación, cuando Luis Abinader le propuso que fuera su compañera de boleta en las elecciones del 2016, recuerda que le dijo: «Trae a Juan», su esposo, porque sin duda en una conversación «entre hombres» el hoy Presidente de la República podría lograr un sí con más facilidad.
La alcaldesa ofreció ayer martes un testimonio enriquecedor para toda mujer con aspiraciones de lograr posiciones de poder. Entrar y pertenecer a la élite que toma las decisiones. Mejía fue una de las principales oradoras del foro «Mujeres Poderosas de RD» que organizó la revista Forbes República Dominicana, donde conversó con Eladio González, director editorial. «Recuerdo que mi madre no quería que me involucrara en la política», confesó con la voz entrecortada. «Le dije, ‘yo no te necesito como política, te necesito como madre… y lamentablemente, tampoco te estoy pidiendo permiso, he tomado una decisión de vida».
Palabras fuertes en boca de una mujer que desde los 17 años promueve que las de su género deben lograr su independencia económica para lograr muchas otras cosas en la vida. Y lo dice una política que ha tenido éxito en el oficio, el cual asumió oficialmente cuando se fundó el Partido Revolucionario Moderno en el 2014, desempeñado una labor que le ha permitido elevar su perfil en una carrera competitiva, difícil y, sobre todo, liderada por hombres.
Eladio González. Eres la primera alcaldesa de la capital dominicana en toda su historia, ¿crees que algo cambió en el 2020 para que eso fuera posible?
Carolina Mejía. La municipalidad es algo que nunca estuvo en mi horizonte. Más bien, mi condición de dirigente partidaria me llevó en un momento en que la situación lo requería, a tomar una decisión. Escuché a las panelistas que me precedieron y la verdad es que aprendí tanto. Señores, muchas veces nosotras estamos en zonas de confort. Siempre le digo a Papa Dios, soy una mujer católica, de fe y creyente, y digo óyeme cuando ya uno está acomodado, alguien viene y como que te remenean y te toca decidir.
De esa forma, llegó a mi vida, a finales del 2019, ese planteamiento de asumir la candidatura a la alcaldía del Distrito Nacional. Y como lo hice en el pasado, cuando nosotros tuvimos que fundar un nuevo partido en el 2014, el candidato en ese momento [Luis Abinader] me dijo que él quería que fuera su compañera de boleta, pues también di un paso al frente. Te diría la característica que define eso es mi compromiso y responsabilidad como mujer que quiere que las cosas en nuestro país sean diferentes. Pero la realidad es que nuestro país todavía tiene, como lo han descrito aquí, un machismo imperante y un trabajo enorme que debemos hacer.

La buena noticia es que tenemos muchos hombres que también empujan y confían en nosotras las mujeres. Entonces, nosotras debemos estar cada vez más conscientes, que cuando nos menean la alfombra, tenemos que asumir con valentía, ese nuevo reto. Cada vez que a mí me ha tocado asumir o tomar una nueva decisión, les puedo compartir que ha sido sumamente doloroso. Cuando lo de la vicepresidencia, recuerdo que Luis me dijo: ‘Trae a Juan [Garrigó Lefeld] contigo. Porque Luis sabía que yo estaba en negación. Es cierto, que de entrada uno piensa tantas cosas, pero no es menos cierto que algún corazoncito toquemos y nos sirva a las demás para decir sí ombe, si ella pudo yo también.
Hay un elemento muy importante, y se comentó en el panel anterior y haces referencia también, y es la voluntad, querer hacerlo, conseguirlo, de levantar las manos. Pero también existen esos techos de cristal, estoy seguro que muchas mujeres antes que tú, estaban preparadas y a lo mejor incluso dispuestas a ocupar la alcaldía del Distrito Nacional y a lo mejor no tuvieron ni siquiera la oportunidad. ¿Crees que existen todavía esos techos de cristal? ¿Te tocó romper ese techo para llegar?
Sin duda. Nos tomaron 522 años para romper el techo de la alcaldía y finalmente lo hicimos, y lo más importante es la posibilidad de construir el camino para que otras podamos también seguir incursionando en espacios de poder. El tener claro que debemos impulsar [la equidad de género] es una cuestión de decisión. Tenemos que decidir impulsarnos nosotras mismas, pues construir y crear sororidad, mujeres que estemos para otras mujeres apoyándonos. Es así. Tenemos que estar continuamente demostrando esas capacidades que es lo que nos hace semejantes.
Por eso es tan importante que sigamos preparándonos, que estemos dispuestas, y que unas a las otras nos demos ese apoyo, que muchas veces es necesario para saber que sí podemos. Todavía tenemos muchos techos de cristal, pero tengo la seguridad que con el trabajo que tenemos por delante, sobre todo cada vez más, mostrando lo que somos capaces de hacer es la gran diferencia. A nosotras, por ejemplo, tú me dices: ‘Bueno Carolina, ¿una buena gestión o un buen gobierno en la administración pública se logra solo porque es una mujer? No, es porque lo lidera una persona buena, con capacidad, y cuando a las mujeres se nos ha dado la oportunidad hemos demostrado que sí, somos buenas liderando.
Mencionas el tema de la sororidad, el apoyo de las mujeres entre ellas, que es muy importante. Pero parecería que el principal obstáculo para la mujer es otra mujer, o la falta de apoyo entre ellas, cuando en realidad faltan muchos hombres que se involucren en la conversación, se comprometan con estos objetivos de equidad e igualdad.
Sin duda, el nivel de conciencia que todos tengamos es determinante para que las cosas sigan cambiando. Mientras escuchaba a Eduardo [Cruz, presidente de Grupo Humano] le dije al terminar, óyeme cuanto he aprendido con estos testimonios, porque desde donde estoy, también escuchándole, me he dado cuenta que tengo un trabajo enorme todavía por hacer, y que en lo inmediato puedo asumir. Y me refiero, más que nada, a mi posición como secretaria general del Partido Revolucionario Moderno, y de aquí me voy, lo digo con humildad, con esa inspiración.
Por eso es tan importante estos foros, que nos escuchemos, para recordar, muchas veces para caer en cuenta porque el día a día nos envuelve y se nos olvidan cosas básicas. Creo que sí, que nos necesitamos y necesitamos esos hombres que saben, apuestan y están convencidos de lo mucho que podemos hacer… Desde Anacaona, hay que reconocer lo aguerrida que fue, así como otras mujeres valientes, y saber lo que tenemos en nuestra sangre de esa herencia taína. Reconocer a nuestras mujeres es hermoso y es importante.

Para en nosotras mismas afianzar que es esa femeneidad que debemos proteger. He encontrado en ocasiones mujeres que trabajando en política entienden que debemos hacer política como los hombres, para nosotras poder equipararnos y es todo lo contrario. Preservémosnos mujeres, femeninas, esa autenticidad y sensibilidad y que a través de esos ojos es que yo creo que tenemos tanto que aportar para transformar la realidad social de este país.
En tu experiencia donde has encontrado los mayores retos en tu carrera política, ¿en los partidos o en el electorado? ¿Es más difícil convencer al electorado o a un partido político que apueste por una mujer?
Mira, los partidos políticos somos el reflejo de una sociedad y estamos conformados por ciudadanos. La realidad es que tenemos un trabajo arduo todavía por hacer como sociedad. Hace unos años, desde el partido comenzamos a poner en blanco y negro, y por eso la importancia de manejar estadísticas, hicimos una encuesta porque quería tener claro cómo promover el poder femenino. Un sociólogo que nos acompañó, nos decía, mira lo primero que tenemos que entender que el poder es la capacidad que tenemos de ser.
Para poder hacer, primero por nosotras y luego por los demás. Ese pensamiento, esa reflexión me ha acompañado a mí durante estos últimos cinco años desde que realizamos ese estudio, porque es importante que afiancemos esas cosas que nos describen a cada cual. Defendamos lo que somos, cuidemos lo que somos. Vamos a ser cada vez más firme eso que nos define y a partir de ahí, podremos transformar y tocar nuestras propias vidas y luego la de los demás.
Cuando en el 2019 decidí aceptar la candidatura [a la alcaldía del Distrito], recuerdo que mi mamá, que en paz descanse, le dije a mami lo que había decidido. Mi mamá me había prohibido participar en política. Y cuando me lo dijo categóricamente, enfatizó en que eso no le ha gustado nunca. Incluso eso fue tema de discusión en mi casa, que mi papá [el expresidente de la República, Hipólito Mejía] la acusaba que mientras él estuvo en la palestra, ella detestaba la política, pero resulta que cuando su hija se involucró, ella era mi fan número uno. Así más o menos se producían esos conflictos. Pero mi mamá ese día, recuerdo que cuando se lo dije empezó a llorar, me decía: ‘No puedes, por favor no’. Y esa negación, desde su experiencia de vida. Recuerdo que le dije, también llorando, ‘mami yo no te quiero como compañera política, te quiero como madre y te necesito como mamá. Yo no te necesito como política, y lamentablemente tampoco te estoy pidiendo el permiso [confiesa Carolina con la voz entrecortada].
Yo sencillamente he tomado una decisión de vida, de que me mueve el servicio sin ningún interés que no sea más que tocar vidas para bien. Eso no lo voy a dejar de hacer. Pero muchas veces nos enfrentamos con esos dolores, y no podemos caer en que por un sentimiento, como pudiera ser la pena, nos aleje de nuestros propósitos. Es cierto que esto nos toma mucho tiempo, pero todas podemos tener la comprensión y el compromiso de nuestras familias. Así lo tuve de mis hermanos, de mi papá, de mi esposo Juan, que se ha dedicado en estos 33 años de vida que tenemos juntos, a todos los días levantarse y ponerme otra pluma en mis alas para que yo vuele más alto.

Y para compartir conmigo la crianza de nuestros hijos, y a mis hijos les tocó una madre que se decidió por el servicio público y yo no puedo ahorrarle los malos ratos que por esta decisión a ellos les toca vivir. Porque todos los servidores y figuras públicas tiene exposición y nosotros somos de carne y hueso. Nos duele, claro que sí que nos duele. Y nos duele leer cosas que son falsas, eso es cierto, pero es parte del aprendizaje. Me decidí por esto y eso viene en el paquete. No me puedo sorprender, ni puedo querer a mi hijo con pena, porque no es así. Así como hay otras realidades, les toca a cada quien asumir la que es nuestra. Y con ellas, en la medida en que enfrentemos esas decisiones, estamos siendo mejores seres humano.
¿Es cruel la política con las mujeres? Ese llanto de tu madre, por protegerte posiblemente, tiene algo que ver con los estereotipos a los que se somete a las mujeres en la función pública y que no se somete a los hombres. O sea, ¿se cuestiona la valía de las mujeres por temas que no se les cuestiona a los hombres?
Pienso que sí, que todavía es así. Incluso, tenemos varios estereotipos, por ejemplo, el de las cuidadoras. Ah, que quienes cuidamos en el hogar somos las mujeres. Que si… a nadie le he escuchado decir: ‘¿Cuánto le habrá costado la chaqueta de fulano?’. Ah pero bueno, te pusiste tú algo de una marca reconocida… Tuve una experiencia chulísima al principio de mi gestión, ando siempre en tenis. Recuerdo que alguien comentó, y se generó todo un morbo alrededor de eso.
Desde los 17 años, si hay algo que impulso y valoro es en las mujeres que podemos construir nuestra independencia económica. Para mí eso ha sido fundamental, en mi gestión privada, ahora en la función pública. Ser cuidadosa y meticulosa con mis finanzas. Al sol de hoy, gracias a Dios, todo lo que he necesitado he sido capaz de construirlo y producirlo con mis manos. Entonces, hay que aguantar que te cuestionen… pero señores, pregúntenle a fulano cuánto fue que le costó la corbata. Te digo esto, porque es así como dices. Todavía cuestionamos cosas en las mujeres, que normalmente a los hombres no se les cuestiona.