
Y todos comenzamos a llorar
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A mediados de la década de los noventa, el influyente arzobispo metropolitano y cardenal de la Iglesia Católica, Nicolás de Jesús López Rodríguez, decidió fundar un canal de televisión y lo denominó Televida, el canal de la familia.
Se agenció una famosa casona de Villa Juana, llena de leyendas misteriosas, y allí instaló su nuevo canal de televisión con una programación dirigida a fomentar los valores católicos. Su primer director ejecutivo lo fue un ex seminarista de nombre Saturnino Guzmán, que tenía una imprenta en la calle Sánchez, de la Ciudad Colonial.
Josefina Navarro García fue la primera directora del informativo de Televida, que tenía dos emisiones. Una vespertina y la otra nocturna, que era la estelar.
Una tarde cualquiera. En la agenda vespertina encontramos que teníamos una asignación de cubrir una importante reunión del masivo Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Había pasado el proceso electoral de 1994, en el cual se produjo un fraude «colosal» para impedir el triunfo de José Francisco Peña Gómez.
Los miembros del CEN perredeísta comenzaron a llegar temprano. El punto de reunión sería un gran salón de Los Jardines del Embajador, propiedad del ingeniero Miguel Vargas Maldonado.
Recuerdo que la plana mayor del perredeísmo estuvo presente. El acto protocolar incluyo palabras de bienvenida y un informe financiero de los responsables de manejar los recursos de la campaña electoral del Acuerdo de Santo Domingo. Don Nano Porchella presentó un informe contable detallado. Sacó de un bolsillo «un peso» que había quedado como activo, provocando la risa y un prolongado aplauso de los asistentes. Miguel Vargas Maldonado rindió su informe como responsable de manejar los recursos del sector externo.
El ambiente era caluroso, nostálgico y de mucha tristeza. Todo el mundo sabía que Peña Gómez tenía un cáncer incurable. Vicente Sánchez Baret, presidente en funciones del partido blanco, comenzó a hablar y de inmediato dio paso a un mar de lágrimas.
En un ambiente de una tristeza azul, como diría Rubén Blades, el coloso negro pidió la palabra y aun diezmado por la derrota electoral y afectado por un cáncer terminal, rememoró momentos épicos de la campaña del 1994.
Fue en esa reunión que José Francisco Peña Gómez limpió la memoria histórica del ex presidente Salvador Jorge Blanco. Peña Gómez contó que para la segunda vuelta que se produjo en 1996, su proyecto presidencial carecía de recursos económicos para enfrentar a Leonel Fernández respaldado por la maquinaria oficialista, activado por lo que denominó «el anillo palaciego».
Delante de todos sus compañeros contó la siguiente anécdota: un buen día recibió una llamada de Salvador Jorge Blanco comunicándole que haría un aporte económico a su campaña electoral. Peña Gómez muy contento, dice, que le gritó a su esposa Peggy Cabral. «Peggy ya tenemos los cuartos para ganar la segunda vuelta». Llegando el día de la entrega de la donación económica, el doctor Jorge Blanco entregó un cheque de 50 mil pesos para la campaña. Y la expresión del líder más genuino y graciosa del líder perredeísta fue: «Peggy ya si fue verdad que perdimos».