Un aire de esperanza
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Superada la resaca de las festividades de Año Nuevo, la atención de la ciudadanía se centra en retomar la normalidad y afrontar con determinación este 2023 que apenas inicia. Con el bolsillo lacerado por el gasto extraordinario que supone el advenimiento de las fiestas navideñas, a la que sigue el Día de los Santos Reyes, la gente de menos poder adquisitivo tiene razones para entrar en un período de recuperación y constreñimiento financiero que le permita saldar altísimas cuentas por pagar.
Pasada la página, el dominicano se alista con gallardía y determinación para encarar el futuro inmediato. Quizás con la primera Navidad bajo la normalidad, desde que la pandemia del coronavirus empezó a golpear la humanidad a finales del 2019, la familia se reencontró con entusiasmo para agradecer y festejar como todos nos merecemos.
Ahora hay que resistir, y que contrario a los pronósticos inquietantes de casi todos los organismos internacionales, esperar que la economía del país termine de alzar vuelo. Que las actuales autoridades gubernamentales tengan la sabiduría y madurez necesarias para tomar las decisiones convenientes que impulsen, no solo la macroeconomía, sino también la micro, que el ciudadano de a pie, el padre y la madre que con el sudor de su frente lleva el pan a la mesa cada día.
Luego de tres años bajo el yugo inclemente de la escasez, los altos precios, gastos imprevistos en el renglón de la salud, la ciudadanía merece una bocanada de aire fresco. Que este 2023 preelectoral el espectro político nacional sepa estar a la altura de las circunstancias para comprender qué es lo más importante.
La tregua también debe producirse en aquellos ámbitos donde el feminicidio sigue causando estragos en los hogares donde a pulso de un «gatillazo» se elimina a una familia completa, incluido el que provoca la tragedia que en la mayoría de los casos termina quitándose la vida. Donde la delincuencia atenta contra la paz y el sosiego. Donde los recursos naturales son atacados vilmente para alimentar el insaciable bolsillo de empresas o personas cuyo único interés es su interés particular.
Al margen de los problemas cotidianos que afectan nuestra sociedad, República Dominicana es un paraíso que se revela una y otra vez, sobre todo en el corazón de aquellos que se fueron un día en busca de alcanzar el sueño de la prosperidad, y que cada diciembre regresa al país con el entusiasmo que sobrecoge a quien va a un lugar por vez primera. Razones tendrán para volver a admirar aquello a lo que antes fueron indiferente previo a su partida definitiva.
Inicia un Nuevo Año. La ocasión es propicia para tomar impulso, como nación, y seguir adelante con la gallardía que caracteriza a los hombres y mujeres que hacen posible que podamos disfrutar de una sociedad que nos haga sentir a todos orgullosos de lo que somos.