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Como fruto de la descomposición social y de la inversión de valores, es frecuente ver un cuadro sumamente preocupante en el país: la manipulación para generar una percepción de parte de los familiares a favor de acusados de asesinatos, violaciones y acciones delincuenciales.
Casos se suscitan todas las semanas, la gente ha aprendido por uso y costumbre, no por acudir a una universidad, a desarrollar estrategias para sensibilizar a la sociedad a favor de los imputados o perpetradores de crímenes, muchas veces, bajo la dirección de sus abogados, a favor de sus familiares, con la intención de impactar también en el resultado de la decisión de los jueces, que se vean compelidos a emitir una sentencia blanda por populismo judicial o por temor a la reacción masiva en las redes sociales.
La generación de la percepción tiene muchas estrategias y maneras de conseguirse, será tan diversas como pueda generar la creatividad de quien la articule, sin embargo, ya se ha hecho costumbre ver las acciones repetidas de parte de gente allegada a los acusados de asesinato o violación pronunciarse en contra de sus víctimas para persuadir, convencer, confundir a la sociedad, para generar una opinión pública a favor que también logre la confusión de parte de la gente que opina o que produce un boca a boca en torno del tema.
Esto es evidente en muchos casos, pero se destacarán algunos donde además de ser afectados con el asesinato de su familiar, sus deudos son afectados por la vulnerabilidad económica, y golpeados por otro asesinato moral de parte de los cercanos de los agresores y de los abogados, quienes además, son abordados por la prensa y sus mensajes son difundidos sin contrapeso de los afectados, poniendo esto en doble desventaja a quienes han sigo las reales víctimas.
Se podrían llenar páginas con los casos. De los más recientes es el asesinato de Joshua Omar Fernández, alcanzado por las balas de un atraco donde participó Wesly Vicent Carmona, alias El Dotolcito; la violación y asesinato de la joven Paula Santana, del que se acusa a Joaquín Alexander Hidalgo Marte (Alex) y a Alex Elvin Cruz Díaz (Chuki), como los principales implicados en la muerte de la estudiante, cuyo cuerpo fue encontrado en una alcantarilla. A menudo, desde los medios de comunicación se repite su versión de los hechos y solo queda la de ellos, revitimizando a las víctimas y sus familias.
