Situaciones
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La esperanza en Venezuela tiene nombre de mujer: María Corina Machado. Así tituló la noticia con relación a las pasadas elecciones primarias celebradas en Venezuela, el periódico español El Mundo. La candidata de la oposición María Corina Machado sacó un 92% de los votos en esas «elecciones» pese a la inhabilitación de su figura impuesta por la dictadura de Nicolás Maduro. No es la primera vez que Machado obtiene un gran porcentaje en votaciones, fue la legisladora más votada en el año 2010.
Y ahora me pregunto, nos preguntamos todos: ¿alguien se cree que Maduro y sus secuaces reconocerán un posible triunfo de María Corina Machado en unas elecciones nacionales, o que esos supuestos comicios sean limpios en plena dictadura y estos acepten que ella u otra persona gane un proceso electoral nacional? No. Ni siquiera la dejaran ser candidata y el fraude estará «cantado». Esperemos a ver…
De hecho, el gobierno chavista por boca de su eterno vicepresidente Diosdado Cabello «que se infló la cifra de participación y arremetió contra el proceso una semana después». A su vez, añadió en rueda de prensa en la sede de su partido que «no hay ninguna posibilidad que una persona que una persona inhabilitada pueda ser habilitada para participar en unas elecciones presidenciales. Así este vestida y arregladita, no hay posibilidad».
Por cierto, esa misma dictadura que lleva largos años expropiando bienes y Machado sabe muy bien de qué se trata una expropiación. Graduada en Yale y rica de toda la vida, la candidata unitaria de la oposición es hija de un importante empresario del hierro y del aluminio, fallecido este año, lo que refuerza el título de dama de hierro, más allá de su parecido ideológico inicial con la británica Margaret Thatcher.
Los Machado Zuloaga crearon a finales del siglo XIX La Electricidad de Caracas, empresa encargada de suministrar energía a la capital, finalmente nacionalizada por Chávez. Pase lo que pase con esta inhabilitación, Machado sabe que por fin ha llegado su momento tras dos décadas de lucha, cuando pese a su formación como ingeniera industrial decidió dar un paso al frente y apostar por la política.
Mientras tanto en Argentina, también celebraron elecciones con distintos candidatos al puesto de presidente y quedaron para una segunda vuelta o balotaje: el actual ministro de gobierno Sergio Massa, el díscolo e histriónico Javier Milei y Patricia Bullrich, ex ministra de Sanidad durante el gobierno de Macri, por el PRO Propuesta y que desde el año 2015 forma alianza con Juntos por el Cambio.
Javier Milei, candidato ultra derecha del partido Libertad Avanza, hizo campaña con una sierra en la mano y basado en el eterno discursito tan de moda en otros países como «aniquilar a la casta política» y terminar con el Estado. Pudo seducir a una generación frustrada y harta de la crisis económica. Iracundo, discute con todo el mundo incluido el Papa Francisco (pérdida de tiempo), apoya la liberalización de venta de órganos, entre otras lindezas.
Actualmente, es el preferido por muchos argentinos y hoy cuenta con el apoyo de Bullrich y Macri, quienes a la sazón prefieren apoyar «lo desconocido» que continuar con el kichnerismo. Estas elecciones en Argentina fueron sin dudas las de mayor expectativa desde 1983 cuando, inesperadamente, el socialdemócrata Raúl Alfonsín venció al peronismo y se puso al frente de la transición democrática.
Del otro lado Sergio Massa, ministro de economía y político experimentado, los números no lo acompañan: la inflación se acerca en Argentina al 140% y el pueblo solo espera saber en cuánto se devaluará su moneda. Según algunos medios del país, la gravedad de la crisis económica solo es comparable a aquella que en 2001 terminó con las revueltas populares que eyectaron del poder a Fernando de la Rúa. El peronismo no descarta continuar. Todo dependerá de las arengas de Milei que ya se entiende con la «casta» en el balotaje del próximo 19 de noviembre.