
Retos del liderazgo | Leonel Fernández (3)
Comparte Este Artículo
Leonel Fernández tenía 43 años cuando se juramentó por primera vez en 1996 como Presidente de la República. Con 47 años, pasó la banda presidencial a Hipólito Mejía, para emprender de inmediato un prolongad periplo por el extranjero y poner en marcha a Funglode, un think tank que sirve hasta para remedios. Regresó a Palacio para un segundo período en el 2004, con 51 y siguió navegando sin contratiempos mayores –ni siquiera Danilo Medina supuso en ese entonces un problema mayor, cosa que cambió diametralmente cuando el segundo ganó las elecciones con la ayuda incondicional del primero–, para una tercera y última administración, que concluyó en el 2012.
Con Danilo en el Gobierno, Leonel intenta, casi en contra de su voluntad, cuentan que a su círculo cercano llegó a decir que a Medina había que dejarlo que optara por un segundo período, volver a presentarse como candidato por el PLD. Pero el conato de incendio fue solo eso: Fernández fijaría posición para el récord, reservándose para el 2020, año en que sí estaría convencido y decidido a ir por una cuarta postulación por el partido al que, en gran medida, debe a su liderazgo los 20 años de gestión presidencial. Primarias internas, con el voto automatizado, el Estado en pleno en su contra y Danilo Medina ensimismado y obsesionado con derrotarle, abrazó un delfín condenado a muerte política súbita.
Leonel anticipó la hazaña del danilismo, y para algunos que conversan con el expresidente en la intimidad, llegó a sugerir desde mucho antes que se impusiera la reelección de Danilo en el 2016, que «hay que ir buscando otro partido». No fue hasta octubre del 2019 cuando lo que era una idea, se materializó: concluye su ciclo el Partido de los Trabajadores Dominicanos para dar paso a la Fuerza del Pueblo. En el PLD sabían del daño que provocaba la salida de su líder indiscutible, y por todas las vías, interpusieron obstáculos –materiales y judiciales– para impedir el nacimiento de la Fuerza, su reconocimiento ante la Junta Central Electoral.
Contra viento y marea, Fernández se impuso, un David contra Goliat, que no falló en ninguno de sus objetivos electorales. «Y los engreídos de Palacio, en el 2020, e’ pa’ fuera que van». Y se fueron. La Fuerza del Pueblo formó parte de la gran alianza que produjo el Cambio de Luis Abinader. La Fuerza probó el dulce sabor de una venganza que sigue surtiendo efectos adversos al peledeísmo, hasta prueba en contrario. La hemorragia sigue desangrando al partido que preside Danilo Medina, y Leonel, que no ha descansado en su interés de demostrar su capacidad y liderazgo político, se prepara para una contienda crucial.
El próximo panorama electoral va dibujando un escenario totalmente diferente a lo que sucedió en las pasadas elecciones. Leonel Fernández, un político curtido de pies a cabezas, una mente ilustrada que conoce la idiosincrasia de este pueblo, aspira a reeditar el triunfo que le arrebataron. En poco más de un año se sabrá si se cierra un ciclo en la política dominicana, o será el inicio del período de la consagración del que, indudablemente, será el candidato más aventajado entre todos los que aspirarán a la Presidencia de la República en mayo del 2024.