
Rendición de Cuentas: logros del Gobierno, reelección y vulneración al protocolo
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En la República Dominicana, la práctica de la Rendición de Cuentas está dispuesta en la Constitución, específicamente en el artículo 114, capítulo V, titulado «De la Rendición de Cuentas al Congreso rendición de Cuentas del Presidente de la República», y por eso el actual presidente Luis Abinader y los que le antecedieron, el 27 de febrero, a través de un discurso, cumplen con esta disposición. Sin embargo, en el acto llevado a cabo se notó una tendencia a vulnerar el protocolo institucional mucho mayor que en los turnos de los otros gobernantes.
La participación durante la Asamblea Nacional debía ser una pieza donde primara la narrativa para compartir y transparentar las ejecutorias implementadas por el Gobierno que dirige, pero Luis Abinader lo matizó, en gran medida, con un tono de marketing político reeleccionista. Aquí replicó el comportamiento de sus antecesores presidentes. Fue su discurso más extenso, con una duración de 2 horas y 36 minutos.
Eran las 10:00 y algunos minutos de la mañana, cuando el primer mandatario dominicano, arribó al Congreso Nacional donde lo esperaban los representantes del Senado, Suprema Corte de Justicia, Gobierno, como miembros de los tres poderes del Estado, así como los embajadores, diplomáticos e invitados especiales al solemne evento.
Previo a esto, los que pudieron ver la transmisión del discurso desde antes de su intervención, tuvieron la oportunidad de presenciar el recorrido realizado y captado por una cámara 360 desde el momento que partió de su hogar en el exclusivo sector La Julia, en el Distrito Nacional de la capital, mientras las imágenes que se compartieron en gran parte del trayecto no hicieron justicia a las palabras de crecimiento, abundancia y bienestar que expresó, más adelante a lo largo de su intervención, puesto que las tomas reflejaban fachadas de sectores empobrecidos, desvencijados, con evidentes rasgos de carencias económicas, que entraron en contradicción con lo expuesto minutos después por el Presidente Abinader.
Se aprovecha el discurso ante la nación para desarrollar mensajes clave tendenciados a la promoción de quien lo desarrolla, como parte de las técnicas de marketing político de su proyecto, no inicia con Luis Abinader, hay que recordar esos largos y densos discursos de Joaquín Balaguer, que utilizada para exhibir sus dotes de manejo de la oratoria clásica, en la que abundaban los giros y palabras rebuscadas, de los cuales, la población en general no entendía ni un 25 por ciento, y donde ponía de manifiesto sus ejecutorías como instrumentos persuasivos para la reconquista del voto.
Luego esta técnica continuó de la mano del expresidente, Leonel Fernández, evidentemente con otras características y recursos, por la visión respecto del manejo de la comunicación política que tiene este y los que integraban su gobierno.

Más adelante, vino Danilo Medina, y a la Rendición de Cuentas se integraron herramientas y manejos técnicos de puesta en escena para lograr calidad de la imagen en la transmisión, y en el contenido que se mostraba a la ciudadanía en conjunto, pero siguió siendo un canal por excelencia de propaganda y promoción de la reelección a ese mandato.
Desde el análisis de los elementos de la pieza discursiva, Abinader inicia el discurso de Rendición de Cuentas con una narrativa conversacional, a través de la cual transmite calidez, técnica que se emplea para hacer menos pesada la puesta en escena, teniendo como temas claves, la estabilidad económica y el fortalecimiento institucional.
Para escenificar el discurso de 85 páginas, el Presidente Luis Abinader, se utilizaron alrededor de seis pantallas, en apoyo al telepronter, o era lo que se apreciaba por televisión, desplegadas en el Salón de la Asamblea Nacional, esto apoyó para que su lectura se notara más natural, tal como dijo respecto del lenguaje no verbal, en su cuenta de Twitter, la consultora Dayana Reyes.
En un discurso enfocado a hablar de logros, el gobernante pone énfasis en lo que sucederá, usando evidentes mensajes típicos de las campañas reeleccionistas, mientras que esta versión es corroborada por algunas de las personas fueron llevadas al Congreso como protagonistas de las iniciativas del Gobierno, quienes como un pescador de la provincia Samaná, cónsono con la acción, vociferaba, frente a las cámaras y a todo pulmón «cuatro años más».
Llevar a protagonistas, beneficiarios de las ejecutorias, es un buen recurso de apoyo a la oratoria política del Presidente, sin embargo, esto debe ser bien manejado porque que alguien, durante el discurso, vocifere a favor de la reelección, resta solemnidad al acto e interfiere con el protocolo institucional.
Asimismo, realizar la felicitación del equipo dominicano de basquetbol, fue un recurso para conectar con el sentimiento nacional, utilizado en markting y oratoria para mover las emociones, esta fue la segunda vez que el mandatario rompía el protocolo durante la lectura de su mensaje.
Un momento que desencadenó muchas críticas fue cuando Abinader produjo la primera interrupción en el discurso, destinada a solicitar aplausos para los miembros de la Policía Nacional, una de las instituciones de su gobierno que goza de mayor rechazo y daño reputacional, con lo cual, despertó diversos comentarios adversos en las redes sociales. Porque, como argumentan, era como legitimar el comportamiento inadecuado de esa institución.

En momentos repetidos, Abinader hizo cambio de inflexión en su tono, ritmo y volumen de la voz, durante el manejo de su oratoria. Hubo veces, que se notó la emoción de lo que estaba transmitiendo, y en otras, se alteraba tanto que se salía de control el manejo vocal, provocando ciertas interrupciones de las palabras.
Uno de los momentos donde se produjo la modificación de la inflexión, y donde se notó visiblemente alterado, fue para denotar lo dramática de la situación provocada por la crisis haitiana y su impacto en la República Dominicana; recalcando que ningún otro gobierno había implementado acciones para establecer prácticas migratorias, disposiciones para proteger la soberanía y acciones para cuidar lo concerniente al territorio y la seguridad nacional, citando como ejemplo, los recursos armamentísticos que han sido adquiridos para proteger a la nación, y que serían desplegados durante el desfile militar llevado a cabo en la tarde del 27 de febrero, en la avenida George Washington de la capital.
Otro gran momento de su oratoria, y donde puso el punto en la dramaturgia de la puesta en escena, fue para llamar a los partidos políticos de oposición, con el objetivo de generar «un pacto de nación», y a través de este consenso, producir las políticas y medidas migratorias para contener el daño que causa la situación política y social de la vecina nación a la economía.
Luis Abinader Corona, durante su alocución, tuvo momentos memorables, pero concluye el discurso, de 2 horas y algo, en un tono como si estuviera en un mitin de campaña, momento en el que ya se distorsionaba su voz. Ese recurso debe ser revisado, porque en lugar de demostrar fuerza y dramatismo, puede restarle sobriedad y esplendor al desempeño durante la oratoria.
Liderazgo de aplausos
Si se realiza un concurso de quiénes lideran o son más expresivos en sus aplausos, interrumpiendo, por emoción, espontáneamente, el ritmo del discurso de Luis Abinader, el senador por La Vega, Ramón Rogelio Genao le gana a todos.
Otros detalles
El protocolo institucional fue el más afectado durante el marco de las actividades de Rendición de Cuentas 2023, iniciaron con el hecho de que la cartera de la Primera Dama Raquel Arbaje ya no debió estar con ella al momento de la interpretación del Himno Nacional, porque como dijo Paul Watzlawick, «todo comunica».
El flujo correcto del desfile de los funcionarios de primera línea hacia el salón donde hablaría el Presidente, fue afectado cuando se produjeron paradas ocasionadas por algunos diputados «opositores», que rompieron el ritmo de las salutaciones, para conversar o consultar algo al dirigente. Los legisladores Rafaela Alburquerque y Pedro Botello fueron algunos de los agraciados en momentos parecía que se escenificaba una parodia.
Al parecer, mientras el ciudadano presidente pronunciaba su discurso, la vicepresidenta, Raquel Peña, daba seguimiento a las letras de su pieza discursiva, porque se veía en el mismo plano que el mandatario, subiendo y bajando la mirada, y al estar en el encuadre del tiro de cámara, daba la impresión de que estaba distraída con algo. En ese caso, las fotografías institucionales serían seriamente afectadas.