Quemar las naves
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Los partidos deberían ser asociaciones de personas que aúnan esfuerzos para poner en práctica ideas que mejoren la sociedad. Su principal misión es decidir hacia donde debe avanzar la sociedad a largo plazo y establecer el mecanismo para obtener a ese destino social. En ese sentido, ganar unas elecciones es un instrumento que permitiría concretar esa idea, claro que esto dependerá de la decisión política de la organización y sus asociados.
Para entender la naturaleza de los partidos, los teóricos de la proposición racional han desarrollado un conjunto de teorías relacionadas a su conducta competitiva, que se ve reflejada de acuerdo con los objetivos determinados por las organizaciones políticas, distinguiéndose tres tipos de parcelación: a) quienes buscan el voto, b) los que buscan el cargo público y c) quienes gestionan la política.
A esta clasificación que hace la teoría racional, agregaré la categoría de los buscan la división que entiendo enriquece el debate. Al analizar la situación interna de algunos partidos de nuestro país y su grado de enfrentamiento, pese a que hablan de la alianza Rescate RD hecha de cara a las elecciones municipales 2024, resulta triste ver como el accionar de estas organizaciones afecta el sistema de partidos, lo que evidencia que pese a su coalición no quemaron las naves a tiempo, en este proceso electoral recién vivido quedaron a la deriva, a merced de las olas, sin puerto seguro donde anclar y con una temporada ciclónica a la vuelta de la esquina muy activa y peligrosa para su futuro político.
El vaivén de las olas que obligó a realizar la alianza Rescate RD, llamada por el presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina como «rara», pone en tela de juicio su existencia real. Por otro lado, se tiene a un partido Fuerza del Pueblo con un crecimiento de su membresía a costa de succionar al partido morado y un PRD que a lo largo de los años en los últimos procesos electorales ha perdido mucha incidencia en el electorado, al extremo de descender de un 42.13% obtenido en las elecciones del año 2012, a un 2.38% en las elecciones del 2020.
Ese tempestuoso momento que viven los partidos hoy día, cuando aún no concluye el conteo de los resultados electorales municipales, podría ser el preludio de lo que ocurriría en las elecciones ordinarias generales presidenciales y congresuales de mayo próximo, si las organizaciones políticas no se miran hacia adentro, hacen una autocrítica, dejan de culpar a otros por sus errores y comienzan a actuar con madurez política, a reorientar su estrategia de comunicación política y mejorar su visión de futuro, no podrán reparar su desempeño y lograr mayor representatividad.
Entiendo que los partidos al dividirse debieron aprender, comprender y poner en práctica la frase expresa por Nelson Mandela al emerger de la cárcel que reza: «Al salir por la puerta hacia mi libertad supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo un prisionero». De ahí que enfocarse, deponer resentimiento y trabajar para robustecerse políticamente, sin querer destruir o absorber entre sí, ayudaría a quemar las naves y arrancar, tal y como lo hizo el PRM, cuando un grupo de sus dirigentes abandonó al PRD, se lanzaron a la mar pese al mal tiempo y a mediano plazo cosechó buenos frutos: posicionarse y calar en mente y corazón del votante, para convirtirse en la segunda fuerza política y más tarde en principal partido del país.
Una alianza, sin aliados claros y decididos no es solución, únicamente logra que cada vez las personas estén más lejana a la política, sintiendo esa extraña sensación de que toda actividad política es un drama escénico en que cada dirigente desempeña un papel.
Los resultados electorales de las elecciones municipales 2024 tan devastadores para la alianza Rescate RD, muestran que un acuerdo, sin acuerdo no es solución, porque entre esos múltiples actores políticos existen muchos intereses encontrados y rencillas sin curar. En lo adelante, los partidos que necesiten aliarse, piensen –siempre– que tener un buen divorcio es mejor, que seguir con un matrimonio cancerado.