¡Por un fin de año sin campaña electoral!
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El discurso del amor al prójimo, de aprovechar el tiempo de Navidad para invitar a los ciudadanos a ser mejores personas, aparentemente, solo son textos apropiados para las piezas de marketing electoral, que en la realidad distan mucho de la coherencia y el modelaje de muchos políticos dominicanos. A pesar de ello, es importante hacer el llamado a la población a que le reste a la violencia y el fanatismo, por lo menos, en estos días.
En la República Dominicana, literalmente, todo el año es utilizado para la precampaña o campaña electoral. No hay tregua, aunque los políticos asumen los mensajes en esa dirección, esto no se materializa en la práctica, porque fomentan actividades que son promotoras de su marketing electoral. No importa la intervención ni el llamado de instituciones de la sociedad como las iglesias católica o evangélicas.
El liderazgo político asume una pose cuando se muestra compromisario de participar en un alto al activismo político durante la temporada navideña, mientras organiza caravanas, inaugura spots promocionales y genera encuentros que son eventos masivos para movilizar a la gente en torno a la difusión de sus mensajes, y esto le habla al ciudadano del juego de motivar algo con la boca y ejecutar una acción diferente en la práctica.
En esto incurren no solo los partidos de oposición, sino, que se puede apreciar en el partido oficialista durante las actividades marcadas como gubernamentales, muchas veces no se puede diferenciar lo institucional de la campaña partidaria. Es un vicio en el que involucran casi todos, por no generalizar, actuación que los votantes no se aprestan a sancionar.
La saturación de la campaña deja en el ciudadano una resaca que lejos de motivarlo a la integración del proceso electoral, como parte del fortalecimiento del sistema democrático, actúa en detrimento del mismo, porque el presupuesto que se les asigna a los partidos políticos, producto del reconocimiento formal ante la Junta Central Electoral, sale de los impuestos que son cobrados a los dominicanos.
Sin embargo, sería apropiado que los políticos tuvieran un descanso para este tiempo, dejaran respirar a la ciudadanía del ruido, las agresiones en las redes sociales, las bocinas de las disco light (camiones con música), y retomaran su proceso normal de marketing y comunicación política en un calendario que no sea el de celebrar en familia, como es la Navidad.