
Campaña de odio
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El odio se esparce lentamente, se va colando como si fuera agua, inunda todos los rincones, avanzando despacio y permeando hasta las conciencias más puras. Así funciona la estrategia de odio como intrumento de cohesión y comunicación en la política. En un análisis a profundidad que publiqué en País Político abordé con extensión cómo es utilizado el cultivo de la saña para atraer a las masas, cosa que por cualidades propias no tienen el poder de articular.
Recientemente en República Dominicana se ha experimentado esta forma de abordaje político, y ha sido el escenario de una real confrontación de sectores ultraconservadores atacando al progresismo instalado en el Gobierno. Se trata de la campaña desatada contra el incumbente del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD), Pável Isa Contreras.
Un grupo que también aparece como parte de los cabecillas opuestos al establecimiento de derechos como las Tres causales; reconocimiento de derechos a los inmigrantes haitianos; opositores del impulso de la educación sexual en las escuelas. Tiene los mismos integrantes de las iniciativas detractoras, con el objetivo de que destituyan de su cargo al economista.
Esos sectores, que generalemente hacen causa común con el retroceso, solo utilizaron las declaraciones de Isa Contreras con un nivel de oportunidad para desarrollar sus tácticas persecutoras de cualquiera que pueda expresar su postura en función de la garantías de los derechos de las mayorías. Estas fueron las palabras que expresó el funcionario, entrevistado por el periodista Adolfo Salomón a través de CDN: “Creo que es contra los haitianos, por negros y por pobres, hay un profundo racismo en esta sociedad que está cultivado desde Trujillo y hay un profundo anti-haitianismo, que nuestro propio sistema educativo reproduce, hay un discurso inflamatorio que apunta en una línea racista y hay sectores que están apostando a eso, bajemos el tono y sentémonos a discutir”.
Esos sectores que, como hienas tras una víctima se potenciaron, fueron por el ministro urdiendo una fiesta persecutora, pidiendo la renuncia o la destitución desde un decreto presidencial, alegando traición a la patria y una serie de argumentos, más que nacionalistas y patriotas, son manipuladores oportunistas que intentan frenar el desarrollo progresista que apuesta a un mejor país, con derechos para todos.