
Poco Smith, menos Marx y más Proudhon
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La filosofía de Marx tiene un componente realista que consiste en la interpretación de la Historia basándose en la relación de explotación de las personas. Y tiene el componente utópico -una propuesta más que una afirmación científica- de suponer que el socialismo sucederá al capitalismo.
Interpretar la Historia es una actividad científica; profetizar es algo diferente, incluso cuando se inducen los resultados.
¿Es correcto ver la relación entre las clases sociales como una lucha de clases? La existencia de las clases sociales es un hecho que Marx puso de relieve, pero la existencia de la lucha de esas clases, ¿tiene justificación histórica fuera de los casos puntuales de revoluciones?
Así como existen las clases, ¿existe la lucha de clases? Sin una conciencia de clase, quizá debamos admitir que solo la alienación es un hecho.
Cada persona tiene conciencia de sí misma y acaso de su entorno. Pero ni siquiera es una conciencia pura. Una misma realidad se ve de diferentes modos de acuerdo con quien la mire.
Esta percepción de la realidad está condicionada por factores como las creencias religiosas, la interpretación de la Historia y el tipo de sistema político, económico y social en que vivamos, entre otras condicionantes como la educación que hayamos recibido.
La mayoría de la gente va por ahí intentando superar, con suerte, problemas inmediatos y personales, por lo que pensar en términos de clase social puede que sea una tarea compleja.
Así que decir: “Proletarios del mundo, ¡uníos!” es algo así como decirle a un muerto: “¡Levántate y anda!”. Ambas cosas son impracticables. Ha de haber sido doloroso para los marxistas de mejores intenciones, como Gramsci, pasarse la vida buscando las razones del fracaso del proyecto socialista revolucionario, por ejemplo en Italia.
Uno de los ingredientes más inquietantes de la teoría política marxista es el postulado de que la conquista del poder presupone el uso de la fuerza, la aseveración de que no puede lograrse un cambio radical del sistema político-económico y social sin el uso de las armas.
La creencia en esta tesis ha traído derramamiento de sangre que pudo haberse evitado mediante el uso de la inteligencia para obtener el poder. Y es también en parte responsable de la postura de gente predispuesta contra el socialismo, gente que combate el socialismo con la certeza de que de lo contrario el socialismo la combatirá a ella.
Los cristianos de los primeros tiempos esperaron tres siglos antes de que Roma promulgara la libertad de culto y la oficialidad del cristianismo en el imperio.
Los nobles ingleses, sin usar las armas, obligaron al rey Juan Sin Tierra a reconocerles una serie de derechos que hoy tienen carácter universal.
En cambio, las ideas de Marx provocaron decenas de revoluciones en varios continentes antes de que terminara un siglo. La agresividad del marxismo provocó la agresividad de aquellos a quienes se oponía. Provocó un rechazo contundente.
El comunismo, etapa posterior del socialismo y superior a este, parece irrealizable por la siguiente paradoja: la ausencia de clases, requisito fundamental del comunismo, no es un fenómeno que pueda lograrse espontáneamente; tiene que ser inducido. Solo lo pueden inducir aquellos que institucionalmente están legitimados para hacerlo, es decir, los gobernantes.
Entonces la paradoja es que para crear una sociedad sin clases tiene que constituirse una clase: la clase que gobierna.
Por la artificiosidad del invento, para preservar la sociedad sin clases, la clase gobernante deberá establecer una vigilancia permanente por medio de la dictadura, si acaso la dictadura no se hubiera implementado durante la etapa del socialismo.