Pasado, presente y futuro periodístico
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La República Dominicana es resultado de grandes períodos de guerras y disputas de poder, un país sometido a numerosas dictaduras, con una prensa pisoteada por gobernantes arbitrarios y adversarios de la libertad de expresión.
Hago la símil entre la prensa y el país, porque a ambos se les ha restringido la libertad de expresión a lo largo de su historia.
Existen algunos ejemplos de la censura y putrefacción sufrida por periodistas durante la dictadura de Ulises Heureaux, «Lilís», quien usó la contención y la persecución en contra de todo aquel que atentara contra su gobierno e intereses. También los actos escalofriantes y escandalosos registrados en época trujillista y los 12 años del Dr. Joaquín Balaguer, entre otros.
En la sociedad cada quien juega un rol y debe ser respetado. El periodista es vigilante, observa los poderes públicos para fundamentar la democracia e impulsar las libertades públicas y el ejercicio de los derechos humanos. Su responsabilidad es informar y orientar, sin embargo, el aparato regulatorio mediático del país cuenta con leyes producidas hace más de sesenta años, en contextos políticos, sociales y comunicativos distintos al actual, en donde predominaba el autoritarismo y la falta de autonomía.
El país cuenta con medios nacionales que comprende periódicos impresos, revistas, canales de televisión que transmite en UHF, frecuencia y banda UHF, compañías de televisión para abonados y emisoras de radio. A estos medios se adicionan diarios digitales y otros portales en Internet, junto al uso de las redes sociales.
No obstante, la propiedad de esos medios está concentrada en pocas manos, a esta situación se le agrega los intereses corporativos de los accionistas y su vínculo atado al poder económico y político de las élites nacionales y extranjeras.
Y a propósito de la concentración de medios de comunicación y la recién celebración del Día Internacional de los Periodistas, entiendo que se hace necesario prestar atención al ejercicio de los trabajadores de la prensa y verificar si cumplimos con la denominada función de ser «guardianes de la democracia». Es significativo procurar atención específica a la labor del periodismo y al contexto económico, social y laboral en que trabaja.
El disfrute de la pluralidad de los medios y el sagrado derecho a la libre expresión del pensamiento y la información depende de la calidad del periodismo y su comprensión –por parte de este– con la ética profesional.
Hoy en medio de las celebraciones periodísticas, persisten los principales obstáculos que enfrenta este profesional en el ejercicio de sus funciones, parafraseando lo precisado por Adalberto Grullón Morillo –en un trabajo de la UNESCO, «Encuesta nacional sobre importancia y credibilidad de los medios de comunicación en la República Dominicana»–, el periodismo está frente a una administración pública que contrata –cada vez más– a los periodistas y ofrece mejores condiciones salarios y laborales.
Asimismo, de cara a un periodista que ejerce su función con falta de protección legal, ya que se eliminó responsabilidad «en cascada», y profesionales que convierten las informaciones en un espectáculo buscando un me gusta o un like. A este tétrico panorama, se suman las escuelas de comunicación social de las universidades que están enfocadas en formar estudiantes en comunicación corporativa, relaciones públicas, cine y audiovisual. Esto ofrece mejores condiciones salarios y laborales.
Se agrega que el periodismo es constantemente invadido por profesionales de otras áreas, lo que explica muchos de los problemas de la calidad y falta de ética que se observa en la práctica en medios de comunicación. Imbuye, además, el surgimiento de medios digitales y redes sociales con alcance y auge que le convierten en atractivos por la capacidad de llegar a los usuarios de forma impresionante, sin embargo, la utilidad que dan a esta herramienta es inferior a la penetración que tienen.
El periodismo y los medios de comunicación, según reveló la UNESCO, «… están viviendo… sus mejores momentos en audiencias y lectorías; Pero los medios cada vez se alejan más de los propósitos democráticos que les dieron origen y concentrado… en búsqueda de financiamiento publicitario, imprescindible conseguirlo para poder sobrevivir…».
En medio de este panorama ¿cuál será el destino de los periodistas que trabajamos apegados a la ética y en defensa de la democracia?