
Oppenheimer, el poder de una bomba cinematográfica
Comparte Este Artículo
«La historia de Oppenheimer es una de las más fascinantes. Está cargada de paradojas y dilemas éticos, esa es la clase material que suele interesarme. Mientras, con esta película trato que el público entienda porqué las personas hacen las cosas que hacen, y al mismo tiempo se pregunten si debieron hacer lo que hicieron». Palabras de Christopher Nolan, director subyugado desde sus inicios por el látigo del perfeccionismo a quien el cine contemporáneo debe tanto en la era del dominio indiscutible de las plataformas streaming.
Oppenheimer, que cumple con casi todas las reglas de oro que rigen la compleja y admirable obra del realizador –el metraje, con tres horas de duración, para citar una– es una de sus películas más subjetivas, precisamente porque recrea la polémica trayectoria profesional del físico J. Robert Oppenheimer, «padre creador de la bomba atómica» y los principales protagonistas involucrados en lo que se conoce como Manhattan Project.
Un personaje histórico al que Nolan trata de justificar escarvando con persistencia en su psiquis, comprometido con la ciencia, una mente brillante que al ver que tiene éxito la primera prueba de su invención, suelta una frase que puede ser objeto de la ficción hollywoodense pero tan real como suelen serlo –por lo menos creemos que son– las figuras centrales en las películas de este director: «Ahora me he convertido en muerte, el destructor de mundos».
El manejo del tiempo es una constante, un patrón, que prevalece en el estilo narrativo de Nolan. Oppenheimer se cuenta en pasado y presente. En blanco y negro, con el color que dramatizan los dilemas morales, las incertidumbres éticas de quien, nos guste o no –citando al director– «es la persona más importante de la historia. Él moldeó el mundo en que vivimos, para bien o para mal. Y su historia debe ser vista para poder creerla». Nolan vuelve a jugar con el factor tiempo, llevando al espandor a través de un angustiante recorrido por los años de investigación, estudio y creación de la bomba y el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1959 el Presidente Dwight D. Eisenhower nombra a Lewis Strauss como Secretario de Comercio.

La película es el resultado que funciona bastante bien para atraer público fiel, sin dejar indiferente a la audiencia masiva, tratándose de una historia compleja, que continuamente pasa de lo objetivo a la mirada subjetiva, que se narra constantemente en dos tiempos, con tres horas de duración y un tema árido para las grandes audiencias. Christopher Nolan puede lograr eso, porque la indiferencia no se manifiesta en su contra. Todo ello bendecido por la tecnología IMax y un elenco a pedir de boca con Cillian Murphy como J. Robert Oppenheimer, resguardado por talentosísimos profesionales de la talla de Emily Blunt, Matt Damon –con una gran actuación– Robert Downey Jr., Florence Pugh, Josh Hartnett, Casey Affleck y en roles menores contando con Rami Malek y Kenneth Branagh.
Nolan crea y recrea el cine que sustenta el arte, el que perdura en el tiempo. Recrea imágenes que apelan a otras de sus películas, se hace inevitable recurrir a aquello que funciona con precisión de reloj suizo. En Oppenheimer tenemos un poco de Memento, una pizca de Dunkirk, algo de Interstellar y otro tanto de Inception. Quizás en la ambivalencia de su personaje central, destellos de la personalidad del Batman de su inmejorable trilogía The Dark Knight. Christopher Nolan vuelve a dirigir y a escribir, esta vez un drama biográfico basado en el libro ganador del Pulitzer, American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin.
Tiempos oscuros en la historia de los Estados Unidos y la humanidad, que se pueden palpar con una credibilidad artística apreciable. La carrera por materializar la teoría, poner todo en su lugar para que la física cuántica pariera una invención que moldeó la política nuclear de las potencias mundiales. Un tema serio, al que Christopher Nolan hace justicia con una película convincente, en la que no se hace referencia visual de las bombas que arrasaron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. No hizo falta. Oppenheimer funciona como una bomba cinematográfica que sacude los sentidos.
Ficha técnica
Oppenheimer. 2023. 3horas. Dirección y guión: Christopher Nolan. Int.: Cillian Murphy, Emily Blunt, Robert Downey Jr., Matt Damon, Rami Malek, Florence Pugh, Benny Safdie, Michael Angarano, Josh Hartnett y Kennet Branagh. Producción: Emma Thomas, Charles Roven y Christopher Nolan. Cinematografía: Hoyte van Hoytema. Vestuario: Ellen Mirojnick. Música: Ludwig Göransson.