
Nyad, una drama biográfico con aire documental
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Diana Nyad renunció a la natación profesional para dedicarse al periodismo deportivo. Nadaba a mar abierto, y tres décadas después de marcar distancia del deporte profesional, cuando los años pesaban más que el agua marina, a los 60, abraza –a pulso de brazadas casi imposibles– un reto que durante casi toda su vida fue casi una obsesión indomable.
Dos actrices legendarias, Jodie Foster y Annette Bening, protagonizan el drama biográfico Nyad, una película que se va contando a cuenta gotas, pausada, una historia que se narra visualmente casi sin conectar con las emociones. Esta producción marca el debut como realizadores de ficción de Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, ganadores del premio Oscar, con trabajos documentales apreciables, como es el caso de Free Solo y The Rescue.
Nadar era la pasión de Diana Nyad, y esa pasión se transformó –como le sucede a los deportistas de alto rendimiento– en una obsesión: recorrer el tramo de 177 kilómetros desde Cuba hasta la Florida, que mas se conoce como el «Everest de la natación». No es para menos.
Annette Bening personifica a la nadadora, una mujer perseguida por el trauma del abuso sexual por parte de su entrenador cuando era una adolescente, experiencia por la que también pasó su compañera Bonnie Stoll. Dos vidas marcadas por siempre por un mismo sujeto. Este aspecto de la historia está planteado como una referencia narrativa secundaria, entre flashbacks para no restar protagonismo a su tema principal.
Diana tenía tres décadas fuera del agua, período en que se concentró en desempeñarse y destacarse como periodista deportiva, cuando le asaltó el interés de volver al ruedo y, si ese fuera el caso, morir en el intento, en algún lugar del trecho que cubre los 177 km entre Cuba y la Florida. Convenció a Bonnie para que se convirtiera en su entrenadora y juntas, emprendieron una empresa casi suicida para ambas. Nadar o morir.
Ninguna otra nadadora había podido hacer este recorrido marítimo, completar el nado sin jaula de protección contra tiburones, una aventura que se prolongó durante cuatro años junto a su amiga inseparable.

Bening, nominada en cuatro ocasiones al Oscar por sus actuaciones en películas inolvidables –Mejor actriz principal por The Grifters (1990), en esa misma categoría logró estar en las quinielas por su extraordinaria labor en el drama American Beauty (1999), y en el 2004 logra su tercera postulación por Being Julia y, finalmente, en el 2010 consigue lo propio por The Kids Are All Right– ofrece esta vez una interpretación lineal, que carece de momentos convincentes como sí consiguió no sólo en las películas de referencia sino en otras producciones de mayor calado artístico. Lejos estaría en esta ocasión, si es que esta vez logra entrar en las nominaciones de la Academia, de conseguir la codiciada estatuilla.
Ella es el eje que sostiene la armadura argumental de la película, y por ello, Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, que provienen del género documental, no logran con efectividad abordar la ficción en este drama de Netflix que se estrenará el tres de este mes en República Dominicana.
Pero menos meritorio es la actuación de la veteranísima Jodie Foster, en su rol de mentora personal y profesional de la célebre nadadora en la que está basada esta película. Foster, con credenciales similares en todos los aspectos a su compañera de labor en este biopic, también cuenta con una filmografía convincente y cuatro nominaciones al Oscar: como Mejor actriz de reparto logró la primera postulación gracias a su papel en el drama de Martin Scorsese, Taxi Driver (1976), doce años después consigue la primera de tres nominaciones como Mejor actriz, con The Accused, en el 1991 por su inolvidable papel de la agente del FBI en El silencio de los inocentes y finalmente, en Nell, de 1994.
Esta célebre dupla interpretativa no aporta mucho en sus respectivos roles en la primera película de ficción de sus realizadores. A lo largo de 120 minutos, los intentos fallidos de Diana por consumar su obsesión que la llevará de una vez por todas a los récords históricos, nos vamos acercando a ese momento emotivo que finalmente le permite a sus directores conseguir las escenas que robustecen este tipo de películas.
Aun en sus momentos más dramáticos, cuando la nadadora se ve al borde de la muerte, por los ataques implacables de especies marinas letales, Nyad no sostiene con solidez a lo largo de su metraje. Bening y Foster absorben al resto del elenco que forma parte del grupo de incondicionales de la nadadora para llevar a cabo esta aventura. Rhys Ifans, actor al que siempre recordamos por su divertida interpretación en la comedia romántica Notting Hill (1999), hace aquí de un capitán prescindible, en un contexto que lo muestra como pez fuera del agua.
La película, basada en el libro biográfico de Diana Nyad, engrosa la larguísima lista de historias deportivas, que resaltan la voluntad de personas comprometidas con la perfección, seres con una tenacidad inquebrantable que luchan por un lugar en los récords mundiales. Cierto que es una gran hazaña, el que se propuso esta mujer que, a los 60 años inició un recorrido durante cuatro años hasta ver realizado su sueño, el retrato de un capítulo admirable, indudablemente.
Sirve como documento para ilustrar y persuadir a una generación que desea alcanzar el éxito por el camino mas corto. Lograr fama y dinero sin hacer sacrificios, como casi siempre se falla en el intento. Así puede ser favorecida esta película: un biopic a través del cual inducir a la audiencia que a mayor riesgo (y sacrificio) más significativa es la recompensa.