
No deben afectar el protocolo de la Rendición de Cuentas
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Como parte de los momentos emblemáticos que representan a los instrumentos de la democracia dominicana, la reunión ante el Congreso Nacional, para ejecutar la Rendición de Cuentas, está dispuesta en la Constitución, artículo 114, del capítulo V, y como parte de los elementos icónicos de la institucionalidad, así como su realización debe ser respetado el protocolo institucional, establecido para ello. Pero en esta ocasión, hubo actuaciones que no deben constituirse en precedentes repetibles, porque ello, amenaza la solemnidad que debe transmitir el acto.
Por más calidez que se desee transmitir, y que se priorice a los diferentes públicos del Gobierno, como destinatarios de los mensajes que se pronuncia durante la Rendición de Cuentas, el comportamiento de los que acuden a la actividad debe ser de cumplimiento y respeto de las normas protocolares, esto conducirá a salvaguardar la sobriedad con la que se construyó cada momento, para en coordinación con los tres poderes del Estado dominicano, transparentar y contarle a los ciudadanos en qué y cómo invierten los recursos que administran desde las instituciones que dirigen.
El protocolo institucional, que es el que marca las directrices en materia de los lineamientos que deben cumplirse para celebrar la Rendición de Cuentas, que por demás se realiza el 27 de febrero, día de la Independencia de la República Dominicana, por sí solo dicta cuál es el orden, comportamiento, organización, momentos, emblemas, vestimenta y mensajes que deben desplegarse en el marco de este espacio. Están escritos, porque uno de los departamentos más especializados en la materia está en el Congreso Nacional.
Sin embargo, los políticos, que son los primeros que deben cumplir estas disposiciones, son los que más fácil las vulneran, un ejemplo fue cuando algunos diputados detenían por un tiempo prolongado al Presidente en la línea de ingreso a la Asamblea Nacional, como si no estuvieran esperándolo para el acto más solemne, luego de la toma de posesión.
Hay que cuidar el protocolo, que es cuidar los mensajes que se manda la nación a través de sus líderes civiles, políticos y militares, que son responsables del fortalecimiento de la sobriedad y respeto de los emblemas nacionales.