
Milly Quezada toca el cielo en un concierto memorable
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Cuarenta y cinco años después, aunque ella asegura que «es un poquito más», Milly Quezada se mantiene fiel a sus principios: honrar la calidad, dignificar la dominicanidad, alejarse de los escándalos y preservar el título que la acredita como la reina del merengue. Tiene razón en cuanto a sus años de carrera, porque en octubre de 1976 la canción Tú sabes, su primera grabación con Los Vecinos, la orquesta con la que alcanzó la fama desde Nueva York, ya era todo un éxito tanto allá como aquí.
Pero un poquito más o un poquito menos no tiene importancia, sobre todo cuando se pasa balance a una trayectoria impecable, la vida de esta mujer que pisó los escenarios por primera vez en los años 70, en aquella ciudad tan competitiva como la de Nueva York, y abrazó con determinación y consistencia un género reservado a los hombres. Sin Milly Quezada probablemente hoy no sería impensable el éxito de Belkys Concepción, Olga Tañón o Miriam Cruz.
A esa misma Milly pudimos ver la noche del sábado en el prestigioso escenario del Teatro Nacional Eduardo Brito, con todas las localidades ocupadas por un público que desde que la vio a su salida en un sillón apropiado para su majestad, le aplaudió, le tributó y le rindió palabras que edulcoraron la humildad que le caracteriza.
La artista se saltó el opening musical para agradecer el apoyo del público. Lágrimas y con la voz entrecortada, dieron un toque íntimo a este momento que le permitió romper el hielo y sacar de abajo para subir bien alto. Ahí cantó Lo tengo todo, En tus manos, Tome mi vida, Quizás y Tengo, primero de cinco segmentos del concierto «Viva la Reina Tour» que duró aproximadamente dos horas, y contó con la producción artística y general del cantautor José Antonio Rodríguez.

Conversadora, con muy buen ánimo y dispuesta «a darlo todo, por todos», la reina del merengue apeló al arte del buen anfitrión, para invitar a esta noche tan especial a otros colegas que matizaron cada uno de esos reencuentros. El primero de la lista fue Yohan Amparo y le siguió Adriana Green, ambos talentos salidos del reality «The Voice», en el cual la artista fue jurado en sus dos primeras temporadas.
Cuatro mosaicos, muy bien orquestados por el director de la banda, Antonio González, ganador en varias ocasiones del Premio Soberano como Arreglista del año, permitieron mezclas efectivas de éxitos de antaño que no podían olvidarse. La primera selección incluyó Tú sabes –el referido tema de 1976, calificado por Joseph Cáceres en su columna Arte Nacional del 12 de octubre de ese año, con «un formidable arreglo musical hecho por Los Vecinos, y la interpretación de Milly es «estupenda»–, Quiéreme así y Angelitos negros, que antecedieron al tema My number one, interpretado por la artista en inglés.
Se formó el rumbón y Vamos a habla inglés fue literalmente cuando se encendió la sala, con un público enardecido con ganas de bailar, gracias al salero que servía la invitada de turno, Miriam Cruz. Otras dos mezclas vinieron después, La que me robó tu amor e Infiel, y el concierto iba avanzando a punta de esos grandes éxitos que le han permitido a Milly forjar un repertorio portentoso.
Jandy Ventura y Manny Cruz –a quienes el público rindió un cálido aplauso– aceptaron con entusiasmo la invitación para acompañar a la reina, que a partir del tercer mosaico entonó el sonido inolvidable de canciones vibrantes, como Dime ya pa’ qué, Lo que más, Llegaste y Para darte mi vida, un número muy especial en el que la artista suele estar acompañado de su hijo Miguelito.

Todo transcurrió a pedir de boca para la reina. Un sonido en su punto, cada músico cumpliendo con lo suyo y un filón de invitados que complementaron a quien no necesita tal cosa, pero tampoco nunca está de más aderezar el plato fuerte con ingredientes esenciales. La pimienta, por ejemplo, convocó a la legendaria Maridalia Hernández y Mi cultura sirvió de pretexto para volver a disfrutar de la hermosísima voz de Laura Rivera.
Previo al último segmento, Milly hizo el último cambio de vestuario de la noche para cantar sus éxitos Solo contigo, Resistirá, Porqué me amaste y Vive, ese merengue grandioso que le compuso José Antonio Rodríguez. Preludio del final: la artista se despide, sobrecogida por las emociones que suponen protagonizar un concierto de aniversario, a casa llena, en el Teatro Nacional, con invitados de alto perfil.
El moisaco para cerrar con las emociones en alta, Juanita, La Guacherna y Amaneciendo. Merengues que conforman el trío de mayor activo en el repertorio de Milly Quezada, a quien 45 años después –48 para reajustar la cuenta a la realidad– el público sigue admirando, venerando y aplaudiendo porque sigue fiel a sus principios y a los principios que posibilitan que una carrera o una canción alcance categoría de clásico: calidad y permanencia en el tiempo. Por eso sigue siendo la reina.