Claudio Cohén: 50 años de música y poesía
Comparte Este Artículo
En 1973, a raíz de haber empatado en el tercer lugar con Hilda Saldaña en el Festival de la Voz de Amucaba, el destacado periodista Joseph Cáceres escribió: «La guitarra tradicional o parrandera adquiere nuevas dimensiones en las manos del joven cantante y compositor Claudio Cohén…».
Era el mes de noviembre y esa controvertida edición se le fue de las manos en desaciertos y atropellos a quienes levantaron sus voces para protestar como el propio Joseph, Yaqui Núñez del Risco y Violeta Yangüela. Sin embargo, de esos extraños concursos en que las decisiones son cuestionadas, siempre aparece un faro de luz.
Refiere Joseph que Cohén utilizaba la guitarra para «acompañarse en canciones de amplia trascendencia. El tipo de letra y música que actualmente tiene gran vigencia en Iberoamérica con la pléyade de cantantes de avanzada que han surgido en España».
Se refiere, por supuesto, a los cantautores que sonaban hasta en las velloneras como Joan Manuel Serrat o Víctor Manuel San José, y tuvo razón Joseph en ubicar a Claudio entre estos creadores, pues para estos, la buena letra, la buena música, el bienestar social y la justicia forman parte fundamental de su propuesta artística.
Por lo cual, Claudio que estaba destinado a tener una carrera de relevancia social y de calidad literaria, poco tiempo después se integró a Nueva Forma, uno de los grupos que se resistía a la dictadura «ilustrada» del doctor Balaguer y a otros depredadores políticos de la América herida, en el que también estaba sacrificando su popularidad Sonia Silvestre.
El ahora denominado «zorro del periodismo de espectáculos» vio todo lo que habría de hacer Claudio con su talento al crear: «canciones que hablan de los ríos, de la brisa fresca, de los pueblos y su gente, de la muchacha con sonrisa festiva, del niño harapiento… Todo enfocado desde una nueva perspectiva».
Claudio empezó a escribir para poner a pensar. A musicalizar la poesía de otros para que llegara más rápido al corazón de la gente. A ir de campo y pueblo con una guitarra a cuestas, disparando versos para despertar conciencia.
Lo que toca ahora es que sea el propio Claudio quien se cuente y nos diga si está satisfecho o si de algo se arrepiente, en esta reconfortante entrevista con País Político.
Claudio, celebras en este 2023 tus 50 años de carrera. Fue en el 1973 cuando empezaste y que participaste en el IV Festival de Amucaba, ¿cómo recuerdas esa experiencia?
Era un adolescente con una propuesta distinta a la romántica. Poema inconcluso fue la canción que obtuvo un tercer lugar, con arreglo de Jorge Taveras, apenas distanciada del primer lugar por un par de puntos. Luego, un jurado literato me manifestó que me había quitado un par de puntos por no haberle puesto letra donde hacía un ‘la, la, la’. Era el puente musical. Mi gran hallazgo al concluir el festival, fue haber conocido a mi maestro René Alfonso, quien me esperó en el pasillo de Bellas Artes para preguntarme: ‘Muchacho del diantre, y de dónde tú has salido?’.
¿Te fue útil de alguna manera para las decisiones que tomaste después?
En esta primera etapa mi proyección fue más hacia un círculo cautivo que definió mi estilo de componer. Privilegié el contenido filosófico, social y ecológico en mis versos y propuse estructuras armónicas y melódicas no usuales. Todo viene de mi niñez, en la cual escuchaba la música clásica que tocaba mi padre al piano, a mi madre cantar y a mi abuela declamar «La hilandera».
¿Quién te llevó a Nueva Forma?
A Nueva Forma, grupo icónico de «7 Días con el Pueblo», me integró ese gran promotor de talentos jóvenes, Víctor Víctor. A él le agradezco haber musicalizado conmigo, en un sillón de la casa de Milagros Ortiz, los versos de Pablo Neruda, «Versainograma a Santo Domingo». Otro gran mentor de mi carrera fue Joaquín Basanta, ser amoroso y evolucionado que nos impulsó a ser mejores seres humanos.
¿Cómo inicias tu carrera como solista?
Hice conciertos con Luis Días, Maridalia Hernández (que debuta como cantante con una canción mía en el 1976), junto a otros músicos como Milton Martínez, Alejandro José y Edmundo Morel y la animación de René Alfonso, en «Encuentro de seres humanos». Simultáneamente le puse música a fragmentos del poema de Pedro Mir, «Hay un país en el mundo», junto al grupo fotográfico Jueves 6”8.
¿Cuál fue tu primera producción musical, luego de la colectiva «Neruda, raíz y geografía»?
Pedro nació con la boca llena de palomas que nunca volaron (1977), tema que narra la lucha de policías y estudiantes de la UASD y que sirvió de inspiración, dicho por el propio pintor Cándido Bidó para poner las palomas en sus cuadros. En esa primera producción tocan Luis Días, Manuel Tejada, Guarionex Aquino, Carlos Fernández, Wellington Valenzuela, Luis Ruiz, Maridalia Hernández y Michael Camilo.
¿Qué tanto marcó tu carrera la política y la situación del arte de la época y sobre todo la trova y los cantautores?
Como adolescente, incauto incluso, corrí riesgos propios de una juventud con ideales de un mundo mejor. Eran los tiempos de la Banda de Macorís (la banda colorá) y el subordinado gobierno de Balaguer a los intereses estadounidenses. Pero ya mi ruta estaba trazada desde que empecé a componer, a los 17 años, dando más importancia a la materia prima o zapata: el ser humano, por encima de las ideologías y sistemas políticos (capitalismo y comunismo). Nada se sostiene sobre una base débil.
¿Fue difícil volver a ser solista después de Nueva Forma?
Amé la experiencia coral en Nueva Forma, pero siempre me sentí solista, por el estilo poco ortodoxo de mis canciones y mi necesidad interior de comunicar.
¿Pudieras dividir tu carrera en etapas de 10 años?
Los 70: canciones filosóficas, ecológicas, sociales con algunos toques románticos de pareja. (Escuchar Pedro nació con la boca llena de palomas que nunca volaron en Spotify y plataformas musicales). (Se podría poner un código QR? La amplitud temática en las canciones de ese LP, son una foto integral de la década post hippie de los setentas. Cada canción toca un tema distinto: la prostitución, el respeto de género, la ecología, el desapego en el amor, el rechazo a la aristocracia insensible y como sombrilla, mi incipiente pero definida filosofía de vida.
Los 80. Una reafirmación de mi estilo de componer, no motivado por el éxito comercial sino por la trascendencia de la obra de arte. Recorrí el país llevando a los clubes deportivos y culturales la poesía musicalizada de grandes poetas y mis composiciones.
Los 90. Marcaron mi época de mayor popularidad con el éxito Aquí estuvo la lluvia y preguntó por ti, canción que compuse a partir del título de un poema de Raynerio López, tamborileño, e inspirado en las vivencias de mi primera pareja. Igualmente produje «Huele a madrugada», en el 1994.
A partir de los 90, me formé como publicista, creando anuncios como el «Chiqui-Chiqui de Colgate», y empecé a formar familia. Esto provocó una ausencia de más de una década del escenario, pero no del quehacer artístico, ya que produje «Claudio Cohén capta a Juan Pablo Duarte» y el CD de canciones ecológicas para la niñez A Reforestar. Desde 2005, produzco mi programa de radio «Peña y trova con Claudio» en CDN radio.
A partir del 2015 retomé mi carrera y puse a circular las producciones Claudio Unplugged SC1 y Viene el sol (escucharlas en las plataformas musicales de las redes sociales).
En 2023: Celebro mi 50 aniversario en el arte, poniendo a circular mi más reciente tema: Dime cosas bonitas, publicando mis dos primeros libros Cada historia tiene su relato y Cada historia tiene su poema y participando en el Festival Punta del Este, Uruguay, con la canción ganadora en la celebración de la versión nacional de dicho festival «Sin temor a ser yo».
Cada jueves presento «Copa y copla con Claudio», punto se encuentro de jóvenes cantautores, en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana. Noviembre será el mes del concierto especial de mi 50 aniversario.
¿Qué es lo que más te gusta de tu discografía?
La variedad musical y temática. En cada producción me reinvento, sin perder la esencia o el hilo conductor de mi estilo. Pero lo más poderoso es saber que una sola canción puede provocar cambios en los demás. Por ejemplo, con Aquí estuvo la lluvia y preguntó por ti, muchas parejas decidieron casarse tomando mi canción como motivo (algunas después se divorciaron, pero mi canción no habla de eso…).
¿Crees que la poesía tuvo una influencia positiva o no en tu carrera?
El amor a la poesía es una consecuencia de lo que la vida ha puesto en nosotros. Un espíritu sensible y un ser cuestionador, nos inclinan a querer decir las cosas con palabras y formas propias, nos convierten en creadores dispuestos a llenar una necesidad. Y del querer expresarnos más allá de lo que las palabras convencionales nos permiten, surge nuestro amor por la poesía, que es una casa de ventanas abiertas.
¿Sientes que te perdiste de algo por no ser un artista comercial?
Sí, limité mi alcance popular. Fue la crónica de una muerte anunciada porque a mis 18 años lo expresé en mi canción Poema Inconcluso: «soy hijo de multitudes nunca formadas por masas, viento sujeto en el viento, isla perdida sin mar». Querer cantar versos con arte, con temática distinta, con contenido de amor solidario y orientado a la filosofía, y de ñapa hacerlo con poesía, han tenido su precio.
En relación a lo hecho, ¿De qué te arrepientes?
El balance es lo que cuenta. Me siento pleno de haber sido yo y haber respetado mis sentimientos y mi visión de la vida y la sociedad. He dado lo mejor de mí y de eso no me arrepiento. Actualmente cuento con las herramientas y el ánimo vital de continuar tocando los corazones de la gente humilde y sencilla, la que tiene sus puertas abiertas para que entres y les enseñes lo que has aprendido.
Pero tienes muchas luces, si miras para atrás, ¿De qué te sientes más orgulloso?
Soy un árbol que ahora da más y mejores frutos. Como cantautor estoy en el mejor momento de llenar un vacío y servir como ejemplo y contrapeso ante los mensajes distorsionados. Soy como el barro húmedo que se moldea a cada momento y eso es un motivo de satisfacción y agradecimiento a Dios.
¿Qué más quieres hacer?
Seguir cantándole a mi pueblo, el mejor y más sensible del mundo, siendo quien soy, proponiéndole un arte más digerible pero sin la intención comercial de venderles algo. Deseo ser un punto de referencia para aportarles una visión trascendente y solidaria de la vida. Para esta finalidad también llevo a cabo mi labor comunitaria.
¿Cuál es tu mayor legado a la cultura dominicana?
Mis canciones. Pero quisiera que fuera más mi forma de haber vivido siendo artista, la que motive a otros a encontrarse a sí mismos, con la belleza que Dios puso en ellos y luego construir un mundo más sostenible y solidario.
¿Cómo quieres ser recordado?
Como una persona buena que motivó a los demás a ver la luz que Dios puso en sus vidas.