
Mientras escribo
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El punto final de un nuevo libro genera sentimientos indistintos. Por un lado, sentimos el gran alivio tras la culminación de un proceso intelectual inevitablemente agotador, en el que drenamos ansiedades y expectativas que confluyen en un mar infinito. A su vez, caemos en el abismo de la incertidumbre, sobre cuál será el destino final de un borrador que puede ser borrado por el juicio caprichoso de un editor ya con bastantes desafíos en el mercado dominicano.
Escribir es un oficio que apasiona y decepciona. Como el que juega la lotería tan solo porque sí y se gana el premio mayor inesperadamente, en el 2019 la Editorial Funglode mi primer libro: La gran Aventura de la bachata urbana, una suerte de biografía musical del fenómeno que creó la bachata urbana en Nueva York. ¿Suerte de principiante? Nunca pensé en ello. Ahora no dejo de pensarlo. Una obra que en lo personal me conectó con un círculo entonces desconocido, con un mundo al que solo conocía a través de la experiencia de otros autores, que inmortalizaron sus desafiantes inicios en la literatura y que sirven de inspiración y de ejemplo para quienes, como yo, soñamos despiertos a la espera de que algún día vuelva ese otro primer día.
Uno de esos libros fascinantes es On writing (Mientras escribo), un relato inspirador publicado por el exitoso autor Stephen King en el 2000. En su introducción, el novelista de reconocimiento (en igual proporción de rechazo) internacional –que vende millones de ejemplares de cada una de sus publicaciones– se pregunta ¿por qué tantas ganas de escribir sobre el acto de escribir? Y cito en parte su respuesta: «Estas páginas pretenden explicar con brevedad y sencillez mi ingreso en el oficio, lo que he aprendido acerca de él y sus características. Trata del oficio con que me gano la vida. Trata del lenguaje?
Stephen King tiene la credibilidad suficiente para «enseñarnos» sobre cada uno de los procesos por lo que pasa una obra de principio a fin. La idea en que se basa Mientras escribo inspiró algo que es casi un subgénero literario: libros que tratan sobre el testimonio de autores de éxito.
Publicar con una editorial ya es un éxito, aún cuando los ejemplares se pierdan en los estantes de las poquísimas librerías que aún resisten en el país. Mientras escribo estas líneas, no desmayo como muchos otros autores fuera del canon de la literatura dominicana tradicional en el afán de concretizar, con todas las de la ley, la entrada a imprenta de un borrador que se resiste a seguir inédito.
Con esa aspiración a cuesta, muchos jóvenes –y otros no tanto– persisten en no morir en el intento. Tocan puertas de los círculos (casi) impenetrables de las academias –Ciencias, Historia…–, de instituciones –Archivo General de la Nación, el BanReservas–, organizaciones sin fines de lucro con programas editoriales irregulares, centros culturales o el Ministerio de Cultura con la esperanza de lograr un patrocinio que les permita publicar de una vez por todas.
Es una tarea titánica, si es que se sobrevive al proceso mismo de la escritura. Ese oficio que, en palabras de Stephen King «se empieza así: poniendo el escritorio en una esquina y, a la hora de sentarse a escribir, recordando el motivo de que no esté en medio de la habitación. La vida no está al servicio del arte sino al revés».
Trata uno de poner ese arte al servicio de la vida pero quienes tienen posibilidades de aportar al desarrollo de la cultura matan el sueño de quienes confrontan obstáculos muy difíciles de superar. Quien escribe, sigo haciendo referencia a King, pasa por estados nerviosos, entusiastas, de esperanza y hasta desesperación. Creo que son los mismos estados por los que se transitan, emocionalmente, cuando se busca desesperadamente el apoyo de un mecenas que apueste a nuevas historias, a historias contemporáneas que repasan la Historia desde otras ópticas. «No hay que abordar la página en blanco a la ligera», dice King, ¿habrá algo ligero en el negocio editorial?